Por Lucas Peralta. La poesía retorna a Marcha con una mirada peculiar sobre las palabras. Del inédito libro Escombros, el exto enviado especialmente para el portal.
En los años de las espaldas caídas, la palabra como un instante
recuerda la noche de los incendios detrás de todo simulacro. Oscura idea de honesta despedida,
nervio consciente de carbón en la búsqueda. En empeño despacio la constante se inicia,
con pizarras negras de anchos poemas para siempre y semblante de harapos indecible.
Lo involuntario del género -nudoso, torcido- rechina sus sonidos como silbidos adiposos
en epístola ladeada, patrona y templaria, de punición a quemarropa.
Concebir al lenguaje como calco material enorme, donde mollar -en arpillera de signos- los discursos a trocha emulada. Numen al ras, pedestre, que aporree por kilos los surcos del habla.
Asolar sus ladrillos en alza, destejer la conformidad que vindica todo pliego a puro porrazo,
para que perezca, así, el semillero recipiente en ascuas.
Sortilegio en sudoeste surco que lleva el viento, exudar lo dable como confín a consecuencia.
Las palabras aparecen imbricadas cuando se sume, en piel de plebe, la tecla de lumbre en
relaciones. Sinuosidad de sitios con distancias que se esconden, a veces, en idas y vueltas de tráfagos por errata.
Esclusa mecedora al momento de contar, como trofeo de años a martillazos en la testa.
Difuso será conflagrar asomándose por los tajos del habla, como si consistir sonidos fuera eso.
El instinto de afirmación que carcome el infinito, iferente de tantos reconocimientos, en vagido de empresa hombre, repite páginas en blanco. Entonces, vientres amurallados por la lengua como sostén, prorrumpen en este oficio mendigo de mecheros.
Ansias, como si tal fuera luz viva a montones de soltura, infame hábito de palabras en riña,
buscar, respiración léxica en aumento de carnada como manojo.
Tierra en jirones para poemas de cilíndrica incisión, para el fenómeno físico de la palabra.
Otros Poemas del autor publicados en Marcha: