Imagen: Facundo Nívolo.
Por Nicolás Cannone. Luego del III Congreso Villero ¿cuáles son los desafíos de la organización en los barrios? La unidad del movimiento, la pelea por la urbanización con radicación y el derecho a la Ciudad parecen horizontes posibles. Marcha dialogó con diferentes referentes sobre el futuro de los villeros.
La cuestión de la vivienda, del hábitat y la lucha por la tierra siguen siendo en la ciudad de Buenos Aires ejes de debate y reclamos reivindicativos por parte de los vecinos de los barrios más relegados que no han tenido como respuesta aún soluciones definitivas.
Durante este año la toma que realizaron decenas de familias sin vivienda del predio lindero a villa 20 (ex cementerio de autos), dejó al descubierto la impericia de la justicia y la inmadurez e irresponsabilidad de una gestión pública que ya a esta altura deja a las claras la ausencia de voluntad en afrontar el drama habitacional en la ciudad porteña.
No sólo no existe en la gestión del jefe de gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, un planeamiento urbanístico serio que implique la participación de la comunidad en los procesos, sino todo lo contrario: los terrenos de la ciudad que menos valor tienen se resuelven con las lógicas punteriles mafiosas, mientras que los terrenos más valiosos son puestos (hoy o a futuro) al servicio del mercado para el desarrollo inmobiliario de una ciudad excluyente.
El derecho a la ciudad
Parte del reclamo de organizaciones sociales, villeras, vecinos y vecinas de los barrios olvidados fueron puestos en común en el III Congreso Villero que se realizó el 25 de julio. La Corriente Villera Independiente (CVI), Villas al Frente (VAF) y La poderosa entre otros referentes barriales dialogaron sobre la urbanización con radicación y cómo continuar la lucha para garantizar el derecho a la ciudad.
Más de una semana después de ése encuentro, la perspectiva nacional de lograr la urbanización en los barrios más vulnerados y consolidar la identidad villera como una identidad que trascienda cada villa, presupone la pregunta de la proyección y los pasos a seguir para el movimiento villero.
Marcha y FM Che Barracas dialogaron con algunos referentes barriales y con intelectuales sobre la proyección del movimiento villero y los desafíos a nivel nacional.
Raúl Zibecchi mencionó que “poder trascender con esta identidad, sale del plano de lo político, pasa a generar un vínculo en el plano de los sentimientos. Sentirse villero, no de una villa, sino de las villas”es el camino acertado en esta búsqueda de unidad. “Hay una cultura villera que se pronuncia en voz alta, que se dice, que no tiene miedo de ocultarse, un orgullo de ser villero¨ en este sentidoZibecchi se centró uno de los puntos de este tercer congreso.
Algunos de los ejes más importantes que se abordaron en el III Congreso, la urbanización, la salud, la educación, el tratamiento de diversas problemáticas con perspectiva de género y la juventud entre otras, resultan las temáticas más relevantes hoy en materia de urbanismo social para cualquier intervención territorial uno diría casi en América Latina. Habría que incorporar también a éstos, los ejes de violencia y derechos humanos que en los barrios periféricos no sólo de la ciudad porteña sino de cualquier localidad provincial son moneda corriente.
En este sentido, la proyección hacia futuro obliga al movimiento villero a desentrañar la lógica de funcionamiento de cada uno de estos ejes y a desinvisibilizar cada uno de ellos. Como un primero paso, desde la Comisión de Género surgió la propuesta de pensarse de cara al próximo Encuentro Nacional de Mujeres para lograr una participación activa que permita dar voz propia a las villeras y sus problemáticas.
Unidos a la par
La unidad es unos de los desafíos a nivel nacional para el movimiento villero. Yefri Mosquera tiene 22 años, es vecino de la villa Rodrigo Bueno e integrante del Movimiento Villas al Frente. Como saldo del Congreso evaluó la capacidad de “unión de todas las villas”. A diferencia de los Congresos previos donde solo la CVI fue la organizadora, el potencial del último residió en la capacidad movilizadora que le inyectó la participación y convocatoria de más organizaciones que además lo proyectaron a nivel nacional.“Ahora no somos villeros de cada villa por separado, sino que somos villeros de todas las villas” asegura Mosquera.
“Ésta, es nuestra principal conquista. Es un punto de encuentro independientemente de los avances que podamos dar de acá en adelante, que seguramente serán muchos” mencionó un integrante de la organización La Poderosa que quiere resguardar por seguridad su identidad.
La cuestión de la densidad poblacional en los barrios es un dato concreto de la precarización de la vida humana y del hacinamiento. Las manzanas de las villas tienen una densidad que triplican y hasta cuadriplican las densidades poblacionales de otros barrios urbanizados en la Ciudad. La falta de acceso a los servicios básicos como el agua potable y la red cloacal, la presencia de incendios durante los inviernos debido a las instalaciones eléctricas precarias y el agravante de la inaccesibilidad de conectores urbanos que permitan el ingreso de los servicios de emergencia es una realidad diaria para cualquier vecino de una villa.
El drama habitacional de la ciudades, de las periferias olvidadas en terrenos contaminados, de las poblaciones hacinadas en pequeños cuartos, en contraparte al desarrollo inmobiliario en las zonas “verdes” para el boom inmobiliario de los nuevos ricos o las zonas “costeras” para el desarrollo inmobiliario del mercado, son la contracara de un problema que a nivel nacional se profundiza.
Las ciudades hoy siguen conformándose con corrientes migratorias internas, muchas veces desplazadas por el avance de los límites de la soja o por la megaminería que arrasa a su paso puntos de desarrollo local productivo. La realidad es que también los grandes centros urbanos, cual ilusión, muestran la postal de un mundo laboral nuevo, que muchas veces no es más que el contrapelo del trabajo precarizado.
“Las ciudades son núcleos de persistencia del trabajo. Las ciudades son (además) los núcleos del capital y del Estado” dice Zibecchi , “donde es muy difícil sostener los trabajos por un largo tiempo”.
“La urbanización de las villas es un objetivo claro para las organizaciones sociales y los vecinos de los barrios pobres” menciona un miembro de La Poderosa. Sin embargo, debe ser un objetivo también de quienes llevan adelante la gestión pública.
Los primeros pasos que fortalecieron y consolidaron al movimiento villero están dados. Hacia adelante, falta mucho. De la mano de la urbanización, según el integrante de La Poderosa, mucho no habría sido como hoy e implicaría además un avance como sociedad, sin otro Kevin muerto en un pasillo de un metro de ancho, u otro Facundo porque cayó un árbol sobre su casilla con techo de chapa, u otra María en un incendio. “¿Qué no hubiera pasado si los barrios estarían urbanizados?”.