Por Jesica Farias. Le ponen el cuerpo. Militan en la calle. Investigan. Se embarazan y discontinúan gestaciones. Y debaten sobre la despenalización y legalización de las interrupciones voluntarias y el derecho, hasta ahora negado.
El jueves 3, en la sala Jacobo Laks del Centro Cultural de la Cooperación se realizó la charla Varones y Aborto. Decisión de ellxs. Conquista de Todxs auspiciada por el Colectivo de Varones Antipatriarcales en Ciudad de Buenos Aires y el Grupo de Estudios sobre Sexualidades –GES- del Instituto de Investigación Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. El intercambio presentó, entre otros interrogantes, uno en particular en torno a las estrategias para consagrar el derecho: ¿cuál es el/la sujeto/a político/a de esa lucha? Las respuestas circularon de boca en boca en ese espacio donde además se presentó –fuera de los convencionalismos- el reciente libro publicado por la activista feminista queer Mabel Bellucci Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo.
En la mesa, compuesta por Alejandro Aymú, integrante del Colectivo Varones Antipatriarcales y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; Blas Radi, quien trabaja sobre Teoría Trans en la Universidad de Buenos Aires; Mario Pecheny, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET; y Bellucci, se trató la cuestión de las interrupciones de las gestaciones desde la militancia colectiva y la docencia e investigación, pasando por lo personal -que es político- y por una perspectiva poco analizada: la de los varones trans.
“El compromiso es aportar a las estrategias existentes sobre acceso a derechos (no) reproductivos, extendiendo su alcance a un repertorio más amplio de cuerpos y subjetividades, particularmente un repertorio que incluya a los varones trans no como meros acompañantes sino como sujetos de aborto”, explicó Radi a Marcha sobre su exposición, que fue crítica pero con una manifiesta intención constructiva.
El aborto y ellos
La sala en la que se brindó la charla, que según Bellucci “llevó tres largos meses frente al momento de elegir activistas de la comunidad que estuviesen trabajando y/o pensado alrededor del aborto desde sus especificidades”, se colmó de pañuelos verdes; referentes como Ilse Fuskova, Nora Cortiñas, Elsa Schvartzman, Mauro Cabral, Nora Ciapponi, Martha Rosenberg y Luciana Sánchez; militantes y personas independientes, como también de discusiones.
Alejandro Aymú aportó desde su experiencia personal, militancia colectiva y cisgénero -término utilizado para referirse a personas que no son trans- para repensar los cuerpos y roles al momento de problematizar los cuidados y el aborto. “Poner el cuerpo en esta lucha me lleva a repasar todos aquellos disparadores que se relacionan directamente con el aquí y ahora, ese mandato que los varones hemos escuchado en innumerables ocasiones”, explicó repasando frases como “poner todo”, “meterle garra”, o “a golpes se hacen los hombres”, entre otras, que “están tan naturalizadas que ni pensamos en cuestionarlas”. Reflexionó e invitó a poner al mandato heterosexista y patriarcal “patas para arriba”.
“Las circunstancias ameritan que demostremos en la práctica que ser un macho hegemónico tampoco es destino inexorable para los varones, y que así como las mujeres no nacen sino que se hacen, nosotros tampoco portamos en esencia el rol de carceleros de la historia”, selló Aymú, quien arremetió contra la mirada dicotómica, con ese modo de presentarnos como opuestos.
Ni ellos, descuidados, librando la anticoncepción a las mujeres; pero tampoco nosotras como únicas reproductoras porque, ¿en dónde quedarían los varones que pueden embarazarse y, por lo tanto, abortar? Son las escasas políticas públicas y los discursos que circulan los que invisibilizan y lastiman duramente los cuerpos y subjetividades trans, tanto como a las heterosexuales y lesbianas que no desean gestar; daño que se profundiza frente a la falta de respuestas de las y los diputados, quienes acompañan con firmas el proyecto de ley de interrupción voluntario del embarazo pero que no debaten en el recinto.
“Se nos ha expulsado de luchas por la autonomía corporal aunque levantemos las mismas banderas y estemos comprometidos tanto como las mujeres cis en esta causa. Nuestros aportes, nuestra presencia, nuestra incorporación han sido más rechazados que celebrados”, reseñó Blas Radi, quien también es activista trans independiente y parte del Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género y que luego de la actividad remarcó que la invitación a la mesa fue “la primera que apuntó especificamente a la perspectiva de los varones y se comprometió” con el colectivo.
Por su parte, Mario Pecheny, introdujo a la cuestión del aborto y los varones con una pregunta: “¿Cómo no podría/ no debería interesarme?”. Respondió “como investigador y como alguien que apoya el derecho a tener derechos de todo el mundo, incluyendo a las mujeres y su derecho a decidir qué hacer cuando están embarazadas y no quieren tener ese hijo o hija” y agregó “una sociedad que reconozca el aborto y la igualdad de género es una mejor sociedad para todos y todas”.
El investigador y docente también afirma que su papel “es alentar la integración de éste y otros temas en la formación de estudiantes en ciencias sociales; y aportar datos para ayudar a clarificar argumentos que contribuyan a un debate público para modificar el estatus legal y las políticas del Estado en la materia. Si bien la del aborto no es una lucha de los varones en tanto varones, es una lucha por la justicia social, de género y erótica; en ese sentido es una lucha universal, pero como toda lucha universal tiene sus especificidades irreductibles”.
Algunos rostros se arrugaron y sobrevinieron en murmullos ante la exposición del docente de la UBA al expresarse sobre las interrupciones y ligarlas solo a las mujeres luego de que el militante trans refiriera a los embarazos y abortos “en cuerpos equivocados”. Pero los murmullos se fortalecieron cuando Pecheny dio por pasadas y pisadas las situaciones en donde “las mujeres” no son perseguidas.
Reflexiva, después de la charla, y con “el calor de la ronda colectiva” en la cabeza, Mabel Bellucci concluyó en que “las contribuciones de lxs panelistas tallaron”. Sin dudas, la actividad dejó sus marcas así como la certeza de que la lucha por la despenalización y legalización del aborto debe levantar una bandera verde que incluya a todxs, si, así, con x.