Hoy se realiza la jornada de alegatos, últimas palabras y veredicto en el juicio contra el ex músico Miguel del Pópolo, acusado por triple violación y una agresión física. Un repaso de las audiencias previas y la lucha de quienes rompieron el silencio por verdad y reparación.
Por Laura Salomé Canteros | Fotos: Julianite Calcagno
“Si sigo a tu agresor, si soy amiga de alguien que te ha agredido, avísame”. Frase leída en redes tras el Errejón gate en España.
Hoy va a ser un día. Tras casi una década, el poder judicial pedirá sentencia y fallará en la causa contra Miguel del Pópolo, el ex músico vocalista de música indie de 37 años, procesado por tres violaciones y una agresión física en 2013 y 2016; y quien llega a la última audiencia de este debate negando todos los hechos que se le imputan y que fueron demostrados por el testimonio de casi una decena de sobrevivientes de violencia sexual, física, patrimonial y psicológica.
La audiencia está convocada para iniciar a las 9 en la calle Paraguay de la Ciudad de Buenos Aires y será el momento de los alegatos de la querella representando a las denunciantes Mailén Frías y Anabella Cianciarelli, a cargo de la abogada referente de Derechos Humanos Gabriela Conder; del representante del Ministerio Público Fiscal, Guillermo Pérez de la Fuente y del defensor oficial, Carlos Seijas.
Además, se escucharán las últimas palabras de Miguel del Pópolo y el veredicto por parte del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°25 integrado por Hugo Daniel Navarro en su carácter de presidente y sus colegas Ana Dieta de Herrero y Marcelo Bartumeu Romero.
Los delitos contra la integridad sexual se castigan con penas de prisión que van desde los 6 meses hasta los 20 años, dependiendo de la gravedad del delito y las circunstancias en que se cometió. Son aquellos que afectan la libertad sexual de las personas y su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. El ex músico llegó a juicio por cuatro hechos plausibles de punición sobre tres damnificadas que fueron sustentados por la recolección de testimonios durante ocho años por parte de Mailén y Rocío Marques.
Audiencia 9: “Yo sabía, yo sabía…”
El 5 de noviembre, la jornada arrancó al mediodía tras otro juicio. Que tampoco terminaba. Quienes fielmente abrazan en cada cita a las denunciantes, Mailén, Rocío -y Anabella que se conecta desde lejos vía Zoom pero está en el WhatsApp-, se impacientaban. Para esa fecha estaba prevista la ampliación declaratoria del procesado y la presentación del alegato de la querella. Sin embargo, solo del Pópolo habló. Ah, antes lo hizo el Tribunal. Negando la alocución de una testigo que se presentó espontáneamente para aportar al debate.
“Las denunciantes están convocando por redes sociales a venir a declarar en el juicio”, alertó como mandando al frente de forma infantil ante los jueces y la jueza el abogado defensor Carlos Seijas, quien en las últimas audiencias tomó protagonismo en el juicio por revictimizar a mujeres violentadas interrogándolas, volviéndolas responsables de lo que padecieron y negando el carácter político de los delitos contra la integridad sexual. También la dificultad de llegar a una sentencia para la mayoría de quienes padecen estos abusos.
Según su LinkedIn, Seijas es doctor en derecho penal y ciencias penales por la Universidad de El Salvador y es defensor público oficial desde 2016 de la Defensoría 15 ante los Juzgados Criminales y Correccionales de la Cámara del Crimen. Disertó en 2020 en ocasión de los debates en comisiones parlamentarias por la reforma judicial. Sin embargo, a pesar de la evidente erudición carece de sensibilidad.
“Los chicos me tuvieron que acompañar hasta el taxi”, afirmó del Pópolo al inicio de su declaratoria y luego de que tomara la voz su abogado. Se refirió de forma cercana a la policía e intentó en su discurso desviar el sentido del banquillo de los acusados armando un escenario de fantasía y de hostigamiento hacia él. “Están tratando de meter presión al Tribunal”, agregó. Manotazos en una piscina construida por toda una generación que ya no naturaliza la violencia.
Del Pópolo amplió su declaración durante aproximadamente media hora e intentó descalificar los actos expuestos ante el poder judicial por cuatro testigos, tres de ellas contaron de sus agresiones sexuales. “Lo que dijo no hace al objeto del proceso”, afirmó sobre una de quien negó reconocer que era menor mientras se veían, “siempre la vi manejarse libremente”; “teníamos una relación, pero todo fue consentido”, afirmó sobre otra que conmovió por completo con su relato de abuso con una modalidad repetida; “el vínculo con ella era parecido al de otras personas que se acercaban a la banda, espontáneos”, excusó nervioso y pausando para tomar agua sobre la tercera, quien también era menor cuando fue violentada por su actos.
Audiencia 8: que el miedo cambie de lado
- Fiscal: “Señor abogado, no hay que confrontar a la testigo”.
- Abogado defensor: “Señor fiscal, no tengan miedo”.
- Fiscal: “Si algo me caracteriza es no tener miedo”.
- Testigo interrumpe: “Miguel del Pópolo abusó de mí”.
V. tiene 26 años, es serigrafista y a los 17 años empezó a salir con uno de los amigos cercanos al ex músico Miguel del Pópolo, con quien meses después se iría a vivir. Su relato fue uno de los más conmovedores del juicio que comenzó el pasado 20 de agosto. “En ese momento (2016) se conocieron las denuncias”, contextualizó la joven, quien relató largo rato los padecimientos por haber convivido con estos chacales y las consecuencias sobre su salud física y mental.
“Lo que me hizo fue de una humillación tremenda, pensaba que era una buena persona y me manipuló”, relató V. sobre el acusado; sobre el amigo y su novio agregó: “Él también abusó de mí. Al tiempo me fui de esa casa”. En ese momento, tenía entre 17 y 18 años y su vida de estudiante se dividía con compartir tiempo con quienes caracterizó como “machistas y alcohólicos”. Hasta que hizo una amiga y comenzó a darse cuenta de la manipulación que ejercía esa mayoría varonil.
“Me siento muy triste por quien era, recién ahora entiendo por lo que pasé”, contó V., “quedé rota”, declaró conmocionada pero segura de su aporte. “Hoy estoy yendo al psicólogo y tengo una buena vida”, dijo. Fue un relato que aplastó de lleno la comodidad de operadorxs de justicia y que llenó de lágrimas de empatía la sala que brindó un abrazo virtual a quien decidió no callar y luchar contra la impunidad.
Es que la declaración de V. puso sobre la escena la importancia de la reparación en los juicios por violencia sexual. Un paso pendiente y obligatorio del poder judicial si se pretende un avance de los mecanismos institucionales con perspectiva de género que eviten la revictimización de mujeres y disidencias víctimas y sobrevivientes. “Tienen que pagar por lo que hicieron. Me hizo sentir mal lo que pasó y es muy difícil de contar, pero hoy tengo gente que me quiere”, finalizó. En todo momento V. se refirió al carácter grupal de los abusos. Un tejido de complicidades que perpetúa culpas compartidas.
V. fue revictimizada durante su declaración y fue injusto en palacios de justicia. Así lo afirmaron referentes y activistas contra el abuso sexual infantil que presenciaron la audiencia. Así lo expresó ella misma quien dijo “parece que se están burlando de mí”, ante las preguntas del defensor oficial Seijas quien desacreditarla con una versión suya anterior e intentó desviar la atención para relativizar los hechos de abuso relatados por del Pópolo y su entorno. Fue cuando la querella, a cargo de Conder, denunció el hostigamiento sobre ella. Un suceso que llenó de vergüenza la sala, pero que evidenció la inseguridad jurídica a la que se ven sometidas jóvenes denunciantes.
Audiencia 7: un modo que se cae, culpabilizar a las víctimas
El 22 de octubre fue la jornada en la que habló su lado. Fue extensa, tensa pero no por eso menos conocida la estrategia compleja -y entendible en esta cultura- de quienes configuran el entorno de un abusador. Declararon dos integrantes de la familia de del Pópolo y cuatro amigues, quienes opinaron sobre sus relaciones, emitieron su versión sobre la noche de la agresión física denunciada por Mailén y pretendieron transformar a las sobrevivientes en las victimarias.
“Se comportaban normal”; “peleaban como cualquier otra pareja”; “no vi nada de su relación”; “cuando lo conocí ya no se relacionaban”; fueron algunos de los textuales que surgieron de quienes testimoniaron e intentaron -precisamente- otorgar cotidianeidad de las violencias por razones de género. “Todo el tiempo que compartí con ellxs fue después de las denuncias, eso me pareció sorprendente”; “no quise ver los videos”; “espero que se haga justicia”, fueron otros, quienes de forma individual apenas recibieron preguntas por parte de miembros del tribunal, la fiscalía o la querella.
- Abogada querellante a amigo de del Pópolo: “¿Cuántos años te parece que tenía C., quién llegó hace casi 10 años a tu casa junto al procesado?”.
- Testigo: “20”.
*C era menor cuando fue violentada. Lo contó en el juicio y su testimonio valiente forma parte de este debate que ya es histórico por la búsqueda feminista de memoria, verdad, justicia y reparación para las sobrevivientes de violencia sexual.
Leé toda la cobertura en: