Por Redacción Marcha
Hace al menos cuatro años, desde Marcha Noticias realizamos el esfuerzo por cubrir los procesos electorales y democráticos en nuestra región desde una perspectiva fiel a nosotres, a nuestra comunicación y nuestro periodismo: feminista, popular y sin fronteras.
En este camino y en el contexto de visibilización y llegada al poder de los Estados de proyectos de ultraderecha antidemocráticos y antiderechos en la región, inevitablemente nuestro enfoque decantó en antifascista y desde esta posición política contamos.
El domingo serán las elecciones generales en Argentina, el país donde nos tocó conocernos, militar, emocionarnos, sobrevivir a múltiples crisis y sostener este proyecto de medio que hoy nos hermana junto a quienes nos siguen y leen hace más de 10 años.
Y llegamos con muchos aprendizajes, que incluyen darnos el tiempo necesario para hacer las reflexiones y preguntas antes de elegir los enfoques para comunicarles un evento social de consecuencias inmediatas en nuestro día a día: algunas ya empezaron. Y nuestra cobertura también. Por eso no vas a ver fotos de fachos en Marcha, porque sabemos lo que te generan y porque no seremos parte de la normalización de un proyecto que es cultural, a mediano y largo plazo, y que tiene como fin la destrucción de nuestras comunidades.
Somos lesbianas, trans no binaries y migrantes, vivimos en entornos de ruralidad y urbanos, nos persigue el despojo y la pobreza estructural a la que nos llevaron la decisiones de sucesivos gobiernos capitalistas. Sin embargo, para comunicar esta elección partimos de la definición de que no son todo lo mismo. Porque aprendimos de la pedagogía de nuestras hermanas en los países vecinos, porque vimos lo que producen los fascismos con el control de nuestros cuerpos y territorio. Por eso nos posicionamos.
Marcha fue, es y será nuestro refugio y sabemos de la necesidad de que lo siga siendo. Por eso decimos que no es todo lo mismo.
Porque esta no es una elección más. Desde el asalto de Bolsonaro y Bukele a las presidencias de Brasil y de El Salvador respectivamente, los golpes de Estado en Bolivia y Perú, así como de la continuidad de políticas de muerte en Guatemala, Paraguay y Ecuador lo sabemos. Por eso advertimos la importancia de incorporar una nueva disputa en nuestras narrativas: la de construir desde la sensibilidad un periodismo antifascista. Una opción para visibilizar las alternativas y resistencias en lugar de alimentar el mainstream macho.
Porque no nos fascinan los personajes que admiten sin tapujos que eliminarán nuestros derechos y conquistas, valiéndose del poder simbólico y la legitimidad que le otorgan las herramientas democráticas que costaron la vida y los argumentos de miles. Tampoco entregaremos nuestras reflexiones e imágenes a la necesidad algorítmica de las redes ya que la ultraderecha y el fascismo crecen empujados por ahistóricos algoritmos.
Pero sí nos cuidaremos. Para una vez más, estar “del otro lado del discurso” de la crueldad, junto a quienes se plantan y ponen el cuerpo para evitar la consolidación del poder político y total en manos de fascistas. Al igual que en nuestros inicios, estar al lado de los grupos de militancias, de los activismos digitales y de cada persona que en su barrio, casa o lugar de trabajo construye otro sentido común: el de una sociedad popular y feminista.
Esta no es una elección más: ¡No pasarán!
¡Nos vemos en las luchas!