Por Cooperativa de Comunicación La Brújula
Una vez que los grupos de mujeres y feministas logramos visiblizar que las situaciones de maltrato, que muchas veces se sucedían en los ámbitos privados del “hogar”, eran producto de las desiguales distribuciones de poder y las asimetrías sociales, políticas y culturales entre varones y mujeres, infinidad de mecanismos institucionales -y de los no también- se pusieron en marcha para desterrar una de las máximas expresiones de la violencia de género: los femicidios.
Sancionadas leyes que tipifican violencias y delitos específicos y que condenan con penas privativas de la libertad a los asesinos de mujeres y personas con identidad femenina, las y los operadores del poder judicial comenzaron con capacitaciones para ejercer un sentido de justicia con enfoque de género. Aunque en algunos casos, no parecen estar a la altura de los cambios y/o revoluciones sociales.
Las y los operadores de justicia del Tribunal N° 4 de Rosario, conformado por Julio Kesuani, María Isabel Más Varela y Edgardo Fertita, consideraron en este caso que la “tentativa de homicidio doblemente agravado, por el uso de arma de fuego y ensañamiento” de Mario Toledo contra Rosalía Benítez, su ex mujer a quien le disparó entre seis y ocho veces por lo que estuvo en coma quince días en 2012, no merecía los 18 años que la fiscalía había pedido.
La sentencia se dictó el pasado martes 23 de diciembre y los jueces consideraron que la condena a Toledo debiera ser de 10 años, cifra muchísimo menor a lo que las organizaciones de mujeres que acompañan a Rosalía reclamaban.
Este sábado, 27 de diciembre, a las 9 habrá una concentración en la Plaza a la Madre de Villa Gobernador Gálvez, Santa Fe.
Fotos: Fernando Der Meguerditchian – Julieta Pisano
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