Por Lea Ross. Luego de distintas movilizaciones estudiantiles, se dejó sin efecto un convenio firmado entre la Facultad de Agronomía de Córdoba y la cuestionada multinacional, Monsanto. La empresa volvió a recibir un nuevo portazo.
Fueron semanas bastante convulsionadas en la Universidad Nacional de Córdoba. Y toda la polémica acarrea un solo nombre: Monsanto.Todo empezó el 22 de agosto pasado, cuando el estudiantado universitario se enteró que hace dos semanas atrás, el decanato de la Facultad de Ciencias Agropecuarias firmó un convenio con la polémica multinacional de semillas transgénicas y agroquímicos. El dato fue un tanto sorpresivo, ya que Monsanto permanece muy cuestionada por parte de la ciudadanía cordobesa, a partir del conflicto en la localidad de Malvinas Argentinas, donde pretende instalar la procesadora de semillas más grande Latinoamérica.
El día clave fue el viernes 8 de agosto, en conmemoración con el Día del Ingeniero Agrónomo. Según distintos testimonios, se realizó una jornada donde fueron invitados distintas figuras ligadas al agro. Dentro de ese marco de festividades, el decanato emprendió la tarea de firmar una serie de convenios con distintas empresas agropecuarias. Una de ellas, pasando desapercibido para los invitados, fue la multinacional Monsanto. Esto se realizó por resolución decanal, es decir, sin presentación previa al Consejo Directivo.
Marcelo Conrero es el actual decano de Agronomía y asumió su cargo el 25 de junio pasado. Ya cumplió tres meses de gestión. Y en este tiempo relativamente corto no estuvo exento de polémicas.Adherente al radicalismo, militante de la Franja Morada en su juventud, toda su vida estuvo ligada con el campo. “De chico yo manejaba agroquímicos y nunca me pasó nada”, asrguró.
El convenio con Monsanto, proponía actividades de capacitación para estudiantes en trabajos de biotecnología, se especificaba la revisión del estudio de impacto ambiental de la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas y además de realizar auditorías de gestión ambiental y social de la fábrica, “en caso de que se instale la planta”, aclaróConrero.
“Nuestra relación (con Monsanto) es como la de cualquier otra empresa”, apuntó Marcelo Conrero. Sin embargo, hay un pequeño eslabón que une al decano con la multinacional. Se trata del actual secretario general de la facultad, Jorge Omar Dutto, quien antes de asumir su cargo fue el ingeniero agrónomo que contrató Monsanto para firmar el primer estudio de impacto ambiental de la planta de Malvinas Argentinas. Es el mismo texto en que la Secretaría de Ambiente de la Provincia la rechazó por considerar de baja calidad técnica.
“Esto pasa en todas las facultades del mundo”, señaló la docente Stella Luque sobre el caso Dutto. “Monsanto entra y sale en las instituciones como quiere, poniendo lo que sabemos. Lo que no sabemos es cuánto pusieron y cuánto están dispuestos a vender esta facultad”.
Esto generó una serie de movilizaciones en distintos puntos del campus universitario cordobés. En particular, manifestaciones ocurridas adentro del Consejo Superior, en plena sesión. La primera de ellas ocurrió el 2 de septiembre. “Yo creo que esto se nos fue de la mano. Yo me entere de este convenio leyéndolo en un diario. Por eso, quiero dejar en claro que la Universidad no tuvo nada que ver”, sentenció Francisco Tamarit, rector de la Universidad de Córdoba. Finalmente, es ese día, el Consejo aprobó por amplia mayoría el rechazo a la decisión de Conrero, quien además forma parte del Consejo Superior.
“Yo lamento profundamente esto –aseguróConrero en plena sesión-. Es lamentable que este Consejo esté cada vez más cerrado, esté cada vez menos plural, realmente me da pena que la Universidad Nacional de Córdoba no pueda afrontar esta situación. Porque nadie sabe lo que es una planta procesadora de semillas. Es lamentable que esté pasando esto. ¿Y saben qué? No es una democracia ganar las elecciones. Yo les pido por favor, que haya democracia”.
Finalmente, el 22 de octubre el decanato decidió dejar sin efecto el convenio. Mientras tanto, la facultad desarrolla una serie de actividades cerradas para debatir si es conveniente o no realizar esta clase de acuerdos con Monsanto. Para la consejera estudiantil de Agronomía, Cynthia Garay, “la lucha no termina acá, porque lo que resulte de este debate del 29 de octubre va a ser para que Conrero después salga a decir que la facultad debatió y que ahora es legítimo. Porque es una metodología armada a la medida de Conrero y Monsanto. Pero nosotros creemos que este debate es extemporáneo e ilegitimo, y la certeza de que si sigue en pie este debate o no la vamos a tener el viernes. Por el momento, tenemos entendido que sí se va a dar, pero bajo otro contrato con la multinacional”.
De todas maneras, estos frenéticos dos meses vividos en la Universidad generaron un nuevo portazo para la multinacional, que por el momento se quedará con las ganas de conseguir su legitimidad por parte de la Universidad.
La planta de Monsanto, en estos momentos, permanece frenada y sin permiso legal ni gubernamental para continuar, hasta tanto no presente un segundo estudio de impacto ambiental. Se dice que no lo hará hasta después de las elecciones de 2015. Mientras tanto, se mantiene el acampe que ya superó un año de existencia, bloqueando las entradas de la fábrica abandonada.