Por Camilo Moreira Biurra y Gloria Cosentino. Hoy se cumplen 13 años del asesinato de Javier Barrionuevo en manos de Jorge “Batata” Bogado, crimen digitado por el actual ministro de Seguridad bonaerense Alejandro Granados. Su historia y el no delito de matar a un piquetero.
Tal vez el caso de Javier Barrionuevo haya sido una de las copias más fieles de la impunidad con la que conviven, se retroalimentan, resucitan y se reciclan quienes ejercen el poder político, judicial y policial a costa de quienes menos tienen: apenas dos días le bastaron al fiscal Pablo Raúl Pando, y sin que aún se haya producido toda la prueba propuesta, para determinar que era inminente la absolución: más hubiesen sido insostenibles. Pasado un año del asesinato de Javier, en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº5 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora (integrado por los Dres. Pablo Little, Guillermo Piume y Pedro Pianta), se inició el juicio que el fiscal Pablo Pando decidió dar por terminado. Considerando que no disponía de pruebas suficientes, declaró vacante la acusación. “Batata” Bogado quedó absuelto. El presidente del Tribunal en ocasión de dictar sentencia dijo sobre la decisión del Fiscal que “se encontraban reunidos suficientes elementos probatorios como para tener por acreditada la existencia del hecho que motivara el proceso y la responsabilidad del encartado en el mismo, discrepando con el representante de la acción pública”.
Durante los primeros días de febrero de 2002, el MTD (Movimiento de Trabajadores Desocupados) de Esteban Echeverría, parte constitutiva de la Coordinadora Aníbal Verón, participaba del plan de lucha a nivel nacional en la búsqueda de respuestas que paliaran el hambre y la falta de trabajo que padecían los barrios más castigados del país. El 5 de febrero se realizaba un corte en la ruta 205 a la altura del arroyo Ortega en la localidad de El Jagüel, al sur del conurbano bonaerense. A pesar de las amenazas de la policía que vaticinaban “uno de ustedes va a quedar en el asfalto”, a cien metros desviaba el tránsito hacia un camino alternativo y la organización, sostenía la medida de fuerza por tiempo indeterminado.
Anochecía en El Jagüel cuando un joven que pasaba por el lugar rumbo a su casa luego de una larga jornada de changas se acercó a las y los manifestantes. El changarín dialogaba con otros sobre los motivos del corte, y luego de sentarse sobre la ruta en la ronda de mate que pretendía ignorar la lluvia incipiente arrojó: “Me dicen Javi”.
Alrededor de las 3 de la madrugada Jorge “Batata” Bogado, reconocido parrillero del barrio tomó la sencilla decisión de atravesar el piquete. Entró monumental y con prepotencia, como no lo hace cualquier parrillero sino, los que aparte son punteros con bancadas como él y con la habilitación policial para hacerlo. Bogado pasó con su Falcon blanco con patente ilegal y una pistola calibre 9 milímetros, arma reglamentaria de la policía bonaerense. Asomándola por la ventanilla izquierda efectuó dos disparos, uno que rozó la cabeza de otro de los manifestantes y el siguiente que dio exactamente en la garganta de Javier. La policía se encargó de lo siguiente: ayudar a salir del corte a Bogado.
Una batata podrida
Hasta acá la historia es tan evidente, obvia y contundente como absurda, tenebrosa y paradójica su resolución. La mañana de ese mismo día treinta miembros de la organización se hicieron presentes en la fiscalía pero no les tomaron declaración, al MTD de Esteban Echeverría no se le permitió presentarse como querellante. La movilización popular comenzaba a reclamar a viva voz “Justicia para Javier”, “Bogado asesino”. El entonces intendente de Esteban Echeverría Alberto Groppi no ofreció respuesta alguna que no beneficie a “Batata” Bogado ni a su par Alejandro Granados, intendente del vecino municipio de Ezeiza.
La madre de Javier Barrionuevo fue mudada de su domicilio y la causa quedó sin querella. Mientras, las movilizaciones masivas y la repercusión mediática hicieron que Bogado sea detenido y llevado a la comisaría 1ra de Monte Grande. Sin razón ni solicitud alguna, inmediatamente el juez de turno le otorgaba los beneficios de prisión domiciliaria y permiso para trabajar. Una cámara oculta del conocido programa de TV Punto Doc corroboró e hizo pública la denuncia del MTD; quien disparó contra Javier causándole la muerte ni siquiera cumplía con ese régimen y se encontraba impunemente libre.
El 14 de mayo del 2003 comenzó el esperado juicio resuelto con absoluta celeridad por responsabilidad del fiscal Pando quien decidió que las pruebas no eran suficientes pese a que en la causa consta una declaración que el propio Jorge Bogado realizara en la fiscalía admitiendo haber disparado contra Javier y hasta colaboró abiertamente en sus intervenciones con el acusado. A esas alturas de los hechos no resultó extraño que el imputado bajo la figura de homicidio no contratara abogado defensor alguno. Fue el estado quién le proporcionó uno de oficio.
Quién es quién en el asesinato de Javier
El asesinato de Javier puso en el tapete el nivel de contradicciones del entramado propio del sistema judicial y su estrecha vinculación con el aparato del justicialismo más acérrimo, así como colaboró recrudeciendo un método que, entre tantas otras cosas, dejó una huella inmensamente insondable en la militancia que se organizaba en la búsqueda de una transformación social verdaderamente profunda. Tal andamiaje tiene nombres y apellidos en la historia que termina con la vida de Javier y supone un inicio para ejercer el pedido de justicia popular.
Jorge “Batata” Bogado lejos de ser un irritable vecino es un conocido puntero Justicialista en Ezeiza y Esteban Echeverría, donde vive desde tiempo antes de haber asesinado a Javier. Dueño de “BZ”, un tenedor libre ubicado a pocas cuadras de donde efectúa el homicidio, rascando un poquito en la carta de Bogado vemos una y otra vez los más agasajadores banquetes para sus amigotes policías y punteros del conurbano sur. El nivel de impunidad con que disparó a Javier, su innocuidad a la hora de solicitar un abogado no habla más que de la sencillez y la soltura con la que se desenvolvió en menudo contexto.
Su lazo más conocido es el establecido con Alejandro Granados, el flamante ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires: ayer duhaldista, anteayer menemista y hoy devenido vehemente oficialista. Granados es el mismísimo fundador en Ezeiza (municipio en el que fue Intendente entre 1995 y 2013, año en que asumió al frente del Ministerio) de los “escuadrones de la muerte” contra los “delincuentes”, integrados por policías y comerciantes (de la talla de Bogado, por supuesto) que realizan secuestros y ejecuciones extrajudiciales donde las víctimas son principalmente jóvenes menores. Su reciente designación al frente de la seguridad bonaerense pone en evidencia el giro a la derecha del oficialismo, absorbiendo a uno de los ministros más denunciado por los organismos de Derechos Humanos y un ferviente defensor de la salvaguardia “a matar o morir”. Por lo pronto, su tinte progresista, hizo que se encargue de reivindicar a la bonaerense reclamando se rechace su mote de “maldita” que bien colaboró a alimentar.
Alberto Groppi fue intendente de Esteban Echeverría entre noviembre de 1979 y diciembre de 1983 y electo en 1995 y hasta el año 2004. Durante la última dictadura militar en ese distrito funcionaron al menos cinco Centros Clandestinos de Detención (uno de ellos en la comisaría 1era que se comunicaba a través de una puerta con el despacho del Intendente en el viejo edificio municipal y donde estuvo detenido en el 2002 Jorge Bogado) y en el período de su mandato. Según está denunciado en la CONADEP hubo al menos cuatro casos de detenidos desaparecidos. A propósito del asesinato de Javier hizo hincapié en que se trataba de “un caso de sangre para las páginas policiales”, escapando de hacerse cargo como máxima autoridad política del distrito. En la reunión posterior al asesinato, un militante del MTD se refirió a Groppi como quien “tiene el triste privilegio de tener el primer piquetero asesinado sobre una ruta en la provincia de Buenos Aires”. La respuesta del ex intendente ya no sorprende “yo no sé si es tan triste”.
Sin querella en la causa de Javier, Pablo Raúl Pando, fiscal en la causa (sobrino del almirante retirado Lacoste, cuñado de Jorge Rafael Videla) se dedicó, con un claro interés de criminalizar la protesta social, a hacer preguntas que le correspondían a la defensa, desviando la culpabilidad de Bogado. Primero hacia la existencia de un supuesto dirigente del MTD de E. Echeverría a quien pudiera responsabilizar por la muerte de Barrionuevo, existencia que fue negada por los miembros del movimiento al momento de dar sus declaraciones, en segundo lugar mirando hacia otro lado ante la desmemoria de los policías que esa triste noche de febrero retiraron los conos de seguridad para que pudiera entrar al piquete el Falcon conducido por Bogado y luego pidiendo la detención por falso testimonio de los testigos de la fiscalía (sus propios testigos), quienes resultaban ser vecinos y vecinas nucleados en el Movimiento de Desocupados.
Fernando Gray, también ex funcionario duhaldista como Secretario de Comunicaciones de Desarrollo Social, fue electo Intendente de Echeverría en el año 2007. A los sucesivos pedidos de justicia de las organizaciones populares, Gray no dio respuesta. Hoy en el distrito pareciese que Gray está convencido de la necesidad de recortar los Programas Sociales a fin de destinar fondos al montaje de la floreciente policía local sciolista. Ante el pedido de las organizaciones de que acompañe el pedido de juicio político al fiscal Pablo Pando no dio respuesta alguna.
“Por Javi”
Las organizaciones populares que le dieron su último y caluroso abrazo, alzan y sostienen la memoria de Javier Barrionuevo como cada 6 de febrero en las múltiples actividades culturales, movilizaciones y actos conmemorativos. Pero también, y sobre todo, se siguen organizando en cooperativas de trabajo, espacios comunitarios, sociales y culturales, bachilleratos o escuelas de oficios.
Con la transparencia intacta, levantando la bandera de ese otro mundo posible con el que una buena madrugada se animó a soñar Javier, hoy, a 13 años de su asesinato se realizará una “caravana contra la impunidad” desde las 9 que irá desde la estación El Jagüel hasta el lugar donde Jorge “Batata” Bogado lo asesinó de un tiro en la garganta.