Por Pablo Solana*, desde Bogotá. Las campañas para la presidencia cerraron anoche en un estudio de televisión, con los 5 candidatos en escena. Priman las variables de derecha y una alternativa “clara”. Cese al fuego por parte de las insurgencias pero no del gobierno.
Los dos candidatos con más posibilidades son el actual presidente Juan Manuel Santos y su retador Óscar Iván Zuluaga. En bambalinas opera el expresidente Álvaro Uribe, recientemente electo senador y agitador permanente de las más guerreristas políticas de derecha en Colombia y el continente. Santos fue ministro de Defensa del gobierno de Uribe, pero ahora están fuertemente enfrentados: este último acusa al actual presidente de “pactar con las FARC”, mientras el primero hace de las negociaciones de Paz su principal bandera. Zuluaga es un político con poco brillo, cuya mayor virtud es proponerse como delegado de Uribe que, por condicionamiento constitucional, no puede candidatearse a la presidencia otra vez. Los tres protagonizaron, las últimas semanas, agresivas denuncias por infiltraciones, espionajes y corrupción. Se habló de “guerra sucia” por esas operaciones cruzadas, pero eso puede sonar a mucho en un país atravesado por una guerra sucia de verdad, que las fuerzas militares del Estado y los paramilitares -aún activos- han librado históricamente contra las insurgencias y la resistencia popular.
Otros dos candidatos también tienen vínculos con el uribismo. La conservadora Martha Lucía Ramírez también fue ministra del expresidente y coautora de la doctrina de “seguridad democrática”, que propone retomar. El candidato de los Verdes, Enrique Peñalosa, recibió el respaldo del uribismo cuando gobernó Bogotá a cambio de apoyar las Cooperativas de Vigilancia Convivir, en las que se recicló el paramilitarismo en las ciudades de Colombia. Ese respaldo se mantiene, aunque el candidato propone un discurso que pretende “terciar” entre los dos con más chance.
Por izquierda, Clara sin Petro
Por fuera de esa oferta sin mucha variedad se ubica el Polo Democrático Alternativo -PDA-. Su candidata, Clara López, congrega apoyos de distintos sectores progresistas y de izquierda. “La alternativa es Clara”, propagandizan sus seguidores. En el mes de marzo presentó un acuerdo con la Unión Patriótica -UP-, partido político reflotado en el contexto de las negociaciones de Paz de La Habana, después del exterminio de los años 80. Aída Avella, dirigente de la UP, quedó como candidata a la vicepresidencia.
La figura de mayor peso para el progresismo en los últimos tiempos era la del actual alcalde Bogotá, Gustavo Petro (destituido, repuesto, otra vez destituido y vuelto a reponer de su cargo). Pero sorprendió semanas atrás con un acuerdo con el presidente Santos, en nombre del apoyo a las actuales negociaciones de Paz. Eso decepcionó a sectores de izquierda que habían resistido su destitución con movilizaciones imponentes, e inclinó adhesiones a la candidata del Polo. “Petro refuerza la estrategia santista de vincular la Paz a la figura, y al plan de gobierno, del actual presidente de la República. Con la justificación de mantener el necesario diálogo con las insurgencias -el de La Habana con las FARC, y el que se espera se oficialice con el ELN- la ´paz´ para Petro vendría a incluir el avance de las locomotoras minero-energéticas sobre las comunidades, las penurias campesinas, la desinversión en salud y educación y la represión y persecución cuando hay protestas, todas ´perlitas´ cotidianas de la política santista ´de Paz´, analizó la Agencia Colombia Informa.
Cese al fuego, sólo de la guerrilla
En medio del clima electoral, las insurgencias aportaron lo suyo. La semana pasada las FARC y el ELN emitieron un comunicado conjunto en el que afirman: “Ordenamos a todas nuestras unidades cesar cualquier acción militar ofensiva contra las fuerzas armadas del Estado o la infraestructura económica”. El texto lleva la firma de ‘Timochenko’ y ‘Gabino’, los máximos comandantes de ambas fuerzas. Los grupos insurgentes y diversos actores sociales y políticos coinciden en el pedido de un cese del fuego, pero que incluya a ambos bandos, guerrilla y fuerzas militares del Estado. “Insistimos en reclamar un cese inmediato bilateral del fuego y de las hostilidades, que sea monitoreado por la comunidad internacional, las organizaciones de derechos humanos y las víctimas del conflicto interno”, reclaman desde el espacio Clamor Social por la Paz, integrado por decenas de organizaciones sociales, en una carta dirigida a los mandos de la guerrilla y también al presidente Santos. Pero desde el gobierno resisten esa decisión, que sería tomada como una concesión de la que sacaría provecho la derecha más guerrerista que le hace oposición.
Por último, están los partidarios del voto en blanco o no voto, tendencia difícil de medir en un país donde las elecciones no son obligatorias y las dificultades de inscripción son determinantes en las regiones más excluidas y abandonadas por el Estado. Se calcula que el abstencionismo pueda llegar al 40%, su cifra histórica. En otras ocasiones sectores de izquierda han impulsado esta opción, y esta vez hay grupos que lo promueven, pero son una minoría. La presentación de la Unión Patriótica, y las experiencias recientes donde, en las elecciones legislativas de febrero, la izquierda pudo coronar a algunos dirigentes de derechos humanos o populares, como el caso del senador electo de origen campesino Alberto Castilla, motivan a los movimientos sociales a darle más peso a la disputa electoral.
Como ninguno de los candidatos alcanzaría la mitad más uno de los votos, de seguro habrá segunda vuelta. Ésta tendrá lugar el 15 de junio. El escenario más probable es que se enfrenten el presidente Santos y el uribista Zuluaga en un duelo final. No es que tengan demasiadas diferencias de matriz ni de origen, pero los separa un tema que no es menor en la actual coyuntura de Colombia: qué hacer con las negociaciones de Paz.
Mientras tanto, los sectores populares organizados aún se encuentran balanceando, y dándole continuidad, a los logros y gestiones que se desprenden de otras negociaciones: las del Paro Agrario, Étnico y Popular que volvió a sacudir al país y culminó, apenas, una semana atrás.
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* Pablo Solana es editor de la Agencia de Comunicación de los Pueblos COLOMBIA INFORMA, www.colombiainforma.info