Por Camila Parodi. El ENM apostó a fortalecer la solidaridad entre las feministas nuestroamericanas a partir de entender que las violencias que atraviesan son originadas por el patriarcado. En esta tercera y última parte, testimonios de Brasil y Chile.
Salta se volvió trasnacional durante el 29° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). Es que, en el marco de la radio abierta que se realizó en la plaza 9 de Julio de la capital provincial, acudieron militantes de Nuestra América. Allí repasaron sus luchas y las estrategias para organizarse ante la violencia machista, que se viste con diferentes trajes en cada lugar pero siempre es patriarcal y capitalista. En esta tercera entrega, los testimonios de Brasil y Chile.
Do pessoal para o político
Zuolem y Carolina de Brasil participan de la Casa de Mujer Trabajadora en Río de Janeiro. “Estamos muy emocionadas por el movimiento de mujeres, el movimiento feminista que hay aquí en la Argentina. En Brasil la realidad es muy diferente. Las luchas son bien separadas y el Congreso es muy conservador, las leyes y derechos para las mujeres se ven perjudicadas por la cultura conservadora que aun se mantiene”, enfatizaron.
En esa línea, plantearon que el tratamiento del aborto es un tema muy crítico ya que el Parlamento de ese país “está constituido por una identidad muy religiosa y declaradamente liberal”. Si tras la segunda vuelta gana Aecio Neves, “significará un retroceso muy grande, es declaradamente liberal de extrema derecha. Pero la lucha se da en las calles para que eso no acontezca, para que no se elija como presidente”, explicaron.
Por otro lado, pusieron en conocimiento la realidad que viven las mujeres brasileras en su cotidiano: “El último mes, en Río de Janeiro, nos llevamos dos muertes por aborto clandestino. Un aborto en una clínica privada sale 4 mil reales. Aun al ser clandestino, aunque pagues esa suma, no garantiza que las mujeres puedan sobrevivir. Las mujeres negras y de condiciones precarias sufren mucho más. Culturalmente, en Brasil se creyó que las negras son más fuertes, por eso cuando están en trabajo de parto no se utiliza anestesia en los hospitales públicos”.
También manifestaron que otro ejemplo de retroceso que el Estado defiende como avances es cómo se viaja en los subtes, donde hay un vagón para las mujeres en los horarios pico: “Las que no viajan allí son acusadas o sufren alguna violencia. Esto no es más que un paliativo, porque el Estado dice que está protegiendo a las mujeres y la verdad no”. Con estas políticas, sólo se legitima la violencia machista como algo natural e inevitable.
No obstante, afirmaron que “el crecimiento del feminismo entre las mujeres jóvenes y el aumento de colectivos de adolescentes de edad escolar avanzó. Se ve muy consolidado gracias a las redes sociales como un instrumento muy importante para las mujeres jóvenes, donde denuncian y fortalecen sus lazos”.
En relación a su espacio particular de militancia, expresaron que “en la Casa de la Mujer Trabajadora partimos de la premisa de que todas son trabajadoras en sus casas o en la calle, y eso significa que estamos trabajando en una perspectiva de derechos. Tenemos formación feminista, donde profundizamos en los principales conceptos como género, sexismo, violencia, lesbofobia. Como así también el vinculo del trabajo y el comercio con la precarización y los diversos derechos en esos espacios”.
Concluyeron que tanto en Brasil con sus innumerables retos, como en Argentina y en toda América Latina, “el desafío para las militantes es cómo ofrecer respuestas a las esas nuevas jóvenes que están conociendo ahora el feminismo, para ello hay que estar juntas y fortalecidas en la lucha”. Y ese camino hay que seguirlo bajo un criterio: “Es por mí, por nosotras y por las otras”.
Hasta el miedo nos quitaron
La chilena Natalia Garrido, del Movimiento Pobladores en Lucha, también participó en la radio abierta. “Trabajamos con el pueblo pobre más pobre. En toda América Latina se nos muestra como la panacea de la economía, pero históricamente el pueblo pobre tuvo un rol importante desde el comienzo de lucha contra la dictadura”, destacó. Si bien el Chile actual es diferente al de Augusto Pinochet, “la alegría nunca llegó”, planteó.
Sin embargo, la organización fortalece su ánimo. “Como pobladoras, damos la lucha por la tierra, por la recuperación y las tomas. Somos productoras sociales del habitad, y así reivindicamos con la lucha que somos productoras de la lucha histórica de nuestros padres“, recalcó.
Encuentros como este, destacó Garrido, producen “harta fuerza y pena” a la vez, ya que si bien en Chile hay colectivos de mujeres “lo más que se ve es una marcha para el 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras, que es fuertemente reprimida”. Y repudió que “las mujeres tenemos poco reconocimiento político, somos mal miradas, consideradas tontas. Nos crían para servir, para ser las segundas. Es nuestro derecho que nos reconozcan nuestra capacidad lucha, de pensamiento, nuestra libertad. El de pensar, el de juntarnos, el de hacer política sobre todo”.
Consideró que en los movimientos sociales y políticos la participación de las mujeres es muy importante. En particular en su movimiento, en el cual “la asamblea está constituida por el 90 por ciento de mujeres que luchan. Nos reconocemos en las mujeres que luchan. No aplaudimos a todas las mujeres por el hecho de serlo. Las mujeres que luchan son con las que nos vamos a acompañar en este devenir histórico”, instó.
Entre cantos, risas, gritos y aplausos se dio fin a la mesa latinoamericana. Todas juntas manifestaron: “¡No estamos solas! ¡Somos muchas y estamos organizadas! ¡Luchamos contra el colonialismo, el capitalismo y el patriarcado! ¡Somos mujeres libres, en pueblos libres! ¡Revolución en las plazas, en las casas y en las camas!”.
Notas relacionadas:
XXIX Encuentro Nacional de Mujeres: feministas de Abya Yala en revolución
Feministas de Abya Yala en revolución (I)
Feministas del Abya Yala: luchas de México y Honduras en el ENM (II)