Por Natalia Revale. Marcha dialogó con Ricardo Ramallo -trabajador de FaSinPat (ex Zanón)- sobre la importancia del arte en el ámbito de la fábrica y sobre cómo ambos aspectos intentan convivir en el mismo espacio.
-¿Cómo fue modificándose tu labor en la fábrica a lo largo de estos años?
Hace 18 años que estoy en la fábrica, o sea que también trabajé con el patrón sobre la nuca. Así fue que en el sector donde ingresé y estoy ahora -tercer fuego- recorrí todos sus puestos de trabajo, empezando por línea de decoración serigráfica, planta de corte (de guardas y tozzettos), horno de tercer fuego, laboratorio de pantallas serigráficas (donde se fabrica cada pantalla de serigrafía de la planta) y por ultimo ya en el proceso de “huida” de la patronal ingresé al sector de desarrollo de productos (de tercer fuego guardas y tozzettos). En este último sector se trabaja con la confección de fórmulas de pinturas serigráficas (hasta ajustar el color deseado para producir). Lo que yo particularmente no hacía en ese entonces era el diseño en sí. A partir de la gestión obrera es cuando entre todos los compañeros definimos nuestras funciones y tuve que tomar ese sector de diseño. Hoy mi sector de trabajo se llama “diseño y desarrollo de productos”, donde también pasan los diseños de la línea de esmalte de cerámicos mono cocción y porcelanatto. Ahora realizo los diseños de tercer fuego (guardas y tozzettos), diseños de mono cocción y porcelanatto, y también los diseños con contenido socio-políticos, los cerámicos conmemorativos, que también realizamos en el sector (como por ejemplo el libro cerámico -un metro cuadrado de poesía-, placas recordatorias como la del compañero Boquita Esparza, las varias de kosteki y Santillán, Polo Denaday, almanaques anuales que ya son un hito en la ciudad de Neuquén y sus alrededores, placas para aniversarios de colegios, eventos sociales como encuentros de literatura, talleres de cerámica nacionales, y lo que más me gusta: interactuar con los artistas que vienen a realizar sus obras a esta fábrica, como el mural de Enacer 2013 (Encuentro nacional de ceramistas), el mural de las mujeres (con las mujeres de la comisión y el espacio de mujeres del Frente Popular Darío Santillán) o el mural de Rodolfo Walsh (Natalia Revale – Javier del Olmo). Aparte del diseño debo crear las pastas serigráficas, realizo las formulas y ensayo las muestras hasta obtener los colores deseados en pequeñas porciones hasta definir la formula final, luego tengo que realizar la ficha de decoración que es la que leen los operarios de línea para ver la ubicación de los colores a decorar) y después la preparación de la pasta serigráfica en cantidad industrial, que va desde 2 a 100 kilos, según la cantidad de materia prima de la que dispongamos.
-Además sos coordinador del sector…
Hace dos años soy coordinador de este sector que está conformado por un hornero, un operario de carga de material en línea, dos decoradores de máquina serigráfica y uno que además de trabajar en las máquinas de serigrafía es el encargado de ajustarlas con precisión (tiene mayor conocimiento sobre éstas). Cuando me eligieron como coordinador acepté la propuesta, pero les dije: yo voy a ser el coordinador, pero todos somos personas grandes y sabemos la responsabilidad de cada uno. Yo en ningún momento les voy a decir hagan esto o aquello. Todo, pero todo lo resolvemos en conjunto. Coordinaré el tema de los insumos y asistiré a las reuniones de coordinadores, pero todos somos grandes y sabemos qué hacer, fue mi condición para ser coordinador y acá estoy.
-¿Qué lugar ocupa el arte en FaSinPat?
El arte en la fábrica tiene un lugar secundario, para la mayoría de los compañeros lo principal es cobrar el sueldo. Cuando ven algo artístico lo primero que dicen es ‘¿cuánto cuesta hacerlo?’ y ‘¿cuánta plata nos va a dejar?’. Con el tiempo nos dimos cuenta que lo que nos deja el arte es otro tipo de ganancia.
-¿Qué recorrido tienen las producciones artísticas en la fábrica?
El arte va creando su propio recorrido, se le da lugar siempre, pero previa argumentación del por qué, el cómo, el cuándo y qué nos deja. Generalmente los artistas involucrados en la intervención son los que argumentan presentando los proyectos en asamblea, a los coordinadores o a prensa y difusión, contando qué quieren hacer, cómo lo harían y con qué fines. Luego se define si se le da curso a la propuesta.
-¿Cómo responden los compañeros a estas propuestas?
Los que se interesan dan una mano aunque sea mínima. Siempre están los que miran para otro lado porque realmente -ni con explicaciones- no les interesa, pero también están los re copados que están todo el tiempo -dentro de sus posibilidades- al servicio del artista y sus colaboradores y los infaltables fanáticos con las fotos cholulas con los artistas y sus obras.
-¿Qué proyecto te entusiasmó más?
A mí en general me entusiasman todos los proyectos, ya que ninguno se parece al otro y todos son un desafío nuevo. Pero el que más me desafió y me gustó -como así también a la comunidad en general- fue el proyecto del libro cerámico 1 metro cuadrado de poesía traído de la mano del poeta y amigo Andrés Kurfirst en el año 2005, de este proyecto no me voy a olvidar nunca. Llegó a casi toda las provincias de la argentina acompañado por nosotros dando charlas… ¡inolvidable! También cuando se realizó el mural en el ENM en el año 2008, viví la experiencia con mucha expectativa y dando apoyo incondicional. Las letras del mural de las mujeres (aunque alguien dijo que eran feas) las dibujé y pinté yo. Voy a mencionar que por más que sea varón tengo una visión que no se bien como llamarla, si muy abierta o muy feminista.
-¿Y cómo vivís esa conjunción entre el trabajo de la fábrica y el contacto con artistas?
Me gusta mucho intercambiar conocimientos e ideas con personas que se acercan a la fábrica, gente completamente desestructurada. Y acá hay muchas estructuras en la producción en sí misma. Me interesa precisamente ese cruce de estructuras donde lo artístico y lo fabril se encuentran.
-Uno de los proyectos fue la confección del mural de Rodolfo Walsh, ¿cómo fue esa experiencia?
La idea de cómo realizarlo estuvo buenísima. Primero nos pusimos de acuerdo en qué era lo que querían hacer: cantidades, medidas, colores, temperatura de cocción. Después fue al momento de reproducir en serie los murales y ver ahí todas las piezas juntas. Al imprimir con serigrafía Natalia y Javier me pedían: ‘ponele color acá y acá y en vez de arrastrar la manivela recta dale un zigzag’. Ese punto en donde lo artístico se cruzaba con lo técnico fue mortal, porque fue donde lo artístico y lo fabril se encontraron. Fue ahí donde nos matábamos de risa o nos mirábamos sin entender que quería uno u el otro. También pinte un poquito. Me gustaron todos los murales que salieron, ya que ninguno era igual al otro, ¡pero el que más me gusto fue donde pinte yo!
-¿Cómo ves la relación entre la producción artística y la producción para la venta?
Me parece que producción artística para la venta puede darse pero en pequeñas cantidades, de “edición limitada” como todo lo artístico. No sería para llenarse de plata sino para llenar el alma del que pueda comprar una obra -por ejemplo producida en serie-. Realmente la producción artística es “para llenar el alma”, ahora la producción para la venta es “para comer”.
Rodolfo Walsh, su nombre en la estación
Por Javier del Olmo y Natalia Revale. Los artistas cuentan en primera persona cómo fue el camino desde la sanción de la Ley por el cambio de nombre de la estación Entre Ríos por Rodolfo Walsh, hasta la realización de los murales junto a trabajadores y trabajadoras de FaSinPat.
A quienes utilizamos como escenario de expresión, manifestación e intervención el espacio público, nos interpela especialmente poder desarrollar nuestra producción artística en torno a la resignificación y renombramiento de espacios en disputa territorial simbólica y en constante lucha por los derechos humanos, acompañados por los pedidos de justicia. Las acciones llevadas adelante para pedir el cambio de nombre de la estación “Entre Ríos” de la línea E de subte de la ciudad de Buenos Aires, por el de “Rodolfo Walsh” -en memoria del periodista asesinado por un grupo de tareas de la Esma- a unos metros de donde se ubica la estación, dieron resultado y el 22 de marzo del 2013 la Legislatura porteña aprobó la ley que le otorga el nuevo nombre.
Dicha aprobación trajo aparejada la posibilidad de proyectar producciones artísticas que puedan ser emplazadas de forma permanente en la estación. En este sentido, pensamos la realización de un mural cerámico para ser emplazado en los andenes de la ahora estación Entre Ríos – Rodolfo Walsh.
Enviamos a los compañeros de la fábrica de cerámicos Zanón, en Neuquén, una fotografía blanco y negro del periodista sentado bajo un árbol, rodeado de vegetación. La idea de esto fue poder realizar el mural allí mismo (en la fábrica), entendiendo que el proceso de realización es tan importante como el resultado. Así fue que viajamos en julio y durante una semana, llevamos adelante el proceso de realización no ya de un mural, sino de cinco.
Los trabajadores y trabajadoras de Zanón-Fasinpat -quienes ya llevan 13 años de gestión obrera-, tuvieron en estos años de recorrido un aporte importante en torno a la producción cultural dentro de la fábrica, apertura a proyectos de artistas, y producciones en solidaridad con cuantas luchas acontecen. La serigrafía fue el medio elegido para dichas producciones. “¿Por qué hacer un sólo mural?”, preguntaron los compañeros. La impronta de la producción en serie, permite la posibilidad de realizar matrices que posibilitan pensar en algo más que una única obra. Así es que la serigrafía nos permitió trabajar con una misma base, para luego, trabajar manualmente con cada reproducción a través del color. Todo el proceso de trabajo tuvo una impronta de solidaridad y gran generosidad en cada uno de los sectores de la fábrica: tercer fuego, pastas, hornos (corazón de fábrica) y a los y las compañeras de prensa, que fueron registrando el proceso. Con inquietudes en este intercambio de saberes, y la imagen reproducida que fue gran motivación para todos, es que desarrollamos la producción de murales, de los cuales el primero ya fue colocado en la fachada de la fábrica.