Por Ricardo Frascara. De acuerdo con la teoría de que el tiempo no transcurre como una línea recta, sino que es un infinito de círculos concéntricos, esta crónica salta de un círculo a otro en un vaivén provocado por el 0-1 del miércoles en River.
No fue una sorpresa, se cumplió una ley natural del fútbol. Así como mi abuela decía “nunca llovió que no parara”, en nuestro inconstante deporte de la pelotita, nunca nadie gana para siempre. El gol del uruguayo Diego Vera (29) quebró la racha de 31 partidos sin perder de los de la banda roja. Lo que a mí, personalmente, me cae bien de este galardón de rompeinvicto para Estudiantes de La Plata, es que me moviliza fibras muy íntimas. Esa camiseta la amaba mi viejo. Pero como él siempre aclaraba, “soy hincha de Los Profesores”, refiriéndose a aquel célebre equipo de los años ’30. Puedo decir que antes de aprender las delanteras de San Lorenzo, yo ya sabía de memoria la de Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita (foto de 1957: los veteranos “profesores” recibidos en El Gráfico por mi padre), que descollaba en el fútbol argentino cuando en 1931 se cruzó la línea del profesionalismo. Decían que aquel ataque era una orquesta.
Félix, mi viejo, creció periodísticamente junto con ese grupo de cultores del fútbol clásico. Se conectaron a través de la pelota. Alejandro Scopelli se hizo amigo de casa, y traía para leer las cartas que le enviaba el Indio Guaita desde Italia, donde se afincó; Nolo Ferreira trabajó con Félix en un programa radial. Más adelante yo llegué a hacerle un reportaje a Roberto Sbarra, que era el “half” alimentador de aquella delantera, y los acompaña en la foto de arriba. Un solo dato de aquella línea: en el primer campeonato oficial profesional (1931) Estudiantes quedó tercero en la tabla, pero marcó un hito en la historia, puesto que fue goleador del torneo su centro delantero, Alberto Zozaya, con 33 goles, y el escolta, con 31 goles, fue su insider derecho Alejandro Scopelli.
Treinta años después, era yo el que estaba ligado al campeón descollante dirigido por Osvaldo Zubeldía. ¡Qué tiempos los de los ’60! Una mañana de 1966 nos encontramos con Osvaldo muy temprano en el centro y viajamos a La Plata ¡en tren! Así tuvimos un rato largo para charlar tranquilos. Conocí su pensamiento y sus afanes y me contó lúcidamente las características de sus jugadores, entre los que él destacaba con nitidez a Carlos Bilardo y Raúl Madero, por su personalidad y su incidencia sobre el resto del equipo. Así como el Estudiantes de los años ’30 era producto del amor por la pelota y del profundo entendimiento entre sus jugadores, el de los ’60 de Zubeldía prácticamente debía todo al trabajo. Ese día Osvaldo me lo explicó así: “No entiendo cómo en la Argentina todavía hay problemas con los jugadores por detalles tan pequeños como el horario de los entrenamientos.” Y entonces, para darle énfasis a su teoría de trabajo y trabajo, avanzó su torso hacia mí (íbamos sentados frente a frente) y subrayó: “¡Si los jugadores trabajan en una semana lo que un operario trabaja en un día! Hay que tener en cuenta lo fácil que se gana la plata en el fútbol. Por eso les insisto: o se entrenan cuando yo diga… o se van a buscar laburo en serio.” Nos reímos a dúo, el tren se acercaba a La Plata -donde Zubeldía dirigió a Estudiantes entre 1965 y 1971- y antes de bajar, ya asomándonos a la puerta, me agarró del brazo y me dijo, casi al oído, aunque en voz alta para tapar los bufidos de la locomotora: “¡Ojalá que siga el fútbol por muchos años!” (*)
Y siguió, pasaron otros 50 años. Anoche, en los últimos cinco minutos del partido en cancha de Ríver (**), cuando el equipo de Pellegrino, pese a ser constantemente atacado, produjo otras dos claras oportunidades de gol no concretadas, pasaron fogonazos por mi mente de aquellos días gloriosos de las conquistas. Mientras veía mezcladas las imágenes de los teams de los ’30, de los ’40, con Infante, Negri, Pellegrina; de los ’60, con Madero y compañía alzando trofeos argentinos, sudamericanos y mundiales, Carrillo y Vera volaban empujados por los vientos de la historia pincha. Yo sabía que este Estudiantes de hoy me iba a dar el pie para recordar todo esto.
(*) Dos años después, en octubre de 1968, Estudiantes, con Zubeldía como DT, ganaba la Copa Intercontinental en Inglaterra, frente a Manchester United, por 2 a 1 (score total de dos partidos) con goles de Marcos Conigliaro y la Bruja Juan Ramón Verón.
(**) River y Estudiantes llevan 163 partidos jugados entre ellos en el campeonato de primera división de la AFA, con 91 triunfos y 305 goles para River, 36 triunfos y 176 goles para Estudiantes, y 36 empates. *