Después de dos meses de una intensa campaña, este domingo -por fin- se llevarán a cabo las elecciones generales en Argentina que definirán, o comenzarán a definir, quién gobernará los próximos cuatro años el país.
Por Redacción Marcha | Foto: Ximena Astudillo Delgado
Se trata de una elección diferente a las últimas, pues buena parte de la población la encara con desencanto y descontento, algo que impacta en todas las candidaturas. También es novedosa por la emergencia de una tercera fuerza de ultraderecha que amenaza con desplazar a la derecha tradicional representada en Juntos por el Cambio (JxC), y que todo parece indicar enfrentaría en un ballotage al peronismo, con Sergio Massa candidato de Unión por la Patria (UxP) y actual Ministro de Economía.
Además de Massa, la ciudadanía podrá elegir entre otras cuatro candidaturas: Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (JxC), Miryam Bregman (Frente de Izquierda – UNIDAD- FITU) y Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País).
El resultado de las PASO dio por válida la hipótesis de los tres tercios que desde el búnker de UxP se había anticipado y que la propia Cristina Fernández de Kirchner había formulado como el escenario más probable, en un programa televisivo. Para el peronismo, la carrera electoral se transformó, desde la elección de Sergio Massa como candidato, en un camino de tres paradas con “un paso a la vez”, el domingo será esa segunda parada.
Una elección marcada por la violencia política
Sabemos que los años electorales vienen marcados por tensiones, rupturas y sobresaltos varios en la arena política, pero en el caso argentino esto se desplegó sobre un clima de desgaste e incertidumbre condicionado por una profunda crisis económica que acumuló a septiembre de 2023 un 103% de inflación. El peso de la deuda tomada con el FMI por el ex presidente Mauricio Macri en 2018 y los acuerdos para pagar esa deuda se tradujeron en una mayor precarización de la vida a costa de ajustes.
A esta violencia económica se le sumó la violencia política que llegó a su máxima expresión en septiembre del año pasado con el intento de femimagnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que, vale recordar, ni la candidata de Juntos por el Cambio ni el candidato de la La Libertad Avanza repudiaron. La violencia política fue una constante y se alentó durante toda la campaña hasta la reivindicación del terrorismo de Estado perpretado por la última dictadura cívico militar en declaraciones de los partidos de ultraderecha.
Con promesas de exterminio, detonaciones, insultos y motosierras se desataron las banderas de un machismo que, claramente, solo ofrece muerte sin eufemismos, sea por ajuste o por represión, esa vieja fórmula que sigue vigente y que, lejos de atenuarse se potencia con propuestas hiper punitivas y planes de dolarización sin dólares que solo son realizables pulverizando salarios, privatizando recursos públicos y tomando más deuda.
Sergio Tomás: de ministro a candidato
Después del escenario que dejaron los resultados de las PASO el oficialismo se reordenó detrás del ministro candidato Sergio Tomás Massa que, luego de aplicar una devaluación del 23% después de las elecciones primarias, resolvió renovarse y evidenciar su carácter de gestión con una serie de medidas para paliar estos meses de inflación a dos dígitos.
Entre las medidas más destacadas, está la iniciativa de la quita del impuesto a las ganancias para los salarios inferiores a $1.770.000 que conquistó los bolsillos y corazones de una pequeña porción de la población, contentó a un arco sindical desde la CGT hasta la izquierda que desde hace años reclamaban que “el salario no es ganancia” y logró los votos necesarios en el Congreso para hacer ley esta modificación. En la misma línea de innovación tributaria, lanzó la devolución del 21% del IVA en la compra de productos de la canasta familiar que se paguen con tarjeta de débito.
Del mismo modo que el impuesto a las ganancias, esta medida también busca convertirse en ley y el proyecto presentado por el ministro Sergio Massa, ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados y espera su tratamiento en el Senado. De lograrse, sin dudas, sería la medida más significativa por el carácter regresivo del impuesto y su alcance a los sectores de menores ingresos.
Entre la crisis y el terrorismo económico
Al ritmo de medidas, actos de campaña, operaciones políticas y debates, la violencia político-económica siguió siendo instrumento de campaña del candidato de ultraderecha quien, junto a los suyos, lanzó declaraciones que promovieron una corrida cambiaria instando a la gente a retirar sus ahorros de los plazos fijos en pesos y comprar dólares. La estrategia fue efectiva porque logró sumar malestar e incertidumbre para una buena parte de la población que tiene que gestionar la supervivencia a los precios de la vida cotidiana, pero políticamente, quedó muy expuesto y señalado como responsable de la desestabilización y eso podría restarle apoyo el próximo domingo. Por cierto, entre ecuaciones, claves comparadas, proyecciones y especulaciones las consultoras de intención de voto parecen no arriesgar mucho en sus mediciones actuales. El escenario de los tercios sigue muy ajustado, el amplio espectro de personas indecisas resulta un poco indescifrable en las encuestas y la expectativa es llegar a la segunda vuelta.
El balotaje se convierte así en la palabra clave de las elecciones nacionales y es más visible en la disputa por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un bastión del macrismo desde hace 16 años. Para los equipos de Unión por la Patria en la Ciudad, la derrota de Martín Lousteau en la interna de Juntos por el Cambio podría ser una llave que abra la puerta a la segunda vuelta al traccionar los votos del radicalismo hacia el candidato a jefe de gobierno porteño Leandro Santoro y colocarlo el 19 de noviembre en la disputa junto a Jorge Macri, primo y candidato del expresidente Macri.
La provincia de Buenos Aires, como siempre, es un capítulo aparte y esta vez no es la excepción, sabemos que la incidencia de esos votos se refleja en los resultados de las elecciones nacionales. Allí, todo indicaría que el gobernador Axel Kicillof podría renovar su mandato, a menos que las consecuencias del caso de corrupción que involucró al ex intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, logre dañar el porcentaje de votos obtenido en las PASO.
Las claves de la campaña. Entre la estrategia oficial y el ingenio popular
Sergio Massa parece haber logrado lo que hace unos meses parecía muy complejo: unificar las voces oficialistas detrás de su candidatura. En la actual situación económica, que el ministro llegue siendo competitivo no puede ser visto como algo menor.
En términos discursivos logró despegarse de las fallas de la gestión actual, pudo en varios momentos ganar la agenda mediática y prometer que una vez al frente las cosas mejorarán. También su campaña logró la “compañerización” de su figura para retener la mayoría de los votos de las PASO, así como aquellos del peronismo que no fueron a votar.
Dentro de las campañas destaca el ingenio popular, sobre todo de las juventudes, que permitieron generar una serie de expresiones orgánicas y paralelas a la campaña. En ese lugar, TikTok jugó un rol central. Un espacio que había sido prácticamente exclusivo para los votantes de Milei (que de igual manera mantuvieron predominancia) mostró un crecimiento en posteos vinculados a la figura de Massa de al menos un 200%. Algunas cuentas pasaron a volverse virales y crecieron en seguidores, como es el caso de Indisciplinadxs, un colectivo del conurbano que recorrió el país y desde una perspectiva que invitaba al diálogo y no a la confrontación, lograron interpelar a distintas personas y también evidenciar cómo la información llega de forma tergiversada a la mayoría de las personas.
La calle también tuvo expresiones de ingeniosidad, desde intervenciones en plazas y marchas, carteles creados valiéndose de la inteligencia artificial, hasta pegatinas y acciones en trenes y subtes.
Mención aparte merece el debate presidencial, que a pesar de la poca densidad de propuestas, generó récord en audiencias televisivas, quebrando así con la idea elitista de que la población no tiene interés en la política. El correlato del debate fue una producción de acciones en redes, memes, reels, TikTok, análisis, discusiones, que sirvieron para instalar temas y consignas, como el de “gatito mimoso” forma con la que la candidata de izquierda Miryam Bregman, se refirió a Milei y su relación con el poder económico, y que se volvió viral. En toda esta producción, el humor, la ingeniosidad, la crítica, fueron elementos claves para todas las tendencias.
Es difícil saber a ciencia cierta el impacto que pueden tener estas acciones en la intención de voto, pero sí muestran a una sociedad más compleja de la que los medios hegemónicos suelen vender, una sociedad que quiere debatir, que es política y que quiere escuchar alternativas, pero sobre todo, evidencia el crecimiento de una militancia que en las PASO aparecía menos movilizada y que en los últimos días se puso la camiseta y al frente para dar la disputa y para “darla vuelta”. “Cueste lo que cueste”.
Nosotras y nosotres definimos la elección
A horas de la primera vuelta sabemos que es el voto de las mujeres, disidencias y feminista el que puede torcer la escalada fascista en la Argentina. Tal como lo indican diversas estadísticas y encuestas sobre la intención de voto según géneros, son ellas y elles quienes no acompañan en su mayoría al candidato de ultraderecha así como también son la mitad del electorado.
Esto se debe, en parte, porque no son incorporadas en su agenda de campaña. Todo lo contrario, mientras las mujeres y disidencias cargan en sus cuerpos y jornadas laborales la crisis económica, los integrantes de La Libertad Avanza -¿o sería atrasa?- continúan asegurando que los derechos conquistados y reconocidos por el Estado serán aniquilados.
No podemos analizar el avance de la crueldad y los discursos de odio sin identificar a los sujetos que simpatizan con ellos. El verdadero engaño es que no le hablan a todos los varones privilegiados, sólo hay lugar para unos pocos y bien acomodados. Así como se afirmó en el último encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Intersex y No Binaries, los feminismos son, por definición, antifascistas y en esta elección así como lo hicieron a lo largo de la historia y en toda la región saldrán a las urnas y a las calles en defensa de lo conquistado hasta que seamos verdaderamente libres.
Entre los resultados de las PASO y lo que suceda el domingo sabemos que algo ya cambió en la política de nuestro país. El desafío no termina en las urnas y nos obliga a fortalecernos en un grito común de “¡No pasarán!” para que también la dirigencia política esté a la altura de esta circunstancia más allá de la elección.