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El actual primer ministro ruso obtuvo un triunfo aplastante en las últimas elecciones para presidente de república. Sustituye así a su aliado Dmitri Medvedev y continúa profundizando el modelo liberal.
El actual primer ministro ruso obtuvo un triunfo aplastante en las últimas elecciones para presidente de república. Sustituye así a su aliado Dmitri Medvedev y continúa profundizando el modelo liberal.
Con más del 60% de los votos, el primer ministro Vladimir Putin se convirtió ayer en el próximo presidente de la república rusa, dejando muy lejos a todos sus opositores. Cuando todavía no se habían cerrado las mesas de conteo de votos, los resultados arrojaban una distancia de más de 40 puntos entre el ganador y el segundo, Guennadi Ziugánov, líder del Partido Comunista de Rusia que alcanzaba el 17% de los sufragios. Más atrás quedaron el resto de los candidatos, con poco más del 7% se posicionaron tanto el derechista Vladímir Yirinovski, como el independiente y multimillonario Mijaíl Prójorov. Más abajo, seguía el candidato de Rusia Justa, Serguei Mirónov, con el 4%.
“Hemos mostrado que nuestra gente es capaz de diferenciar el deseo de modernización de las provocaciones políticas que se ponen sólo un objetivo: destruir a Rusia, pero no lo lograrán”, arengó Putin ante unas 100.000 personas congregadas en la Plaza Manézhnaya de Moscú, donde salió a autoproclamarse ganador de los comicios. “Nos hemos quedado hoy con una victoria limpia y una mayoría aplastante”, sentenció.
Justamente la transparencia y legitimidad de las elecciones rusas fueron lo más cuestionado por la oposición. Tanto en los días previos, como enseguida de cerradas las urnas, los mismos candidatos salieron a cuestionar el mecanismo electoral, pensado para que el partido de gobierno tuviese mayores facilidades para obtener un triunfo, según denuncian los derrotados. “No reconocemos estas elecciones. Las consideramos ilegítimas, no limpias y no transparentes”, disparó Ziugánov, segundo en la contienda. “Recabaremos la información necesaria para acudir a los tribunales. Hemos registrado unas cuatro mil anomalías”, declaró Prójorov, quien instruyó a sus abogados para comenzar una presentación “por fraude electoral”.
Es verdad, que el sistema electoral ruso fue muy cuestionado en el pasado. A eso se le suman acciones de gobierno de represión directa a candidatos de la oposición, como la que sufrió el ex campeón de ajedrez, Gari Kasparov, quien liderando la coalición de izquierda Otra Rusia fue detenido antes de los comicios del año pasado e imposibilitado para presentarse a elecciones.
El hombre fuerte de la Rusia del siglo XXI vuelve entonces a confirmar su poderío en una nación que tomó, gracias a él, la senda del liberalismo económico en una sociedad ‘semidemocrática’ -como la definen algunos analistas internacionales, para no decir autoritaria- y que vive, en sus principales regiones urbanas, cierto bienestar económico. Sin embargo, son conocidas las violaciones a las libertades personales y colectivas que el gobierno mantiene en nombre de la tradición y la gobernabilidad del país. La persecución a activistas homosexuales, mujeres y movimientos sociales han sido denunciadas en más de una ocasión, y presentadas por el ejecutivo como parte del modelo modernizador de Putin.
Este pasaje de la antigua Unión Soviética a la Rusia moderna, se ha caracterizado por una posición ambigua el el ámbito internacional. Si bien no constituya más una alternativa al modelo liberal norteamericano, Rusia no pierde ocasión para molestar a sus ex-rivales en el plano diplomático, generando inclusive alianzas que para Estados Unidos resultan preocupantes. Esto no quita, que el país que a partir de este año volverá a dirigir Putin, se haya posicionado como uno de los líderes mundiales más reconocidos, especialmente a partir del crecimiento económico logrado a través de las recetas del que fue hasta hoy su primer ministro.
En este sentido, uno de los principales objetivos de su espacio político, Rusia Unida, fue sostener un liderazgo casi absoluto, que los lleva hoy a hacer posible un intercambio de roles inédito. Putin, tomará el lugar de su principal aliado Dmitri Medvedev, quien será el candidato de RU para tomar el puesto que hasta hoy mantuvo el mismo Putin. Se perpetuaría en el poder el modelo marcado por el amiguismo, la represión y el crecimiento económico descontrolado, algo que en Rusia parece ganar cada vez más adeptos.