Por Mauro Maldonado y Francisco Longa. Desde hace diez días, los trabajadores de TATSA-EMFER tomaron la fábrica para denunciar el atraso en el pago de sueldos y el vaciamiento por parte del dueño: Cirigliano. Marcha dialogó con ellos y recorrió la planta ocupada. Aquí la primera parte de la nota.
Cuarenta años atrás, esta inmensa planta industrial del partido de San Martín que linda con la Avenida General Paz era una de las tantas sedes de Fabricaciones Militares. Allí la industria nacional fabricaba diversos elementos bélicos como tanques de guerra que, incluso, se vendían al exterior. A la par, se fundó la empresa Emprendimientos Ferroviarios (EMFER) que comenzó a dedicarse a la fabricación y reparación de trenes y de material ferroviario en general.
El derrotero de EMFER es un fresco de la historia reciente en nuestro país: signo de la epopeya industrial de mediados del siglo XX, fue privatizada a principio de los 90 y no estuvo al margen de la crisis de 2001. Sin embargo, los trabajadores destacan que la fábrica se mantuvo al margen de los despidos generalizados de las empresas públicas privatizadas, lo cual la hizo mantener una planta que hoy en día asciende a 350 trabajadores. Por su parte, hacia 2005 en la misma sede de EMFER, el grupo Cirigliano instala Tecnología Avanzada en Transporte Sociedad Anónima (TATSA), dedicada principalmente a la fabricación y reparación de buses y colectivos. TATSA cuenta hoy con casi 150 trabajadores y es la principal proveedora del Grupo Plaza perteneciente también a los hermanos Cirigliano.
Luego de la tragedia ferroviaria de Once, el grupo Cirigliano comenzó una parábola descendente, lo cual impactó directamente en TATSA-EMFER reduciendo la actividad laboral, con atrasos en el pago de los salarios, suspensiones y despidos. Pero unos años antes, una comisión interna combativa había logrado alzarse con la representatividad gremial de las empresas, lo cual permitió que durante este último conflicto los trabajadores tuvieran capacidad de respuesta: desde el lunes pasado, y luego de realizar cortes de vías y de la Avenida General Paz, decidieron tomar la fábrica a la espera de la continuidad de las casi 500 fuentes de trabajo que esta representa.
A una semana de la ocupación, Marcha dialogó con un conjunto de los trabajadores que nos dieron su mirada desde adentro.
-¿Cómo se origina el conflicto de TATSA EMFER?
-Marcelo: Justo cuando pasó lo del accidente de Once. Hasta eso, veníamos con laburo, había compañeros que metían horas extras, veníamos a full; después del accidente de Once empieza a decaer la parte laboral y ahora se acrecentó con este conflicto. Ya veníamos de varios cortes, de marchas al centro y todo, no es que empezó ahora, porque todo el mundo dice: “ah ahora salen porque no cobraron una quincena” y no. Nosotros venimos de reuniones, de cartas, de marchas.
-¿Cómo decidieron tomar la planta?
-Julián: Veníamos sin cobrar el aguinaldo, de hecho se aguantó porque podríamos haber salido el martes, pero no, buscamos todas las instancias posibles para poder cobrar los sueldos que es lo que precisamos nosotros. El lunes no cobramos y sin embargo recién salimos al otro lunes, pero con instancias ministeriales previas donde se avisaba: “acá va a haber problemas porque no estamos cobrando”, siempre con el espíritu de solucionar la situación.
-Chino: Lo de tomar la planta era el paso siguiente después de cortar la General Paz, en ese momento nos quisieron disciplinar.
-Julián: El día que íbamos a hacer el corte llamativamente no había ningún operativo, pero así como cortamos la General Paz apareció la gendarmería y fuimos reprimidos brutalmente, con balas de goma, gases lacrimógenos, tenemos un compañero que fue operado que tuvo que atravesar una cirugía estética en la cara porque una granada de gas lacrimógeno le impactó el labio superior, tenemos muchos compañeros heridos, no hubo ningún tipo de intento de negociación para sacarnos de la general paz.
-Cuéntenos cómo se organiza la toma…
-Juan: Se realizaron distintas comisiones, como de comida, otra de seguridad, otra de limpieza, porque surgió la necesidad de convivir, y de hacerlo en orden. Los primeros días vimos que casi nos matamos por la comida, quién cocina y esto, y dijimos hay que organizarse, porque además es que es un grupo muy heterogéneo, yo tengo 26 años hay gente acá que tiene 40, 50, 60 años. Esto demuestra que un grupo de trabajadores se pueden hacer cargo de las cosas, no hace falta que venga alguien de afuera.
-¿Y cuál es la relación con el sindicato?
-Chino: Nuestro sindicato es la UOM y en todo el conflicto se encargó de hacer las denuncias al Ministerio, toda la parte formal, y se metió este último tiempo en el conflicto ya que empezó a haber una disputa de poder entre el mismo Caló y Moyano que amenazó a los dirigentes porque no encabezan las luchas.
-Marcelo: Por haberse vuelto mediático nuestro conflicto no le quedó más remedio que decir “bueno muchachos vamos a tener que sacar la cara porque sino…”
–Juan: La semana pasada, Caló tuvo una reunión con el Ministerio de Trabajo y Tomada dijo que se haría cargo de los sueldos y del aguinaldo, y estaríamos esperando a ver si nos pagan o no.
-¿Cuáles son los antecedentes previos a este conflicto?
-Marcelo: Después del accidente de Once, empieza a decaer la parte laboral y se empieza a ver realmente lo que es la parte gremial de los compañeros y la gente que aguanta la gente que banca.
–Chino: En los últimos fines de semana nosotros nos enteramos el lunes que habían pasado 6 camiones vacíos y después se iba cargado de material rodante.
-Julián: Ni siquiera se estaba llevando material propio, se estaba llevando material rodante, que es del Estado, para venderlo como chatarra, o sea reducía ruedas de trenes para venderlos a chatarras. La verdad es que fue todo un proceso, porque le sacan TBA a Cirigliano, empieza a haber un reacomodamiento del sistema ferroviario. El negocio de Cirigliano era: cada línea tiene sus talleres, los talleres del ferrocarril los vaciaba y mandaba el trabajo a EMFER, porque en EMFER se factura, nada se arreglaba en la línea, todo venía a EMFER donde se factura al Estado cada cosa que se le hacía a los trenes.
Cirigliano es un tránsfuga que no tendría que estar a la cabeza de ninguna fábrica de ferrocarriles de la Argentina ni de nada, Cirigliano tiene que estar preso, es un asesino y responsable de la muerte de 52 personas en la tragedia de Once, es un parásito del Estado que vivió absorbiendo los subsidios.
-Sin embargo la justicia parece recaer sobre los delegados…
Julián: Claro, la judicialización del cuerpo de delegados se empieza a dar desde que Cirigliano, posterior a la tragedia de Once incinera volquetes de documentación que lo complicaban en su proceso penal y ambos cuerpos de delegados lo que hicimos fue denunciar la quema de los papeles, y producto de esta denuncia se empieza a judicializar nuestros actos sindicales.
-¿Cuántos compañeros hay con causas?
-Julián: Once delegados de EMFER y cuatro de TATSA, más otros dos que eran delegados que también están procesados.
-¿Qué tipo de causas tienen?
–Julián: Estamos imputados por la causa del robo agravado en poblado y en banda, una causa por privación ilegítima de la libertad, por el corte en las vías del mitre (en esa vamos a juicio oral y es la causa en términos jurídicos que más avanza); también por amenaza, hurto y amenaza, por corte de la General Paz, por compulsión a la huelga, en fin, todas empujadas por la empresa y el juez que parece el dueño de la empresa, la justicia está actuando abiertamente para la empresa, para destruir la organización sindical.
–Marcelo: Acá hay que tener en cuenta que nosotros somos obreros y vivimos quincena a quincena, ninguno de nosotros tiene plata guarda en el banco, como Cirigliano, que dice que no tiene plata para pagarnos. Nosotros vivimos el día a día, no somos 500 monos que se nos cantó salir a cortar la General Paz, son 500 familias que no están cobrando, que no están pagando las cuentas, que se nos atrasan cuotas de los que sea, remedio para los chicos, eso es lo que tienen que tener en cuenta.