Por Agustín Bontempo. Federico Wahlberg es economista, profesor y delegado de la Asociación Gremial Docente en la Facultad de Ciencias Económicas. Analiza en entrevista a Marcha la coyuntura económica de la Argentina de cara a las elecciones presidenciales.
En un año que arrancó cargado, en especial por la muerte del fiscal Alberto Nisman y toda la vorágine de hechos que de allí se desprendieron, el delegado de la Asociación Gremial Docente (AGD), Federico Wahlberg, en diálogo con Marcha, analiza el contexto de la economía de nuestro país, los principales problemas que afectan a las y los trabajadores y las posibles salidas.
-¿Qué perspectiva en la economía ves para este 2015?
-Es un año complicado por la restricción externa, por el tema de las reservas en dólares. Si bien el gobierno tiene algo de aire por el acuerdo con China, debe afrontar varias deudas durante todo este año. No veo un escenario de crisis, pero sí de estancamiento y eso tiene consecuencias en el empleo y el salario.
-La inflación es un problema que afecta principalmente a las y los trabajadores, ¿cómo considerás que actúa el gobierno nacional ante esta situación?
-En la medida en que no haya una devaluación importante, la inflación será menor al año pasado. A principios de 2014 hubo una devaluación importante de la moneda y, consecuentemente, hubo mayor inflación. Si no hay erogación de reservas, de divisas que se van al exterior, no sería necesario devaluar y la inflación podría mantenerse controlada.
El problema que afronta el gobierno es que ante la inflación, si no hay un acompañamiento de la devaluación del peso, se pierde competitividad con el extranjero. Por eso es posible que las paritarias no sean muy altas ya que esto les genera mayores gastos a las empresas, que terminan volcando al conjunto de la economía. Y no olvidemos que, si bien el año pasado los acuerdos superaron la línea de años anteriores, se mantuvo por debajo de los índices de inflación.
-¿De qué manera podría afrontarse esta problemática?
-Siempre se habla de coyuntura, sin embargo el problema es estructural y de fondo y es que no hay un desarrollo industrial importante. A mi entender, el rol principal debe jugarlo el Estado planificando la producción para el desarrollo. Pero entrar en ese debate sería avanzar en qué tipo de gobierno y de sociedad queremos. Aunque, sin lugar a dudas, no se resuelve con una sola medida clara y concreta.
En estos años no se dio un proceso de transformación productiva. Por ejemplo, en relación con la producción de hidrocarburos. Ahora estamos importando petróleo, en lo que es el caso emblemático de Repsol-YPF, que redujo considerablemente las reservas del país. Esto ocurrió porque no existió una real política de autoabastecimiento.
La economía argentina está en un cuello de botella, pero para entender esto hay que mirar los últimos años, no es algo que surgió en 2014.
-¿Y qué pasa con la relación con China?
-Más allá de los pormenores de los acuerdos firmados, en general hay que estar atentos a que no sea una nueva dependencia, como lo fue con Estados Unidos, Inglaterra o Europa en general y que nos lleve a una reprimarización de la economía.
-¿Qué opinás sobre las salidas “simples” que esbozan los partidos políticos opositores de mayor difusión mediática ante estas problemáticas?
-Está claro que la salida que pueden ofrecer no favorece a la clase trabajadora. Aplicarían políticas de ajustes o, en el mejor de los casos, con algunas líneas de continuidad. De todas formas, ninguno de ellos muestra sus cartas durante la campaña y mucho menos presentan sus programas económicos. A lo sumo, se limitan a criticar al gobierno actual.