Por Gabriel Casas. Simeone es el técnico argentino de moda en Europa. Su Atlético está haciendo hocicar seguido al Real Madrid y los hinchas lo adoran. Sin embargo, el estilo de juego que impone el Cholo está lejos de la belleza futbolera y se basa en la practicidad.
Hay una leyenda sobre el banco de suplentes del estadio colchonero que dice: “juega cada partido como si fuera el último”. Esa es la premisa que Diego Simeone les inculca permanentemente a sus dirigidos. Entonces, todos corren, todos meten y suelen transformarse en un equipo insoportable para sus rivales. Hasta los que tienen mayor jerarquía en sus individualidades como el Barcelona o el propio Real Madrid, al que acaba de vapulear con un contundente 4 a 0 el sábado pasado.
El gran fuerte del Atlético Madrid es el laboratorio de Simeone con las pelotas paradas. Cada córner o tiro libre en forma de centro se palpita en las gradas como una previa de gol. Con el uruguayo Godín como estandarte en el cabezazo. Así se llevó la liga en Barcelona y estuvo a segundos de consagrarse en la Champions League ante su eterno rival.
En este equipo, el distinto es el turco Arda Turan. Tiene visión de juego, sabe mucho con la pelota, pero también Simeone logró que se esmere en la marca. Por eso (y por su carácter) es común verlo en cada entrevero que se produce cuando el Aleti abusa de la pierna fuerte. Cuando el entrenador considere que el argentino Ángel Correa esté listo para el horno de la liga española, recién ahí el turco tendrá un socio para sumar brillo.
Por sus éxitos, Simeone ya estuvo ternado para mejor entrenador de la FIFA junto al alemán Joachim Low, campeón del mundo, y al italiano Carlo Ancelotti, ganador de la Champions. Entonces, surge inevitablemente una candidatura a futuro para la Selección Argentina. Y él, aunque asegura que todavía no es su tiempo, también lo ve como algo natural para su ascendente carrera.
Es que el Cholo también cuenta con prensa a su favor. Por estos pagos se le recuerdan sus títulos con Estudiantes y River, como también se suele esconder un último puesto con el Millonario y su paso errático por San Lorenzo. O sea, siempre le resaltan las buenas. Pero como bien dice Marcelo Bielsa, cada técnico tendrá en su forja más fracasos que éxitos.
Entonces, parece que solo será cuestión de tiempo ver al eléctrico e histérico Simeone (ya que no para un segundo de dar indicaciones a los gritos durante los partidos) de regreso por la AFA. Así como era como jugador –recuerden su famosa frase del cuchillo entre los dientes–, lo es como entrenador. Un obsesivo del fútbol hasta en los mínimos detalles. Otro cultor del ganar como sea. De belleza, mejor no hablarle.