Por Lucas Vallorani
Suenan bombos, trompetas y oboes en el centro de Buenos Aires. La larga marcha de villeros y villeras avanza por la avenida 9 de Julio. Mujeres de la comunidad boliviana danzan y los colores de sus trajes cortan el gris atardecer de la ciudad. Flamean las banderas. Las imágenes de Ernesto Guevara y del padre Carlos Mugica se mezclan en las columnas de manifestantes.
Decenas de organizaciones se movilizan hacia la sede del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Denuncian que la administración de Mauricio Macri incumple las leyes 148, 341, 1770, 1330, 3343, normativas que impulsan la construcción de viviendas sociales. Denuncian también el creciente negocio inmobiliario en la capital del país. Un negocio que prioriza el lucro sobre las necesidades concretas: urbanizar las villas, construir viviendas dignas, instalar agua potable, cloacas, electricidad, escuelas y hospitales en los barrios.
Anochece en Buenos Aires. La marcha enfila por avenida de Mayo y se detiene frente al gobierno de la ciudad. Desde el escenario suena una cumbia que le reclama a Macri que cumpla lo que nunca cumplió. Resplandecen fuegos artificiales en el cielo. Los destellos de luz se mezclan con el humo rojo y azul de las bengalas.
Nadie parece dispuesto a abandonar sus demandas. Ni siquiera Ernesto Guevara y el padre Carlos Mugica.
Texto Leandro Albani
{gallery}2014Fotografia/LucasVallorani/0319MarchaVillas{/gallery}