A la lista de decisiones unilaterales tomadas por Israel ahora se suma su salida del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La razón: la negativa de Tel Aviv a que el organismo internacional investigue su permanente plan de expansión en Palestina.
La orden para romper las relaciones entre el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y Tel Aviv, fue dada por el canciller israelí, Avigdor Lieberman.
De esta forma, el gobierno hebreo rechazó de plano la decisión tomada por el organismo de crear una comisión para investigar el impacto de las colonias judías en territorios palestinos ocupados.
Desde hace años, Israel impulsa el asentamiento de colonos en estas zonas, hecho denunciado a nivel internacional y que se transformó en la principal traba para que continúen las conversaciones entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y Tel Aviv.
Paul Hirschson, portavoz de la cancillería israelí, fue claro al pronunciar la postura de su gobierno: “El ministro Lieberman decidió hoy que no vamos a seguir colaborando con el CDH, esencialmente porque es un organismo que no tiene ninguna credibilidad y por eso no queremos tener nada que ver con ellos”.
El funcionario también arremetió contra los países que Israel considera sus enemigos, al expresar que el organismo de la ONU “ha perdido toda la credibilidad en el campo de los derechos humanos y no merece la pena cooperar con una organización poblada de gente como los sirios y los iraníes que van allí a pontificar sobre el respeto a los derechos humanos en otros países. Está totalmente desconectado de la realidad”.
Cuando la CDH anunció la creación de la comisión de investigación, Lieberman no dudó en calificar la decisión de “hipócrita”.
En la votación que definió la comisión, 36 países avalaron la medida, 10 se abstuvieron, y solamente Estados Unidos la rechazó.
Diferentes organismos de la ONU, y decenas de gobiernos han condenado en reiteradas oportunidades el plan de expansión israelí y, pese a las resoluciones en contra de esta política, el Estado hebreo mantiene el impulso de los asentamientos en territorios ocupados.
A esto se suma que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha considerado ilegales las colonias judías, pero la sentencia nunca fue respetada por Israel.
Al conocerse la decisión del gobierno israelí, la titular del CDH , la embajadora uruguaya Laura Dupuy, lamentó la postura de Tel Aviv y lo llamó a cooperar.
Por su parte, el canciller palestino Riad Malki expresó que “Israel nunca ha cooperado con ninguna de las misiones de inspección enviadas y establecidas por la ONU para investigar las atrocidades israelíes contra los palestinos”.
El impulso dado por Tel Aviv a la creación de asentamientos en territorios palestinos, siempre fue acompañado por violentos hechos de represión por parte del ejército hebreo. El desalojo de los habitantes palestinos, la cárcel a quienes se resisten a dejar sus hogares y los ataques armados de los uniformados son una constante.
Reportes de prensa señalan que unos 500 mil israelíes se han trasladado a Cisjordania y el este de Jerusalén desde la captura de esas áreas, junto con la Franja de Gaza, en la invasión de 1967.
Pero de acuerdo al último censo del Ministerio del Interior de Israel, 722 mil israelíes viven en asentamientos en Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos de Golán.