Por Leandro Rosso. Una fábrica estatal de uranio está generando polémica en Formosa. Un verdadero historial de rechazos. Los beneficios del negocio nuclear al servicio de la política argentina.
Si ha habido una fábrica que ha tenido muchos vericuetos para erradicarse en algún punto de nuestro país, esa es Dioxitek. Se trata de la empresa, manejada por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que produce dióxido de uranio, la materia prima para producir el combustible requerido por las centrales nucleares. En todo el primer semestre de 2014, fue noticia por sus intenciones de instalarse en Formosa. Actualmente, la planta está funcionando en la ciudad de Córdoba con un plazo hasta noviembre de este año.
El martes 15 de julio, una audiencia pública realizada en la ciudad formoseña congregó a alrededor de 40 panelistas para debatir por la instalación o no de la polémica planta. Se trató de una instancia no vinculante, donde el poder político tomará la última palabra.
“Hay que ser claros en esto: no es que Dioxitek se traslada de Córdoba a Formosa. Fue Córdoba quien expulsó a Dioxitek”, sentenció el Dr. Raúl Montenegro, presidente de la Fundación por la Defensa del Medio Ambiente (FUNAM). La fundación lleva casi treinta años luchando en la ciudad cordobesa contra la erradicación de la planta. Hoy, sus esfuerzos se mantienen firmes también en la zona formoseña.
Para Montenegro, “Dioxitek necesita mudarse a Formosa porque la están echando de la ciudad de Córdoba y no es aceptada en otras provincias. Solo le quedaba buscar una provincia feudal como Formosa, donde las protestas públicas son violentamente reprimidas”.
El uranio -según señala un documento de FUNAM- afecta la salud humana porque es radiactivo y también tóxico: “El uranio absorbido por un ser humano se distribuye ampliamente en el organismo, pero se deposita preferentemente en hueso, riñón e hígado. Del 1% al 5% de una dosis oral es absorbida por el tubo digestivo. La inhalación de partículas de uranio y radio 226, y sobre todo del gas radón 222, se asocian a la producción de cáncer de pulmón”. Estos dos radones son “hijas” del uranio en estado inestable y que, según FUNAM, fueron encontrados rastros de la misma en el depósito de Córdoba, con niveles superiores a lo normal.
El gobierno de Gildo Insfrán tiene en sus planes no solo la bienvenida a Dioxitek, sino también la construcción del reactor nuclear Carem 25, que sería la primera en diseñarse íntegramente por nuestro país. Según el diario La Mañana de Formosa, el responsable del emprendimiento, Ricardo Charaviglio, aseguró que este paquete atómico produciría alrededor de “46 millones de pastillas de uranio de 10 gramos cada una. Cuatro pastillas de estas producen energía suficiente de lo que en promedio cada uno consumo en su casa durante un año, por lo que la producción de NPU (Nueva Planta de Uranio) estará alcanzando para cubrir la demanda anual de 950 mil familias”.
Además de distintas organizaciones sociales, la Iglesia Católica formoseña ha fijado su posicionamiento en contra del proyecto. En la reciente audiencia pública, el monseñor José Conejero, del presbiterio diocesano, declaró que “no es lícito hipotecar la vida y la salud de generaciones futuras de formoseños, como tampoco su medio ambiente en aras de lo que consideramos un supuesto progreso, una provocación al medio ambiente y un riesgo permanente”. Además, aseguró que “optamos por una Formosa Libre de Energía Nuclear, tal como lo prescriben nuestra Constitución Provincial y la Ley Política Ecológica y Ambiental 1060”.
Sobre esta última ley provincial, se establece en su artículo 13 la prohibición de toda “realización de pruebas nucleares; la utilización de sustancias radiactivas de sus desechos, salvo las utilizadas en investigación y salud, cuya normativa se adjuntará a las establecidas por el organismo de aplicación”.
A partir de ello, la comunidad originaria Nam Qom presentó una medida cautelar de no innovar contra el Estado. “Nuestra comunidad, habitada por unas 7000 personas, se encuentra al borde de la Ruta 81, por donde van a pasar los camiones que van a llevar el uranio, que es el combustible del reactor nuclear. Sabemos que tiene efectos radiactivos y cancerígenos, y que lo pueden inhalar nuestros chicos”, destaca el dirigente qom, Israel Alegre, al portal Última Hora.
También distintos dirigentes de Paraguay se han visto preocupados por este tema. El 11 de julio pasado, senadores del hermano país mantuvieron reuniones con la gobernación de Formosa por el tema de Dioxitek. Esto se debe a que la planta se instalaría en el Parque Industrial de Formosa, que está ubicada a tan solo cinco kilómetros del Río Paraguay. El país vecino asegura que su ciudadanía está preocupada y que nunca fueron consultados previamente.
El viernes pasado, el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) y la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) le envió una carta al subsecretario de comunicación formoseño, Rubén Duarte, donde expresan su preocupación por la visita que realizó a distintos medios de comunicación en los primeros días de este mes. Según la carta, Duarte les exigía a los medios “la circulación de cuatro spot sobre el tratamiento de uranio en Formosa cada 15 minutos, en cada corte publicitario que no esté superando los 30 minutos”. En esta comunicación se advertía, además, que en caso de incumplimiento, se procedería “a dejar sin efecto las pautas publicitarias con dichos medios”. Para Fopea, se trata de un caso de censura.
El 20 de noviembre de 2013, la senadora nacional Norma Morandini envió un pedido de información a Dioxitek para que brindara detalles sobre el proceso de re-localización. La carta fue respondía por el presidente de la empresa, Gustavo Navarro, quien adujo que los únicos posibles destinos eran Embalse y Río Tercero. La respuesta fue enviada el 28 de enero de 2014. En ningún lado de la carta se mencionaba a Formosa como tercera opción.
Fisiones
En Córdoba, debido al crecimiento poblacional, Dioxitek no podía seguir funcionando legalmente debido a la ordenanza de uso de suelo. Es así que en el año 1995, acordó con el municipio para trasladarse a otra región.
Su primer intento fue en Despeñaderos, a 50 kilómetros de la ciudad capital. Allí, recibió su primer portazo, fruto de una inédita movilización con tractores.
En 2004, probó suerte en San Rafael, provincia de Mendoza. Ahí surgió su segundo rechazo, dejando una rotunda negación de entrada por parte del gobierno.
En el 2012, probó trasladarse en La Rioja. Fue rechazado por decisión del Consejo Deliberante.
El 28 de septiembre de 2012, el municipio de Córdoba terminó clausurando la fábrica de Dioxitek por el uso de suelo. Luego de que la empresa presentara una medida cautelar a la justicia, se ofreció un plazo máximo de dos años para entablar los planes de relocalización.
A mediados de 2013, la empresa eligió a Río Tercero. Pero un letrado de la justicia presentó un amparo debido a que la Carta Orgánica del pueblo prohíbe toda radicación de industrias donde se manipule insumos nucleares. También trató de trasladarse a Embalse. Al parecer, tampoco prosperó.
¡Santos protones!