Por Carlos Lenkersdorf. La Universidad Nacional de José C. Paz, una de las cinco nuevas instituciones de estudio superior del Conurbano Bonaerense, comienza a reconocerse por su práctica reiterada de despidos masivos y precarización de docentes.
Amparándose en la inexistencia de los más básicos derechos laborales, las autoridades de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ) han desafectado alrededor de 30 docentes que daban clase en el curso de ingreso y mantienen en vilo a otros tantos trabajadores de las carreras, cuyos cargos no han sido confirmados. Entre los despedidos, figura el Secretario General, el Secretario Adjunto y dos vocales que integran la comisión directiva del sindicato docente ADIUNPAZ y 14 de sus afiliados.
Precarización docente: una estrategia repetida
La Ley de Educación Superior (LES) en su artículo 49 prevé un período de hasta cuatro años para poner en funcionamiento las instituciones universitarias. Durante este período de “normalización”, el Ministerio de Educación designa un rector organizador que reúne las atribuciones de su cargo y las del Consejo Superior. El rector organizador debe poner en marcha el sistema de concursos docentes para conformar los claustros que procederán a votar a las autoridades autónomas de la universidad. El primer rector organizador de la UNPAZ, Alejandro Battaglia, nunca había sido profesor concursado de una universidad nacional (único requisito establecido por la LES para ocupar el cargo). Su gestión, teñida de irregularidades, tardó tres años en llamar a concursos docentes que no cumplieron ni siquiera con lo que estipulaba el reglamento elaborado por el mismo rector. Como resultado de esos concursos, en los que los jurados se elegían entre sí, Battaglia consiguió la titularidad de una materia.
En abril pasado, el Ministerio de Educación decidió remover al rector dando lugar al reiterado reclamo de ADIUNPAZ y de un sector de los estudiantes. En su lugar desembarcó una nueva gestión encabezada por los doctores Hugo Trinchero y Gustavo Parra, rector y secretario académico, respectivamente. Las nuevas autoridades prometieron terminar con las prácticas fraudulentas de la gestión Battaglia, garantizaron la continuidad laboral de la planta docente y afirmaron su voluntad de acelerar el proceso de normalización que va por el cuarto -y último- año. Cuatro meses después, la promesa de continuidad laboral se desvaneció al conocerse los despidos de 30 docentes que dictaban clases en las materias Sociología e Historia del curso de ingreso. Como la figura de contratación en este curso es el monotributo, las autoridades no tuvieron mayores dificultades para concretar la reducción de personal. Bajo la consigna de “pertinencia curricular docente” y de “calidad académica” se desafectó a licenciados, profesores universitarios y doctores en Sociología, Historia, Ciencias Políticas y Antropología. A esta situación se sumóa la incertidumbre de muchos docentes de las seis carreras de la UNPAZ, que vienen trabajando sin contrato y sin designación desde diciembre de 2013, cuyos cargos no han sido confirmados. El reducido grupo de docentes que ha recibido una comunicación institucional de la facultad con la confirmación de su cargo tampoco está a salvo de la precarización: no sabe bajo qué condiciones trabajará si será designado en su cargo como “regular” o “interino” , si su contrato será anual o cuatrimestral o qué dedicación horaria deberá prestar. Además, a los que habían concursado no se les respetaron las designaciones ni las dedicaciones horarias estipuladas por los concursos.
Despidos y persecución sindical
El 21 de octubre del año pasado denunciábamos en Marcha la situación de los docentes de la UNPAZ, bajo el seudónimo de Carlos Lenkersdorf por temor a las represalias. Poco tiempo después un grupo de docentes conformamos la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNPAZ (ADIUNPAZ) en medio de amenazas y patotas financiadas por la gestión de Battaglia. Luego la gestión conformó un gremio paralelo y comenzó una campaña de afiliación forzosa impulsada por los coordinadores de cada carrera.
Las autoridades que asumieron en abril de 2013 se mostraron abiertas al diálogo y se comprometieron a respetar la libertad sindical durante los primeros meses. Sin embargo, a medida que se fue acercando el receso invernal, la gestión cerró sus puertas y puso en marcha el paquete de despidos que afectó a 14 afiliados de ADIUNPAZ.
Desde su creación en octubre del 2011, la Universidad Nacional de José C. Paz definió a la inclusión socioeducativa como un pilar fundamental de su proyecto académico. La gestión que comenzó sus tareas en abril en reemplazo de la desastrosa y corrupta administración anterior, sostiene el mismo discurso inclusivo. Desde ADIUNPAZ creemos que la inclusión constituye un desafío que debe enfrentarse creativamente sumando las voces y propuestas de toda la comunidad académica. Los docentes que creamos ADIUNPAZ lo hicimos con la convicción de que una educación pública que pretende la inclusión y la calidad académica no puede construirse sobre la precarización y el despido. Creemos en este proyecto de inclusión y democratización de la educación superior y lo venimos sosteniendo con nuestro trabajo en las peores condiciones desde el inicio. Sin embargo, lo dijimos siempre, sin estabilidad laboral no hay proyecto académico posible. La universidad que pregona la inclusión despide a sus docentes porque forman parte de una organización que va detrás de los derechos más elementales de los trabajadores: contratos de trabajo, estabilidad laboral y salarios dignos.