“Queremos que sepa que todas somos conscientes de lo que pasó y ninguna se siente ya culpable del daño que nos generó”. Mailén Frías
Se realizó la segunda audiencia del juicio por abuso sexual contra el ex músico Miguel del Pópolo y fue el día de las querellantes, quienes con sus declaraciones destrozaron la estrategia de defensa. La novedad: podría ser incorporada una prueba testimonial más.
Por Laura Salomé Canteros | Fotos: Julianite Calcagno
Ayer, jueves 29 de agosto de 2024 desde el mediodía, se realizó en el TOC 25 la segunda audiencia del juicio contra Miguel del Pópolo, ex músico de 37 años, procesado por tres violaciones y una agresión física. Declararon las dos querellantes, Anabella Ciancarelli y Mailén Frías, parte del pequeño pero hidalgo universo de solo el 12% de quienes se animaron a denunciar a pesar de la visibilidad feminista del terror y la violencia sexual entre 2016 y 2021 en todo el país.
Durante la primera jornada, Del Pópolo había insistido en ratificar su postura y declaración: negó el círculo de las violencias ejercidas, los hechos concretos que lo trajeron a juicio tras ocho años y apuntó contra las sobrevivientes acusándolas de la “falsedad de sus dichos”.
Lo cierto es que, durante la segunda audiencia del juicio, lo más importante es la posibilidad de incorporar una prueba testimonial más en contra del procesado: la declaración de C., quien en 2016 tenía 14 años y habría sido violentada por del Pópolo en dos oportunidades. Una historia que acercó Mailén. Un requerimiento de incorporación que solicitó el fiscal Guillermo Pérez de la Fuente y que tanto el tribunal como la querella, a cargo de Gabriel Conder, aceptaron.
El proceso continuará el próximo 10 de septiembre al mediodía.
“Mientras me apretaba la cara, me penetró”
Anabella vive en Países Bajos, tiene 33 años y es tester de software. Conoció a del Pópolo en un recital y luego de que él la violentó no lo vio más. “Él me agregó a Facebook y empezamos a hablar. En ese momento estaba buscando una habitación, él me contó que tenía una amiga que me podía alquilar; entonces nos encontramos para verla”.
Durante aproximadamente 45 minutos, Anabella relató de forma virtual –pero no con menos detalles-, la noche del 24 de octubre de 2013, fecha que recuerda con precisión porque es un día antes del casamiento de su hermana. Mientras, el acusado jugaba con una lapicera cabizbajo. Antes, había sido apartado para que ella no lo vea.
“Cuando llegué, él estaba tomando un vino”, relató la denunciante refiriéndose al contexto y la actitud del procesado; “compramos uno más y vimos la habitación en alquiler”, agregó. “Luego, fuimos a un bar. En el camino él tenía una actitud violenta, iba pateando la basura”, agregó Anabella; “tenía pensado ir a lo de una amiga a dormir, pero como se había hecho tarde no me respondía los mensajes. Entonces fuimos a su casa. Entramos a su habitación y nos acostamos en la cama. Yo no tenía experiencia con el sexo casual”.
Fue el momento en que Anabella relató cómo, a pesar de las torturas de del Pópolo, ejerció su derecho a decir no. “Pensaba que tenía que hacerlo porque fui a su casa”, señaló; “primero accedí, pero luego tuve mucho miedo. En un momento me dejé de resistir, me rendí, y él, mientras me apretaba la cara, me penetró”. Antes y después, el testimonio ante el Tribunal de la violencia física y simbólica como prueba, la radiografía compleja del abuso de poder patriarcal. “Cuando le quise pegar para defenderme, me agarró más fuerte. Ahí me di cuenta que no podía salirme de esta situación”, declaró.
“Ese día no se lo conté a nadie”, siguió cronológicamente Anabella, “al otro, tenía un mensaje de él pidiendo perdón y preguntándome si tomaba pastillas anticonceptivas”. También relató el recuerdo del dolor en su lengua que le duró una semana y ante la pregunta del fiscal Pérez de la Fuente respondió segura “primero accedí a tener relaciones sexuales y después dije que no”, “él me lastimó”, y agregó ante otra de las consultas: “no usó ningún tipo de protección”.
Tres años después, Anabella vio el video en YouTube de Mailén y de Rocío. “Sentí empatía y fuimos a la fiscalía a hacer la denuncia”, contó y profundizó en sus emociones: “Sentí culpa. Sentí que a Mailén le había pasado porque yo no había hecho nada al respecto. Entonces la contacté, no la conocía”. Nacía otra red feminista.
“Le pedí que pare y él me decía que esto era mi culpa”
Mailén vive el conurbano bonaerense, tiene 30 años, es estudiante de diseño industrial, trabajadora del sonido y declaró a la par de una de las profesionales de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (DOVIC). “Nos conocimos a través de alguien en común”, introdujo refiriéndose al acusado, quien era su amigo. Tenía una remera que le rezaba a algunos santitos paganos; y una treintena de amigues que la abrazaban adentro y afuera de una sala conmovida por su sensibilidad y su relato.
“Él siempre tuvo el poder de justificar sus actos”, caracterizó Mailén; “yo estaba en una situación vulnerable y lo sabía”. Con memoria milimétrica, relató la previa a la violación que dio sustento a la denuncia que lo cambió todo: desde la red flag del acoso en línea hasta el primer asalto a su autonomía sexual por parte de del Pópolo.
“Fue una relación de amistad, sentía contención”, dijo Mailén, antes de contar la noche del hecho denunciado tras un recital. “Decidimos dormir en su casa y al otro día hablar”, declaró, haciendo referencia a la agresión del ex músico contra el público que lo había ido a ver. “Cuando llegamos a su casa, metió al perro a la habitación y lo escupió. Ahí empecé a tener miedo”, sostuvo; “me acosté en la cama, sin pantalón, se acostó conmigo, me abrazó” y comenzó la violencia.
Según la declaración de la sobreviviente, del Pópolo la “inmovilizó” y “cada vez que le pedía que parara se ponía más violento”. Afirmó que le pegó, la lastimó en la garganta, le mordió la lengua y la violó. “Le pedí que pare y él me decía que esto era mi culpa”, recordó; antes, el acusado le dijo: “para qué viniste si sabía que iba a pasar esto”.
“Tenía tanto miedo que lo único que quería era salir de ahí e irme a mi casa”. Al igual que el relato de Anabella, el lugar del hecho declarado se repetía, pero esta vez, del Pópolo obligó a Mailén a dormir con él. “Me desvistió a la fuerza y ya no me resistí”, contó. En la mesa, rodeando sus manos -firmes y temblorosas-, había unos caramelos que había alcanzado el presidente del tribunal, un café pedido por el fiscal, una botella de agua que facilitó una integrante de DOVIC, y un aceitito que le alcanzó Rocío, otra de las denunciantes.
Mailén contó ante el poder judicial que le advirtió al acusado que lo iba a denunciar. “Él me dijo ´ni en pedo, si no te hice nada´ y se acostó a dormir”; continuó. Fue cuando ella, atenta a la respiración del agresor agarró sus cosas, algo de plata que había tirada en la habitación y se fue. Cuando salió, caminó y corrió. Tuvo miedo que él la siguiera desde atrás. Se dirigió a la casa de su ex novio y un amigo, a quienes le contó lo que sucedió y la acompañaron: primero a una comisaría cercana a denunciar y luego al hospital Pirovano.
“Mientras estaba haciendo la denuncia, me empezó a llamar y por chat me pidió perdón”, contó Mailén. Lo que siguió fue el hostigamiento de amigos del violento para que desista con la denuncia y no se transforme en una causa judicial. Menos un juicio. “Toda mi vida tuve el acompañamiento de mis amigues”, lanzó como antídoto ante la complicidad y una vez que realizó el video fue consciente que el apoyo se multiplicó por miles. “Hasta hoy quienes me escriben me dicen ´este tipo me cagó la siquis´”, y afirmó: “Yo me pude defender, pero estas chicas no pudieron hacer nada”.
“Decidí esperar a que ella pudiera hablar”
La declaración testimonial de Mailén se extendió por dos horas mediando un breve cuarto intermedio. Fue un alegato político para que no les pase a otras; la responsabilidad social con el juzgado como escenario. Un refugio de esperanza donde reside lo aberrante.
“Eran tantas las que me decían lo mismo sobre él que tuve que cerrar las redes sociales porque sentía que tenía que quería ayudar a todas y no lograba hacerlo con nadie”, suspiró angustiada retomando lo que siguió a su video de denuncia contra del Pópolo; “no solo violó, también maltrató, y todas esas estamos sufriendo las secuelas”.
Mailén habló sobre la salud mental de ella y de quienes sobrevivieron y sobreviven a las consecuencias de los actos de violencia sexual de personas cercanas y que creían de su confianza. Fue después de mencionar la historia de C., de quien ella sabía de su existencia y la relación con del Pópolo por sus propios comentarios. “Decidí esperar a que ella pudiera hablar”, afirmó amorosa. Queda ver si se confirma que su declaración será incorporada al juicio en las próximas audiencias.
Porque el silencio no es nuestro idioma.