Por Juan Manuel De Stefano. Pasan los años, los jugadores y la Selección de Básquet mantiene un rumbo definido. Con la convicción y la actitud intacta, Scola, Nocioni y compañía forjan el futuro brindándoles los fundamentos a los más chicos.
Parece que nada cambió. O sí, pero no se nota. Cualquier otro equipo del mundo que no contara con Ginóbilli hubiese sufrido horrores. No este equipo, no la Generación Dorada, no un conjunto con todas las letras, con líderes positivos, con egos dejados a un costado, con la valentía para reconocer errores, ordenar las cosas y mirar siempre el futuro. Es que nada quedó librado al azar. Estos gloriosos muchachos, se convirtieron en amigos hace rato y dejaron todo por la Selección. Y el legado que supieron construir no se lo guardan para ellos; lo comparten con la nueva generación .
Con sus ilustres apellidos como estandartes, como la piedra filosofal que permitió crecer. Con Herrmann, el superhéroe que todo lo puede, Prigioni , su silencio lleno de sabiduría y con la sangre nueva encarnada en un atrevido Campazzo. El pibe demostró coraje, ganas y habilidad para generar mucho en ofensiva y de cara al futuro es muy auspicioso. El famoso sentido de pertenencia, el poner al grupo por delante de lo individual, se escuchó bastante antes, durante y después del último Mundial de Fútbol, pero en el deporte de la pelotita estas “hazañas” son muy difíciles de hallar.
Supuso un esfuerzo sobrehumano juntar a un grupo de futbolistas con dichas características y enterrar los egos en pos de algo superador. En el Básquet se da hace rato y son un ejemplo de humildad, sacrificio y hambre de gloria. ¿Cómo explicar que tipos como Nocioni, Scola, Ginóbilli sigan con las ganas intactas?…..Se explica desde la inteligencia y la humildad. Inteligencia para saber determinar los objetivos y para divisar que hay que seguir luchando. Estos muchachos tienen la plata en el banco pero no en la cabeza. Y son iguales tanto dentro como fuera de la cancha, la solidaridad, el don de gente y el respeto los mantienen en todos los terrenos.
Scola promueve proyectos solidarios hace años, Manu genera con su figura todo tipo de obras benéficas y emprendimientos que ayuden a cambiar la realidad de la gente que más lo necesita. Todos aportan su granito de arena. Ante la ausencia de Ginóbilli, creció más que nunca la figura de Scola, Nocioni , Prigioni y Herrmann para apuntalar a los chicos y mostrarles el camino. Casi todos ellos fueron descubiertos por el gran León Najnudel, el padre de la criatura, el que organizó, creó y pergeñó el gran cambio que se dio en el Básquet en nuestro país. Un genio, un loco celestial lleno de pasión por su deporte y un maestro de los que ya casi no quedan. Un grande que fue jugador, entrenador y supo ver lo que otros- por su mediocridad- no querían ver. Y ahí, precisamente, comenzó la magia, la mística, el nacimiento de una generación inolvidable.
El ímpetu de León era impresionante y, como tal, pasó la barrera y se afincó para siempre en todos estos magníficos jugadores que cambiaron al Básquet nacional. La victoria frente a Puerto Rico significó un bálsamo luego de una preparación que no fue la adecuada por la ausencia de Manu, algunos malos resultados y la lucha de todo el plantel para que la Federación cambie y se empiece a manejar seriamente en todo sentido. Las deudas de la entidad para con empleados, jugadores y la falta de pago de los seguros que necesitan estas estrellas para jugar el Mundial, fueron el detonante de una relación “atada con alambre” con el paso del tiempo. La situación se encaminó y el grupo decidió hacer lo que más le gusta: jugar al básquet.
Ya en el debut se notaron las virtudes de este equipo, y la mística, por supuesto. Así definía sus sensaciones Luis Scola en Clarín, antes del primer encuentro: “No sólo estos chicos piden pista dentro de la cancha, sino que en la intimidad del grupo, la cumbia le va ganando terreno al tradicional rock nacional y la Play reemplaza a las charlas con mate. Y la verdad es que aunque lo diga con un dejo de melancolía, está bien que sea así. Pronto será su hora y ellos tomarán las riendas de este equipo, seguramente con el mismo orgullo y la misma entrega que tuvimos y tenemos los más experimentados”. Fantástico análisis de uno de los tipos más coherentes, inteligentes e importantes del plantel. Gran comienzo ante Puerto Rico y una derrota ajustada y dentro de los papeles ante Croacia, un equipo duro, frío y calculador que metió tantos importantes en los momentos claves.
Lamas tiene tiempo, experiencia y capacidad para amalgamar voluntades y, así, conformar el mejor equipo posible. Pero lo fundamental esta selección lo tiene hace rato: la Mística. Esa que no se hereda, se construye durante años y hay que cuidarla, mimarla y estimularla. En eso andan los Prigioni, Nocioni, Scola, Herrmann y compañía; sembrando- nuevamente- lo que ya habían cosechado. Gloria a la Generación Dorada.