Por Francisco Farina – @panchofarina
El líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, cumple 88 años. Sólo es posible compartir un recorrido parcial por la inconmensurable gesta del revolucionario más importante del siglo XX en nuestra Patria Grande.
“Comenzamos a reorganizarnos con dos fusiles: Raúl, por otra parte, dos semanas más tarde llegó a un punto con cinco fusiles. Sumados los dos, en total reunimos ese día siete fusiles. Ahí yo dije por primera vez: ‘Ahora sí ganamos la guerra’”. Pocas frases logran graficar la actitud y convicción de Fidel Castro en forma tan completa. En esta ocasión, el increíble optimismo fue expresado después del trágico desembarco del yate Granma, pero la fe en la victoria será una constante en su vida.
Fidel Alejandro Castro Ruz nació en la finca Birán, hoy provincia de Holguín. Hijo de padre español y madre cubana, ambos de origen campesino y humilde. En 1932 ingresó a una escuela en Santiago de Cuba y en 1939 al Colegio de Dolores, para luego cursar en el Colegio de Belén, estos últimos de la orden religiosa jesuita. El recorrido terminó con su graduación como Bachiller en Letras en 1945, para ese mismo año inscribirse en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana.
Como estudiante, en 1948 participó de las jornadas del Bogotazo en Colombia tras el asesinato del dirigente popular Jorge Gaitán, y se casó también por aquel año. Del matrimonio que duró hasta 1955 será “Fidelito”, su hijo. Para junio de 1950, con 23 años, Fidel se graduó en Derecho. Luego de la militancia en el Partido Ortodoxo Cubano y el segundo golpe de Estado de Fulgencio Batista, junto a un grupo de jóvenes, Castro intentó el asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba para derrocar a la dictadura instalada. Más allá del fracaso, aquel mítico 26 de julio de 1953 será un punto de inflexión en su vida, pero también en la de todo el pueblo cubano.
Quizá desde aquí la historia es un poco más conocida. El juicio, aislado y sin derecho a defensa, que culmina con su propio alegato conocido como “La Historia me absolverá”. Este será el programa del naciente Movimiento 26 de Julio. La cárcel y la presión popular para liberar a los jóvenes combatientes. El exilio en México, el médico argentino que se sumó a la guerrilla en potencia, el naufragio y desembarco del yate Granma. La Sierra Maestra, la guerra, el triunfo en el año nuevo de 1959. Playa Girón. La Crisis de los Misiles, de octubre o del Caribe. El derrumbe de la Unión Soviética. El periodo especial. El infinito bloqueo comercial. Y siempre la autocrítica constante.
Todos los sucesos fueron siempre afrontados con la mayor integridad y honradez de un revolucionario comprometido con su pueblo. Sólo basta con pensar la entereza ante las dificultades de esta pequeña isla en años tan oscuros de dictaduras, asesinatos y desapariciones en nuestros países del Sur. En esos momentos, Cuba, con Fidel a la cabeza, nunca dejó de ser un faro que mostraba el camino.
Y para conocer en primera persona y profundamente la vida y pensamiento de Fidel vale la pena acercarse (o volver) a la necesaria lectura de cuatro famosas entrevistas: Fidel y la religión, conversaciones con Frei Betto (1985); Un encuentro con Fidel, realizada por Gianni Miná (1987); Un grano de maíz, conversación con Tomás Borge (1992); y Cien Horas con Fidel, conversaciones con Ignacio Ramonet (2006). Recientemente también se publicó una extensa entrevista realizada por Katiuska Blanco Castiñeira titulada Fidel Castro Ruz. Guerrillero del Tiempo (2011).
En diciembre de 1999, en reclamo del niño Elián González, Fidel anunció lo que fue la “Batalla de ideas” y en ese sentido invirtió su tiempo y sus fuerzas, además de las acciones políticas del gobierno y los programas implementados al respecto. La charla sostenida con 117 intelectuales y pensadores reconocidos de todo el mundo, durante más de nueve horas en febrero de 2012, es una mínima muestra de esto. Esta charla se encuentra recogida en el libro Nuestro deber es luchar.
Pero volviendo a su vida, en 2006, a causa de problemas de salud, el Comandante Fidel Castro delegó provisoriamente sus cargos a Raúl Castro, su hermano menor y, en ese entonces, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. En 2008, Fidel anunció que no aceptaría los cargos de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe. Raúl asumió estas facultades como también, desde 2011, el cargo de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.
Los aportes de Fidel en la disputa ideológica a nivel mundial son numerosos. Quizá la cuestión climática y las catástrofes por la voracidad del capitalismo para con la naturaleza, sean un ámbito donde el estadista fue un adelantado. Desde 1992 hasta hoy, el Comandante llama constantemente la atención sobre “el peligro real de extinción de la especie humana”.
Pero a pesar de dejar los cargos, con frecuencia hay noticias de Fidel: ya sea porque publica alguna de sus Reflexiones (tarea emprendida y constante desde principios de 2007) o porque recibe a algunas de las personalidades políticas más importantes del mundo. La denuncia del “Holocausto palestino en Gaza” o la foto con Vladímir Putin datan de estos últimos meses.
Durante todo este tiempo, acumuló enemigos y vio pasar más de una decena de presidentes estadounidenses que hicieron todo lo posible por derrumbar la revolución, para hundir a Cuba en los infiernos del capitalismo colonial y, sobre todo, para asesinarlo. De hecho, son más de 600 los atentados personales que superó el Comandante. Pero Fidel también acumuló amistades de todos los ámbitos y latitudes: Gabriel García Márquez, Nelson Mandela, Diego Maradona, entre tantas otras. Quizá la más importante para Nuestra América sea la relación personal y de mutua admiración con Hugo Chávez Frías.
Así se despidió el Che de su amigo, cuando otras tierras reclamaban sus esfuerzos: “Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos”. Entonces, no queda más que el humilde agradecimiento por su ejemplo y su lucha. Y, por supuesto, un muy feliz 88 años, compañero Fidel.