La justicia ordenó la reincorporación de Germán “El Flaco” Amor a su puesto de trabajo en la línea 135. Marcha y Che Barracas dialogaron con Germán sobre el proceso judicial, la situación laboral en Grupo DOTA y los padecimientos que aún tienen los trabajadores bajo esa patronal.
El proceso judicial por la reinstalación de Germán Amor en su puesto de trabajo duró dos años. “El Flaco”, como lo conocen sus compañeros de trabajo, no sólo atravesó las penurias económicas que ocasiona perder el trabajo, sino también golpizas y aprietes de la empresa y delegados de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
La Sala 2 de la Cámara de Apelaciones de Trabajo sentenció que Germán vuelva a su puesto en la línea de colectivo 135, empresa del grupo DOTA, de la que fue despedido en octubre de 2011 por tener actividad sindical.
En esta entrevista relata las razones de su despidos, la lucha emprendida y las amenazas hacia él y sus compañeros de trabajo, y los pasos a seguir.
-¿Cómo fue el proceso?
-Fue un aprendizaje. Si bien estaba vinculado a la lucha del movimiento obrero, cuando a uno le toca de cerca y está ahí en su lugar de trabajo, y no la ve tan clara, se dificulta. Por momentos, se piensa que la lucha mucho no sirve, por la conciencia de que no vale la pena y por millones de cuestiones que van pasando por la cabeza que son terribles. Y ahora, con el fallo de la cámara siento una inmensa alegría, afirma esta cuestión de que se puede y más que nada refuerza el mensaje a los compañeros, que está muy metido en la cabeza, de que a esta gente no se le puede ganar, que la única salida es el individualismo, acomodarse los huesitos, bajar la cabeza y salvarse uno sin importarle los demás.
-Hay también una causa penal que impulsás.
-Exacto. Esa causa penal está pronta a ir a juicio oral. Ahí es donde están involucrados los que llamamos “los perros de la empresa”. Ahora vamos a empujar para involucrar al directivo de la empresa, Alejandro Zamorano. Muchos compañeros dicen “Leo y Sergio se pasaron con patotearte a vos”, y sin embargo no fueron ellos: tuvieron una instrucción de los directivos de la empresa que son una mafia de verdad.
-¿Con qué motivo es que te despiden?
-Me echaron por tonterías. Me sancionaron cinco días por poner una cortinita en verano, una cortinita de tela que me había hecho casera para refugiarme del sol. Los compañeros empezaron a hacer lo mismo. Dijeron que había que sacarla. Me resistí y por eso me suspendieron cinco días. Después otra cosa que pasó fue que sacaron muchos servicio para mandarlo a la 60, la 60 estuvo de elecciones en el 2011, y nosotros nos habíamos quedado con poco servicio y ahí fue el reclamo que hicimos entre varios compañeros para que eso no pasara. Nos mentían, nos decían que estaban con enfermos, y licencias.
-Ahí es cuando ellos detectan tu actividad sindical.
-Claro. Hay algo que aprendí y que estaría bueno compartir para la militancia. Cuando te ficharon hay que empezar alegar el tema de la discriminación. Cuando me empiezan a suspender, cuando me detectan como un molesto, es importante antes de que te despidan alegar la discriminación legal por actividad sindical y eso prepara la prueba para el juicio. Y a veces te encontrás con que si mandás un telegrama te prendes fuego, pero hay que hacerlo, porque eso sirve como prueba a favor. Sobre todo si uno es un activista.
-¿Vos recibiste amenazas y aprietes, y denunciaste que estaban ligados a la empresa?
-Cuando me dicen que estaba despedido, cuando te despiden, ¿qué haces? Vas a tu casa, esperas el telegrama, esperas el fondo de desempleo y no volves más a tu lugar de trabajo. Con la excusa de que me despidieron y de que no estaba cobrando la guita hicimos una rifa, con eso pudimos hacer un mango, pero sobre todo poder conectar con los compañeros y comentar. Como no es una fábrica y no estamos todos en una línea, es necesario encontrarse y comentar lo que está pasando. Y ahí fue que comenzó la amenaza. Primero empezaron con llamados a mi mamá y después a mí. Me empezaron a correr, a sacar de los lugares donde podía estar, y me empezaron a sacar de la base.
-¿Actualmente siguen las amenazas a tus compañeros actualmente?
-Mis compañeros están bajo una dictadura. Hoy abiertamente no se puede mostrar simpatías hacia mí. Es muy por lo bajo. Siguen presionando y metiendo amenazas. Y el día que nos movilizamos a la cámara despidieron un compañero.
-¿Cuándo te reintegras?
-El fallo salió hace unos días, tarda otros días porque algunas de las partes quiera ir a la Corte Suprema. La empresa podría recurrir a eso, pero no tienen excusa aunque podrían hacerlo para dilatar. Luego esto va al Juzgado 17 y se intima sobre lo que falló la cámara. Todo será un mes. Y desde ahí les dan 10 días para reintegrarme, pagarme los meses caídos, daño moral y algunos ítems más. Por cada día que se nieguen a brindarme trabajo le tocan 400 pesos de multa.