Por Lucrecia Fernández. Facundo Rivera Alegre desapareció a manos de la policía de Córdoba el 19 de febrero de 2012. Desde entonces, la incertidumbre y la impunidad no lograron detener la búsqueda de justicia de su familia y amigos. A dos años, aún se aguarda la fecha del juicio.
La desaparición forzada en democracia de Facundo Rivera Alegre, en un episodio donde están implicados en una siniestra red de impunidad la policía cordobesa y el narcotráfico, parece no tener fin para su familia que desde el 2012 pide justicia. El caso que fue elevado a juicio con tres imputados, esta aun a la espera de una fecha. Desde entonces, organizaciones políticas y sociales que acompañan a la familia vienen denunciando una serie de irregularidades que se han cometido a nivel judicial durante los últimos dos años.
La historia de este joven apodado “el rubio del Pasaje” ha girado por el país, desde que su mamá, Viviana Alegre, se propuso no descansar hasta saber qué pasó con su hijo. La historia de Facundo es la historia de muchos jóvenes en nuestro país víctimas de los abusos de las fuerzas policiales. Facundo, como Luciano Arruga, fue hostigado, golpeado y detenido por la policía casi cotidianamente sólo por un hecho: la “portación de rostro”. Siempre regresó a su casa, hasta que la noche del 19 de febrero fue a un baile de cuarteto del cantante Damián Córdoba y no se supo más nada de él. Facundo dejó a una familia con una hija en ese entonces de tan sólo 9 meses.
Marcha dialogó con Viviana Alegre, madre del joven desaparecido, a pocas semanas de conocerse que la causa se elevó nuevamente a juicio. El fiscal de Instrucción, Gustavo Dalma, fue quien tomó la decisión revirtiendo así la anulación que había definido por cuestiones procesales, el Juzgado de Control N° 2 de Córdoba, en relación al pedido de juicio solicitado por la Cámara del Crimen.
Desde el primer momento la familia denunció a la custodia del cantante Damián Córdoba de desaparecer a Facundo, “a la banda la siguen mucho los pibes acá y todos saben que usan a los pibes que los siguen, de delivery de droga“, explicó Viviana. Según se puedo determinar en las investigaciones que realizó la querella, al joven Rivera Alegre le pidieron que haga de delivery la noche de su desaparición, pero regresó sin nada y fue golpeado por la policía –según indicaron algunos testigos- en la esquina de Avellaneda y Colón, en pleno centro de Córdoba. Según dichas declaraciones, luego fue subido a un móvil. En esa esquina hay al menos dos cámaras de seguridad, las cuales fueron solicitadas por la querella, pero se encontraron con que “ese” día habían dejado de funcionar.
Es de destacar que “el padre de Damián Córdoba es un ex comisario de inteligencia de Catamarca, con muchos contactos políticos y la banda de cuarteto es la banda oficialista, que el delasotismo usa para todos sus actos políticos” remarcó. Es en este detalle de los entramados políticos, donde Viviana pone sobre la mesa la complejidad detrás de la investigación de la desaparición de su hijo.
Sin embargo, la situación de las cámaras y de los entramados políticos alrededor del caso, muestran sólo la punta del iceberg. El primer inconveniente que tuvo el caso de la desaparición de Facundo Alegre, fue el secreto de sumario: “el Código Procesal Penal cordobés permite el secreto de sumario los primeros seis meses de una investigación. En el caso de la causa de desaparición de Facundo, nos tomó dieciocho meses acceder por completo a los casi 20 tomos que tiene el expediente”, aseguró Viviana. Pero nunca se incorporó ninguno de los datos y testigos aportados por la familia. En cambio, se invalidaron esas líneas de investigación o sorpresivamente, los testigos cambiaron sus declaraciones. Incluso en medio del conflicto del narco escándalo, la familia pidió que se aparte a la policía de la investigación, dato que el fiscal Moyano, desoyó.
“Devolución” de favores
El 27 de octubre de 2013 hubo elecciones en la Argentina. Para ese entonces, tan sólo a un mes antes de las giras de campaña, llegó información sobre el caso. Sin embargo, se supo “por varios allegados a De La Sota, que sólo después de las elecciones darían información del caso, porque la desaparición de mi hijo era una piedra en el zapato para la campaña presidencial y legislativa del partido” remarcó con pesar la madre del joven. Y así fue como tres días después, el fiscal Moyano junto al jefe de policía de Córdoba, por ese entonces, Cesar Almada, desde la Central de Policía, declararon “haber resulto el caso”. “Fue un circo mediático muy armado”, sentenció Viviana.
En la conferencia de prensa que dieron hacia fines de 2013, el fiscal y jefe de policía declararon que Facundo Alegre había ido a comprar droga a un pequeño kiosco en barrio Muller y que tras tener un altercado con uno de los vendedores –un joven que por ese entonces tenía 16 años– le habría disparado en la cabeza. Luego junto a su hermano de 19 años, habían sobornado a un empleado municipal para que cremara el cuerpo. “El menor que le pegó el tiro es inimputable, el hermano, es cómplice y el empleado lo cremó. Todo esto fue deducido de llamadas telefónicas a las que nunca pudimos acceder, mientras a la familia y a las organizaciones, nos intervinieron todos los teléfonos” aseguró Viviana, describiendo lo que arrojó la investigación después de tanto tiempo. Y agregó que “para desaparecer a una persona tenes que tener una gran logística e infraestructura” lo que se deduce que carecen los dos jóvenes señalados como culpables.
Por otra parte, nunca se pudo comprobar que las cenizas encontradas fueran de Facundo. El fiscal Moyano se encargó de dejar muy en claro en aquel momento, que “el asesinato fue un problema del narcotráfico, nada tiene que ver la policía de Córdoba”. Mientras la provincia se enfrentaba al narco escándalo con la cúpula policial cordobesa presa acusada de vinculación con el narcotráfico, Moyano agregó impunemente que “el accionar policial en la investigación había sido impecable”. A los dos días se conoció la noticia, a Moyano se le ofreció el cargo de fiscal general provincial. “Quedó muy clara la devolución de favores que De La Sota le hizo al fiscal”, aclaró Viviana.
Un juicio demorado
El nuevo fiscal de Instrucción a cargo, Gustavo Dalma, -quien reemplazó a Moyano- rápidamente con las “pruebas” y conclusiones que obtuvo de los informes de éste último, tomó la decisión de elevar a juicio la causa en mayo pasado, pero el juez de Control, Gustavo Rinaldi, anularía dicha elevación a juicio por considerar “ineficiente” la acusación. Recién el pasado 12 de agosto, se elevó nuevamente la causa a juicio, aunque aún no se fijó fecha. En ambos casos, fueron desestimadas todas las denuncias de la familia, las organizaciones sociales y políticas que acompañaron siempre a Viviana, así como las presentaciones que hizo el abogado de la familia, el Dr. Claudio Oroz.
La primera anulación del juicio, desde los reclamos de la familia, sólo tenía como saldo positivo la profundización de la investigación. Pero “nunca se citó a los testigos que vieron la golpiza, la casa donde supuestamente estaba enterrado Facundo fue allanada recién un año y medio después de la desaparición de mi hijo y nunca se hicieron los rastrillajes correspondiente, ni dragaron las lagunas de la zona” indicó con tristeza. “Gran parte de los canas implicados están imputados por la causa narcopolicial”, concluyó. Dicha situación fue la que justificó la anulación de la elevación a juicio.
Recién hace tres semanas elevaron nuevamente la causa a juicio. Y aunque “no hay fecha aún, creemos que será para el año que viene” hay cierta preocupación respecto de “que quieran hacer un juicio abreviado y que De La Sota dé la orden de que los acusados se inculpen”, expresó Viviana. La posibilidad de vaciar una instancia legal “donde se dilate tanto la fecha que sea luego de las elecciones 2015, cosa que además permitiría a la estructura del delasotismo, elaborar una estrategia para que todo esto quede impune” pone en alerta a la familia de Facundo Alegre.
A pocas semanas de la noticia de aparición del cuerpo sin vida de Luciano Arruga, Viviana, quien desde el momento en que desapareció Facundo entendió que esto era una causa de todos y todas, viajó a Buenos Aires a visitar a la familia de Luciano. En ambos casos, los avances que dijo tener la justicia no dejaron más que vacíos. La lucha y el pedido de justicia, se siguió ganando en las calles.