Por Ezequiel Arauz. El dirigente textil Jorge Lobais habló de la nueva CGI, la Confederación que aglutinará a los gremios fuertes del sector enrolados en la CGT.
Entre trabajadores de hilanderías, tejedurías, tintoreros y de la confección, la Asociación de Obreros Textiles (AOT) reúne cerca de 43 mil afiliados, en un sector de la industria en la que los empleados informales, por fuera de acuerdos convencionales, en negro y algunos de ellos en condiciones de verdadera esclavitud, superan los 100 mil. La semana pasada, en declaraciones difundidas por la agencia Telam, su secretario general, Jorge Lobais había anunciado el reimpulso de un viejo proyecto sindical: la concreción de una Confederación de Gremios Industriales.
El nuevo espacio agruparía además de los propios textiles, nada menos que a la UOM y el SMATA, cuyos secretarios generales, Antonio Caló y Ricardo Pignanelli suenan como los más firmes a la hora de mencionar posibles reemplazantes del camionero Hugo Moyano al frente de la CGT. El armado de la nueva confederación abarca a las organizaciones sindicales de la Carne, Plástico, Alimentación, Calzado y Vestido entre otros. El propio Pignanelli eligió su acto de asunción al frente del sindicato metalmecánico y rodeado de importantes funcionarios del gobierno nacional y el vicepresidente Amado Boudou, confirmó la versión.
“Acá no hay que buscar nada raro. Están convocados moyanistas, independientes, de la Azul y Blanca (CGT paralela que encabeza Luis Barrionuevo), es decir que no tiene nada que ver con el próximo congreso” aclara con premura el dirigente textil, quien relata que la iniciativa data de seis años atrás, pero que se había paralizado entre otras cosas, porque durante ese período, gremios importantes que debían integrarla afrontaban procesos de recambios de autoridades, como SMATA. “El principal objetivo -agrega Lobais – es comenzar a hablar de política industrial. Y eso no quiere decir en lo más mínimo que dejemos de discutir paritarias o estar, como dicen algunos, a la sombra del poder”.
– ¿Cuales serían entonces los principales ejes de trabajo en común para la confederación?
– Este es un momento donde el mundo esta convulsionado y nosotros, los gremios industriales, bailamos mucho al compás de lo que pasa en el mundo. Desde las manufacturas vivimos fuertemente golpeados con la importación, hay dificultades con las políticas que constantemente aplican las automotrices y la industria pesada de suspensiones y despidos, se trata de buscar soluciones por ese lado. En el sector de la carne por ejemplo, es un problema si existe la cuota Hilton o no, las diferencias que tienen los muchachos del sector lechero, entre los productores y el precio final en las góndolas; salarios; productividad y cambios tecnológicos son otros puntos para darle un marco adecuado, que permita a los industriales sentirse confiados y que inviertan mas de los que lo están haciendo.
– La propuesta coincide con la cercanía del congreso para reelegir a Hugo Moyano al frente de la CGT o por el contrario, designar a una nueva conducción. Hay quienes evalúan que sería beneficioso y más ajustado con la presente etapa tener un secretario general que provenga precisamente de los gremios de la industria. ¿Comparte ese análisis?
– Seguramente sí, seguramente sería más beneficioso. Lo que pasa que además, en el mundo de la CGT necesitamos a alguien con mucho poder, sobre todo con poder de respuesta hacia la gente y el conjunto de los trabajadores. Fue en su momento (José) Rucci o (Saúl) Ubaldini, hoy es el negro Moyano. Por ahora estamos en conversaciones y hay que esperar hasta julio. Por supuesto que, desde los gremios fuertes de la industria están en condiciones de poner secretario general y hay un montón de muchachos que pueden estar, pero más allá de eso, hay que tener en claro que no es nada fácil ponerse al frente de la CGT.
– En sus dos campañas electorales a la presidencia (2007 y 2011), Cristina Fernández de Kirchner habló de un “pacto o un acuerdo social” que si embargo, nunca se terminó de poner en práctica.
– Nosotros también lo hemos planteado el tema, hablamos de un acuerdo social, palabra que nos gusta más que pacto. Pero el tema es que la señora no nos llama. En algún momento, estando vivo Néstor (Kirchner), estuvimos en condiciones de hacerlo, pero la UIA (Unión Industrial Argentina), en ese entonces encabezada por (Héctor) Méndez, no quiso saber nada y salió espantada. Nosotros no tenemos ningún problema, nos sentamos a discutir siempre. De hecho, de manera sectorial lo hacemos constantemente con cada una de nuestras cámaras, buscamos mantener los puestos de trabajo y el crecimiento de cada rama para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y la paz social. El problema es que en estos últimos tiempos, a diferencia por ejemplo de 2005 donde había mayor beneficio con menor porcentaje de inversión salarial, el costo de la canasta básica obliga sentarse a discutir, porque corres el carro de atrás.
En ese sentido, el gobierno hace eje en sus políticas de redistribución del ingreso. ¿En qué momento está ese proceso, tomando desde 2003 a la fecha?
– Es indudable que el mejor tiempo en cuanto a la recuperación salarial fue durante la presidencia de Néstor. Todos sabíamos que desde la salida de la convertibilidad, algunos precios iban a ir acomodándose y repito que en los últimos tiempos, el costo para el bolsillo del trabajador ha subido a un nivel bastante importante. Igual, no es bueno caer en comparaciones odiosas y esto es algo que sostengo siempre en las discusiones en el propio gremio: lo primero que tenemos que valorar es que hay laburo. En cuanto al salario estaremos más lejos o más cerca del costo de la canasta pero, siendo honestos, la posibilidad del trabajo hay que valorarla y es algo que no teníamos hasta hace unos años atrás. Respecto de la distribución de la riqueza y por más que se tiren números y números, la mejor la tuvimos con el general Perón y después, lo demás fue inclusión, en los mejores casos. Ahora adelantamos algo, pero todavía estamos lejos.