Finalmente, la voluntad popular y las luchas comunitarias pudieron ganarle al miedo y a la persecución y enviar un mensaje contundente tras la segunda vuelta electoral en Guatemala. Bernardo Arévalo, de Movimiento Semilla, es el nuevo presidente y se instala la posibilidad de una nueva primavera democrática en el país centroamericano.
Por Laura Salomé Canteros*
Fue emocionante la campaña popular que se construyó de forma colaborativa y que recorrió los territorios ancestrales estos últimos días. Es que un pueblo con memoria -y épica- es la clave para vencer; y contra todos los pronósticos, Bernardo Arévalo de León, candidato del partido Movimiento Semilla, un espacio de centro izquierda, ganó de forma contundente la segunda vuelta y será el próximo presidente de Guatemala.
Con el 92% de los votos contabilizados y una participación ciudadana del 44%, Bernardo Arévalo venció por un 59,39% a la candidatura y al proyecto antiderechos de Sandra Torres (35,89%) y desde el 14 de enero ejercerá la presidencia de la República. Una alegría para la reconstrucción de los territorios secuestrados por el “pacto de corruptos”, una élite política, económica y religiosa unida por los privilegios patriarcales.
Arévalo, hijo de la historia
Sobre Bernardo Arévalo de León rodean al menos dos aristas épicas: una, que es hijo de Juan José, el ex presidente socialista que gobernó entre 1945 y 1951 tras una revolución ciudadana que determinó la realización de las primeras elecciones transparentes en la historia de Guatemala; y la otra, que cargaba con el peso simbólico de haber sido la candidatura sorpresa que en las elecciones del pasado 25 de junio logró captar la voluntad popular que rechazó de forma implacable al pacto de corruptos.
Desde entonces, la pregunta que surgió fue qué camino político de alianzas tomaría Movimiento Semilla; ya que enfrente se encontraba una candidata a presidenta poderosa: Sandra Torres, millonaria y representante del establishment, el negacionismo y a los antiderechos en la misma proporción quien además realizó una campaña de odio contra las políticas públicas feministas y el reconocimiento de los derechos LGBTI. Por esto, llevando adelante un proyecto antagónico al del odio, Arévalo, no dudó y se puso a la altura de la historia: escuchando y mostrándose con referencias políticas y simbólicas claves como autoridades ancestrales indígenas y juventudes organizadas.
“Mucha gente lo meditó y decidió votar por Arévalo, que viene de un grupo que surgió de las protestas ciudadanas del 2015”, afirmó, otorgando un contexto, la periodista Lucía Escobar. “Por primera vez en la historia, el pueblo salió a defender un candidato”, agregó, y se refirió a “las muestras de cariño en los mitines” como un fenómeno “nunca antes visto en Guatemala”. Asimismo, mencionó la importancia de que hubo pueblos indígenas que “le han dado los bastones de autoridad” a Arévalo y finalizó: “Hay mucha esperanza de que este gobierno abra las bases para empezar con los cambios”.
Por su parte, para Andrea Villagrán, diputada feminista electa por Movimiento Semilla, este es “un momento de transición y cambio en el rumbo de la historia en la que avanzamos hacia la posibilidad nueva de construir país y democracia”. Y caracterizó la importancia de dejar atrás “una dictadura de corrupción y de cooptación del Estado”, como “un avance por el que guatemaltecas y guatemaltecos han luchado durante años”.
Cronología del día de la victoria
“Vamos todos y todas a votar con alegría porque de esa manera el que va a ganar es el pueblo de Guatemala”. Con estas palabras y enorme cobertura de prensa, Bernardo Arévalo emitió su voto, alrededor de las 9 AM, en la zona 2 de la ciudad capital. Estaba acompañado por la candidata a la vicepresidencia, Karin Herrera, quien hizo campaña los últimos días por la representación de los derechos de las niñas y las mujeres.
Cuando faltaba hora y media para el cierre de la elección, tanto Movimiento Semilla como UNE realizaron una conferencia de prensa donde denunciaron de forma cruzada diferentes irregularidades e instaron al Ministerio Público y al Tribunal Supremo Electoral (TSE) a investigar. Concretamente, desde el partido que lleva como candidato a Arévalo, denunciaron “el acarreo de personas y la compra directa de votos a cambio de víveres” y la sospecha sobre la “malversación de fondos del Estado”, afirmando que el gobierno de Alejandro Giammattei colaboró con el espacio de Sandra Torres.
“Esta es una situación sistemática en varios municipios y hubo capturas”, afirmaron desde Semilla y agregaron que “estamos pensando en ampliar esta serie de denuncias”. Por su parte, Samuel Pérez, diputado y jefe de bancada, llamó urgente al voto y expresó que “es fundamental que el pueblo de Guatemala se pronuncie contundentemente en las urnas, ya que esto que parece irrelevante puede cambiar la historia para siempre”; porque “la voluntad del pueblo es la que tiene que prevalecer”.
Después, integrantes del TSE afirmaron que “fueron 3.468 los centros de votación habilitados dentro y fuera del país” y que la participación, hasta las 3 PM, registraba un “porcentaje histórico”, con la conformación de “más de 20 mil juntas receptoras de votos” y “más de 7 mil observadores electorales nacionales e internacionales”. Además, formalizaron la puesta en cero de base de datos y la apertura del programa informático.
Lo que siguió fue un conteo rápido y la noticia más esperanzadora. Un futuro con dignidad y escucha, sin persecución institucional, es posible para Guatemala.
*editora Marcha Noticias