Por Diego Villarino. Alejandro Sabella consiguió el subcampeonato con la Selección Argentina. Los proyectos no suelen durar más de cuatro años. Pero el desempeño del técnico amerita la continuidad.
Terminó el mundial y el destino de Sabella es incierto. Argentina no logró coronarse. No obstante, el plantel dejó una buena imagen en el público. El equipo evolucionó en el transcurso de la Copa del Mundo. De las grietas defensivas a la solidez. De los cuatro fantásticos a la poca efectividad ¿Por qué debe extender el vínculo? Aspectos positivos y negativos del ciclo.
El equipo mostró dudas en el debut de Brasil 2014. El técnico instaló una línea de cinco que no funcionó. En el entretiempo ante Bosnia tuvo la honra de modificar el esquema. Ingresaron Gonzalo Higuaín y Fernando Gago. Los encuentros contra Irán, Nigeria y Suiza volvieron a reflejar un once apagado. Los rivales explotaron la espalda de Pablo Zabaleta y los zagueros tenían dificultades para contrarrestar las pelotas áreas. Javier Mascherano no podía recuperar solo.
En el partido con Bélgica, Pachorra tomó la decisión de colocar a Martín Demichelis y Lucas Biglia. El ex Argentinos Juniors ayudó al León en la marca. El volante central se multiplicó en todas las zonas de la cancha. Además, la presencia del quince mejoró a Ezequiel Garay. Micho, muy cuestionado, aportó experiencia y sabiduría. Por supuesto que esto limitó el poder ofensivo. Los socios de Lionel Messi desaparecieron y la Pulga no brilló. Sergio Agüero y Pintita, claves en las eliminatorias, llegaron con problemas físicos. Encima Ángel Di María se desgarró en el medio de la competición. El diez careció de un intérprete.
El entrenador acertó en el planteo táctico con Holanda y Alemania. Faltó contundencia. Estuvo cerca de conquistar la gloria. Sin embargo, Mario Götze le dio el título al conjunto germano. En una época resultadista, el público aplaudió la campaña. Rompió con la lógica. El esfuerzo del grupo fue descomunal. Pachorra, pragmático a la hora de variar, cuenta con el respaldo del entorno. Formó un grupo armonioso y no priorizó a las individualidades. “Creo que la continuidad de Sabella sería muy buena. Eso lo tienen que definir Alejandro y la AFA. No hablamos ni media palabra sobre la continuidad. Ojalá que sigamos porque Alejandro está intacto”, expresó el colaborador Claudio Gugnali en declaraciones radiales. Asimismo, El Jefecito garantizóque “el DT le devolvió las ganas de jugar en la Selección, cuando pensaba que no tenía nada más que aportar”.
El combinado albiceleste sufrió 24 años de frustraciones. A partir de 1991, pasaron entrenadores de todos los colores. Alfio Basile obtuvo dos ediciones de la Copa América y abandonó el puesto después de Estados Unidos 1994. Mientras que Daniel Passarella lamentó el gol agónico de DennisBergkamp. En tanto, Marcelo Bielsa padeció el fiasco histórico: la eliminación en primera ronda de Corea Japón 2002. El proceso de José Pekerman duró un suspiro (2004-2006). Los penales decidieron la suerte de aquel equipo. Ni hablar cuando le tocó el turno a Diego Maradona y Sergio Batista. Recordemos que en el fútbol local tampoco se respetan los ciclos. Las renuncias y despidos son innumerables.
Cabe señalar el ejemplo de Los Teutones. Hace diez años que siguen un proyecto. En 2004 asumió Jürgen Klinsmann y luego Joachim Löw. Significó un cambio total del estilo: menos potencia física y más juego elaborado. El trabajo sembró sus frutos. Del mismo modo, España fue dueña de una generación dorada. La Furia quedó atrás. El fallecido Luis Aragonés ganó la Eurocopa del 2008. El sucesor Vicente del Bosque continuó con la línea de conducción. Explotó la faceta creativa de Andrés Iniesta y Xavi Hernández. La dupla abasteció a David Villa durante Sudáfrica 2010. A largo plazo los éxitos deportivos prosperan.
El ex pincharrata acumula 41 partidos dirigidos con 26 triunfos, 10 empates y apenas 5 derrotas. El balance es favorable. La dirigencia, encabezada por Julio Grondona, quiere retenerlo. La decisión final es de Sabella. El técnico disfruta de las vacaciones. En los próximos días se revelará el misterio. En el horizonte está la Copa América de Chile: un nuevo desafío. Vale la pena creer en una idea. No importa la escuela futbolera. Sí las convicciones.