Por Camila Parodi y Mercedes Meineri, desde México. Se multiplica la indignación y el reclamo de justicia por los 43 estudiantes desaparecidos. En diálogo con Marcha, César Valdovinos Reyes, maestro y dirigente sindical mexicano, detalló los hechos y el contexto que vive el país.
El día 26 de septiembre, un grupo de estudiantes pertenecientes a la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, viajaron a la ciudad de Iguala. Allí la policía reprimió a los estudiantes con golpes y balas dejando 5 heridos, 6 muertos y 43 desaparecidos.
Muchas versiones y miradas atraviesan esta situación, pero sólo una sale a la luz desde los relatos de los pobladores: la movilización popular en México atenta contra el narco-estado, por lo que debe ser eliminada.
“Los compañeros normalistas iban a movilizar, se dirigían a un evento que realizarían en la ciudad de Chilpancingo la cual se encuentra cerca de Iguala. En el lugar, los normalistas hicieron lo que siempre hacen: tomar prestado autobuses porque no tienen condiciones para pagar el transporte e ir a una movilización”, relató Valdovinos, miembro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
En esa línea, aclaró, “sólo lo que hacen de manera política es tomar los camiones y luego regresarlos, no los queman, no los maltratan. Como no hay condiciones para movilizarse ésta es una forma de lucha”. La acción molestó a las autoridades del municipio, de forma tal que “mandaron a la policía sobre los compañeros docentes normalistas, y la consigna muy clara fue desaparecerlos”, afirmó. Por ello, después de reprimirlos los llevaron en sus camionetas. Sin embargo, no sólo la policía participó de esta masacre, sino que se reconocieron camionetas identificadas de los narcos quienes también intervinieron para llevarse a los estudiantes.
Ante lo sucedido, la complicidad estatal desató desconcierto en la población. “A tres cuadras del suceso hay un cuartel militar, la gente les decía que estaban atacando a los normalistas, que hicieran algo, que pararan el ataque y no se hizo nada por parte del Estado. De hecho, uno de los heridos fue a parar al cuartel para que lo atendieran y no lo hicieron”, expresó Valdovinos.
Las semanas van pasando y los 43 estudiantes siguen desaparecidos. “Si bien se han encontrado lo que es muy conocido en México como las narco-fosas, espacios donde van y tiran los cuerpos. Y no ha habido una respuesta contundente y real de si son los que aparecieron en esa fosa o dónde están los compañeros normalistas”, manifestó el dirigente.
Semillero de luchadores sociales
Las Escuelas Normales Rurales datan de larga historia y han sido creadas con el objetivo claro de formar docentes campesinos que, a su vez, van a formar a campesinos. En el país, hay alrededor de 21 escuelas rurales. En ese contexto, el maestro relató que la idea de escuela rural con la que se trabaja es “que la misma sea participe y desarrolle a la comunidad donde el docente se integrara, y sea un proceso de articulación de los deseos de la comunidad. Eso era ser maestro de la escuela rural mexicana. Los maestros normalistas son los primeros que se ponen a dar la batalla con una posición crítica a las visiones del Estado. Han sostenido una visión marxista, de revolución y esto al Estado no le es necesario”.
Ayotzinapa tiene una historia combativa. La Escuela Normal Rural Isidro Burgo se fundó en marzo de 1926 con la ayuda del pueblo y con el objetivo de dar educación y protección a los hijos de campesinos de las zonas más pobres de Guerrero. Desde entonces funciona también dando hospedaje a sus estudiantes, los cuales provienen de diversas partes del país.
Hablar de la escuela normal de Ayotzinapa es hablar de la guerrilla. En ella estudiaron Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez, líderes campesinos e impulsores de la lucha armada en México. Valdovinos afirmó que “tanto Lucio como Genaro son en nuestro territorio referentes de lucha pedagógica, al salir de la Normal construyeron organizaciones sociales en defensa de la tierra y de las comunidades. Y el Estado en vez de solucionar las necesidades por las que se luchaba salieron a reprimir, por lo que no les quedó otra alternativa que irse a la guerrilla para solucionar las inquietudes del pueblo.”
Una vez definida la línea de lucha armada, el actual dirigente describió que “fueron dos grupos guerrilleros que permearon y tuvieron un lugar muy importante: el Partido de los Pobres, el cual dirigía Lucio y se encontraba en Guerrero. Y el otro, encabezado por Genaro, la Unión Cívica Guerrerense. Pero el Estado los deshizo y desarticuló. A Lucio lo mataron en la pelea, a Genaro le dieron amnistía y, curiosamente, cuando se dirigía en viaje a Michoacán en el trayecto se accidentó.” Valdovinos agregó que “ Ayotzinapa siempre ha sido un foco rojo de insurgencia magisterial y el Estado tenía que buscar una forma de callar esto.”
A su vez, explicó que en México “los maestros normalistas son vistos como lo peor. Esta visión es parte de la realidad política y propagandística que se hace clara en el discurso hegemónico. Que ya no son necesarios para el país y, por el contrario, creen necesario que los maestros se deberían transformar en escuelas para desarrollar el turismo”.
No es casual la desaparición de este grupo, se trata justamente de estudiantes que no superaban los 20 años y se encontraban en su primer año en la escuela, es decir “su primera manifestación, su primera salida en la resistencia, su primer proceso de liberación, de emancipación humana y resulta que no están en ningún lado”, advirtió Valdovinos.
En México manda el narco
Para explicar el entramado de la estructura política del territorio el docente detalló que “Michoacán y Guerrero tienen narco-política, todos los intendentes y los gobernadores del Estado tienen que meter ‘palomeados’, es decir puestos para los grupos del narco que operan en cada Estado. Ellos definen, y su definición es la que da para que ganen las elecciones municipales y gubernamentales. Los narcos cobran cuotas, cualquier negocio o escuela tienen que pagar al narco para su ‘seguridad’. Si no lo pagas, es lógico que te pasan muchas cosas”.
A nivel municipal el narco se maneja desde tres puntos estratégicos: “las finanzas, la policía municipal y la oficina mayor. Esta última es la que baja los programas federales que reparten a la población más pobre”, explicó.
“En Iguala el presidente municipal está ‘desaparecido’, lo corrieron, estaba a las ordenes del grupo Guerreros Unidos”, destacó Valdovinos y enfatizó que “según las versiones, uno de los integrantes de dicho grupo ordenó la desaparición de los estudiantes”.
Para el dirigente sindical, “los políticos se defienden entre ellos, si bien se postulan en contra de lo que sucedió, en los hechos no dan ninguna respuesta concreta. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, tenía una imagen mundial en los últimos meses sobre que todo estaba controlado. Esta situación derrumbó su propaganda y lo encuentra preocupado en lo que Washington está diciendo sobre Ayotzinapa, porque finalmente Peña Nieto es un empleado del FBI y los designios que haga Estados Unidos”.
“Lo vivido en Ayotzinapa sólo podrá detenerse con el pueblo organizado”
Ante esta situación desatada, Valdovinos dio a conocer la situación actual de la organización popular: “Desde los movimientos sociales la gente está buscando soluciones y alternativas colectivas. Con la desaparición de los 43 se están aglutinando grupos a nivel mundial y nacional para que ‘lleguen los chavos’, pero creo que esta situación va a dar para más. Es una coyuntura que va a cambiar y va a trascender México, porque si bien el agotamiento de las luchas sociales es claro, a la vez se está reinventando la forma y los actores políticos. Eso está dando otra posibilidad de construir otra visión del mundo y de México desde la propia resistencia que son renovadas ahora con otro tipo de lenguaje, con otras historias.”
Para el dirigente sindical, “se están realizando nuevas acciones populares contra el Estado, se están tomando los palacios municipales y están buscando hacer gobiernos populares donde el pueblo decida qué hacer con su historia y destino desde una visión más colectiva. A partir de Ayotzinapa ya van cinco municipios tomados por resistencias locales, con la idea de ya no querer políticos.” Afirmó también que es una posibilidad la toma de las Alcaldías de Guerrero.
Por último, Valdovinos aseveró que “las organizaciones populares de resistencia se están aglutinando y organizando en una resistencia articulada. Es una nueva forma que va a permitir un salto, con la proyección de construir verdaderas políticas comunitarias con una visión de adentro y de base. Hay que construir otro mundo de vida no como slogan sino como una realidad.”