Por Leandro Pintos y Luciana Chiodi. Ante los conflictos por el espacio público y las políticas de Mauricio Macri, Gigi Krein del “Colectivo Tierra Para Vivir” y Martín Moroni de “Geoide en Revolución”, dieron sus puntos de vista en una entrevista a La Revancha, programa de FM La Tribu.
Una ciudad atractiva para las grandes inversiones de capitales. Así define a Buenos Aires Martín Moroni, integrante de “Colectivo Tierra para Vivir Bien”. Al ser consultado sobre cómo se va diagramando la capital del país, Moroni explica que “la ciudad PRO es una tendencia a nivel internacional, como Barcelona, Nueva York o Rio de Janeiro, que tienen un modelo de planificación similar y son ciudades que suelen presentarse atractivas para la inversión de capitales. Estamos ante un paradigma de ciudades no industriales. Ahora la idea es plantear una ciudad para el turismo, los servicios y la actividad financiera. El modelo territorial que proyecta Macri es hacer una ciudad con ventajas para los inversores y salir a competir con ese modelo mundial. El discurso oficial indica que a través de esas inversiones se crea el empleo y se mejora el espacio público”.
Gigi Krein recordó que en el 2018 Buenos Aires será sede de los Juegos Olímpicos Juveniles. Aunque no tenga la dimensión de un Mundial de Fútbol, desde el gobierno porteño ya se está preparando el terreno para invisibilizar y criminalizar la pobreza. Uno de los puntos centrales que va a tener esta sede de los Juegos es Comuna 8, cuyo déficit habitacional es el mayor de toda la Capital Federal y no cuentan ni siquiera con un hospital. “Es muy importante la Ley de Urbanización de la Villa 20 que, sancionada en 2005, todavía no ha hecho nada y es el pueblo, con sus propias manos y por sus propios medios, tiene la toma de tierras como única opción ante la falta de previsión del Estado en urbanización, y en lograr una vivienda digna para todos”, aseveró.
-El problema no es que vengan inversores a generar trabajo, sino qué tipo de actividad están generando que requiere plata para consumirla. El consumo está puesto como eje central, no hay otra posibilidad de habitar la ciudad. ¿Ustedes como ven esta problemática?
–M.M: La idea de lo que está planteando el Gobierno de la Ciudad, es Buenos Aires como una mercancía, algo que se compra y se vende. Quien accede a la ciudad es quien tiene plata para comprar. Ningún inversor va a apostar sino obtiene una ganancia. La idea es buscar una ciudad que sea rentable para los inversores, pero esa rentabilidad va a existir si alguien puede pagarlo y quienes no puedan acceder quedarán afuera.
Los espacios verdes están solo pintados
A principios de junio, el gobierno porteño anunció un programa integral a ser ejecutado en 20 años, que prevé la creación de 78 parques, 400.000 árboles, terrazas verdes y espacios peatonales en los barrios.
A contramano de sus propios anuncios, que se basan en una “preocupación por la escasez de espacios verdes en la Ciudad”, la Legislatura porteña aprobó la ley que permite la instalación de bares en 30 parques y el emplazamiento de 15 plantas de tratamiento de residuos en espacios públicos.
El anuncio presenta contradicciones que “Tierra para Vivir” señala: “En primer lugar, la idea de este programa es la de ‘mitigar los efectos del cambio climático’. De nada sirve la creación de pulmones verdes si no se da un giro sustancial en las políticas de transporte. Este gobierno sigue priorizando el uso del automóvil individual, lo que causa una continua y creciente emisión de gases. A su vez, el transporte público no contaminante, como el subte, sufre año tras año una importante merma de usuarios debido al mal servicio y los frecuentes aumentos del pasaje (a pesar de su demostrada ilegalidad)”. Frente a esta situación, la organización agrega que “no se ve un avance en la legislación frente a las políticas de producción y tratamiento de residuos de las grandes empresas, responsables en primer lugar de dicho cambio climático. Finalmente, con una política de construcción indiscriminada, que favorece la especulación inmobiliaria por sobre el derecho a la ciudad y la vivienda digna, no puede ya esperarse cambio alguno de este gobierno PRO en el mejoramiento de las condiciones de vida de los vecinos. Es más, no sólo no respeta los derechos de los habitantes de la CABA, sino que hace de ellos su negocio”.
La pretensión de aumentar en 400.000 los árboles (para alcanzar la cifra de 1.000.000) también parecería ser sólo un discurso. Basta ver el caso del Metrobus y el destino de los ejemplares de la avenida 9 de Julio, extraídos en una época no recomendable y pésimamente transplantados. A esto se deben sumar las denuncias por podas mal realizadas y tala indiscriminada.
Otra supuesta finalidad de este programa recae en la necesidad de espacios verdes para hacer frente a las tormentas extremas que azotan la ciudad, cada vez con mayor frecuencia. Si bien el espacio verde es útil para esto, recordemos que el gobierno porteño subejecuta año a año el presupuesto destinado a obras pluviales. Y otra vez, de nada sirve plantear más verde sin obras de infraestructura adecuadas que respondan a un plan mayor.
Este proyecto fue incluso elogiado por Juan Carlos Villalonga, quien dirige la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad (APRA). Es la misma agencia que dio por aprobado el estudio de impacto ambiental de otro proyecto de IRSA (el distrito Arcos), pese a todas las irregularidades que presentaba. De hecho, la aprobación se otorgó una vez que el shopping estaba completamente construido, en un terreno donde los vecinos nuevamente pedían que se instalase un espacio verde.
Intereses ocultos detrás de la “política ambiental”
Pero la “agenda verde” no es un invento del macrismo, sino que es parte de los acuerdos que distintos intendentes de corte neoliberal han establecido en el Foro Económico Mundial (FEM) que se realizó en enero pasado en Davos (Suiza). Estos municipios no sólo acuerdan en las políticas “eco” que dan votos y generan adhesión de vecinos y empresas, sino que coinciden en un modelo de ciudad cada vez más “vendible” para afuera, como sede de megaeventos deportivos y culturales. Así, logran atraer inversiones extranjeras, para las cuales se modificará o aprobará cualquier norma que sea necesaria, con el Estado como garante de los grandes grupos capitalistas que ven en nuestra ciudad y en el suelo urbano un gran negocio.