El próximo 4 de septiembre será otro día histórico para los pueblos de Chile que decidirán ponerle fin a la Constitución de la dictadura y caminar hacia un nuevo proyecto político que condensa años de luchas estudiantiles, movimientos sociales, pueblos originarios y feministas, entre otros sectores sociales. Esta consulta popular será la primera votación de carácter obligatorio en Chile. Por eso, la socióloga e investigadora de la Fundación Nodo XXI, Pierina Ferretti, caracteriza este proceso como un punto de llegada después de “tanta lucha acumulada y es a su vez, un punto de partida porque esto es un proyecto, esto es como el horizonte que proponemos al país”.
Por María Eugenia Waldhüter y Laura Salomé Canteros
“Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático”.
Preámbulo de la propuesta para la nueva Constitución Política de la República de Chile. –
¿Pierina cómo analizas estos últimos días de campaña previos al plebiscito?
Están pasando tantas cosas al mismo tiempo que cuesta tener una mirada general de lo que ocurre, porque quienes estamos haciendo campaña sufrimos el impacto de las impresiones que tenemos de hablar con las personas y de repente te toca un día bueno, un día malo, y dependiendo del día tenemos la impresión de que vamos a ganar o que no. Pero podemos pensar en algunas cuestiones que son ejes que nos permiten entender este momento. Voy a partir por la campaña del rechazo, que está operando desde el momento mismo en que se instala la Convención Constitucional, entonces tienen un año de campaña, o sea, un sector del campo político que se dedicó a hacer contracampaña desde que la Convención se instaló desde dentro y fuera. Teníamos un grupito de constituyentes de ultraderecha impidiendo permanentemente, o reventando el debate de ideas. Esto que vemos en varias derechas del mundo con una imposibilidad de discutir racionalmente y reventar la discusión con shows y mucha agresividad. Entonces, tenemos una acumulación de eso y, por otro lado, una habilidad del campo de la derecha de instalar mentiras o lecturas mañosas del texto constitucional que enganchan muy bien con sentimientos y temores muy arraigados en amplias mayorías populares en Chile y lograron hacer daño. Inventaron que el texto constitucional no asegura el derecho a una vivienda propia. En Chile, la idea del sueño de la casa propia es una cuestión súper arraigada, o sea, este imaginario de esforzarse, trabajar para poder tener una vivienda, darle un bienestar a la familia y que esa vivienda después la puedan heredar los hijos, es parte del imaginario popular, por lo menos de la mitad del siglo 20 en adelante. Pero inventaron esto porque el artículo de vivienda dice “las personas tienen derecho a una vivienda digna y adecuada”, no dice propia, pero 10 artículos más adelante “se asegura la propiedad privada”. Pero vas a hacer campaña a barrios populares, donde hay gente que lleva 10 o 15 años esperando la casa propia mediante subsidios del gobierno, que es la forma en que se obtiene las viviendas propias en el campo popular, y la gente está asustadisima, desesperada, pensando que le van a quitar la vivienda, que no la van a poder heredar a sus hijos, que cuando se mueran se las van a quitar y se las van a dar otra persona. Y desde nuestro campo tenemos que reconocer que no pudimos prever y evitar que esas cuestiones se instalaran. Otro ejemplo, es que los indígenas van a ser privilegiados, ciudadanos de primera clase y el resto de los chilenos vamos a ser ciudadanos de segunda.
La campaña del rechazo es una campaña que está sustentada en infundir miedo, no tienen ideas, de hecho, es algo bien jodido también porque en el campo del rechazo hay de todo, está desde la ultraderecha que apoyó a Kast, la derecha más tradicional, sectores de la ex Concertación, y entre ellos no tienen acuerdos. Si ganan, no tienen acuerdo de qué se hace el 5 de septiembre. Por otra parte, hace dos semanas comenzó la franja televisiva de media hora diaria y el rechazo presentó un spot ficticio como una historia verídica en el que un trabajador sexual contaba que un cliente que no le había pagado, él le va a cobrar, el tipo le dispara, casi se muere y no lo denunció porque ese era su acto de amor. El rechazo incluye gente que es capaz de presentar eso como un contenido razonable y que debiera ser motivo para apoyarlos. Es una contrapedagogía de la crueldad; es naturalizar el terror, el maltrato, el asesinato, la violencia sexual. Ese es el campo del rechazo.
Desde el campo del Apruebo hemos tenido unas semanas de mucho despliegue en distintos niveles, y eventos masivos todos los fines de semana, eso el rechazo no lo tiene, hay que decirlo, las concentraciones de miles de personas y la fiesta todavía es nuestra. A nivel territorial, y yo estoy ahí, haciendo puerta a puerta, conversatorios, volanteo en plazas, ferias, hay un despliegue enorme. Hay un esfuerzo enorme por hacer una pedagogía popular, porque es la primera vez que tenemos un proceso constituyente, que no es como hacer campaña por un candidato y decir “vote Boric”, aquí es cuestión de proyecto y no lo explicas en 30 segundos. “Vote Apruebo” ¿por qué? Hay todo un trabajo que hemos tenido que desarrollar por una parte, para desmentir mentiras y tratar de infundir confianza, texto en mano: “mire no le van a quitar la casa”. Y lo otro, es convencer de que con este proyecto vamos a vivir mejor y que no es tan fácil convencerte de que un libro te va a servir para esto. ¡Yo me siento como una predicadora, de verdad! (risas) Hubo mucho despliegue, hemos crecido rápido, apurado en la capacidad de ir mostrando que la derecha miente, que el rechazo miente, y que el texto se ha convertido en un best seller, o sea, la Constitución es el libro top de ventas en Chile, yo camino por la calle y la gente te la pide.
Hay signos muy promisorios, muy alentadores y otros muy preocupantes, porque pienso, por ejemplo, cuánta gente se va a quedar pensando que le van a quitar la casa y va a votar rechazo para que no le quiten la casa. Ahora no tenemos ninguna encuesta a nuestro favor, claro que, metodológicamente algunas mejores y otras peores, son instrumentos políticos y se utilizan para crear opinión, ambientes de ánimo de bajón que impactan en un votante indeciso, quienes ya tienen los votos duros, que van por el Apruebo o por el Rechazo no son sensibles a las encuestas, Las encuestas han dado resultado muy incorrectos y también correctos en otras ocasiones, entonces digamos, son una moneda al aire, lo que no es una moneda al aire es que son utilizadas con fines ideológicos, políticos, y que en este momento las tenemos en contra. Es la primera vez que vamos a tener votación obligatoria y tantos factores que inciden que es posible que las encuestas nuevamente no den resultados certeros. Lo que sí sabemos, yo creo que por temperatura ambiente, es que no está para nada definido y no está ganado y que hay probablemente una leve ventaja del rechazo que es reversible con una muy buena campaña en estas dos semanas dándolo todo, porque claro, nos estamos jugando todo. Yo creo que vamos a ganar, que este último tiempo el rechazo ha ido cometiendo errores. Están confiados entonces están soltando la lengua y cuando la sueltan y dicen lo que piensan nos hacen campaña.
La Constitución. Un horizonte político para vivir mejor
¿Esta nueva Constitución es una plataforma que le da condiciones de posibilidad a las transformaciones postergados que necesita Chile?
Lo vemos al mismo tiempo como punto de partida, por lo menos para nuestro campo, el de la izquierda, los movimientos sociales y los feminismos. En el capítulo de Derecho Fundamental están condensadas décadas de lucha y si es tan robusto como está, es porque se acumuló mucho saber y propuestas. Quienes venimos del movimiento estudiantil, que nos formamos reclamando pero con los años nos vimos obligados no solo a reclamar sino también a pensar qué educación queríamos, por ejemplo, y así con todos los temas. Ya no es solo una demanda al Estado, es decir, qué queremos hacer, cómo queremos que sea la educación, cómo queremos que sea nuestra relación con el medio ambiente, qué queremos hacer con el agua, la vivienda, los derechos sexuales y reproductivos. Y esto aceleró, eso nos obligó a todas y a todos, a quienes veníamos de distintos movimientos, de las izquierdas, y esto se dio paralelamente también con el gobierno, con estar una parte también allí. Tenemos que decirle a Chile qué es lo que proponemos; hemos vivido reclamando, luchando contra la herencia de la dictadura y ahora tenemos en nuestras manos la herencia que le queremos dejar al país y la propuesta, entonces eso ha sido súper fuerte, rápido, muy condensado y para es desde esa perspectiva también un momento de llegada de tanta lucha acumulada y es a su vez, un punto de partida porque esto es un proyecto, esto es como el horizonte que proponemos al país, la brújula que queremos que nos que guíe en los próximos 30 o 40 años de nuestra historia, pero también, la posibilidad de mantener abierto un proceso; y por eso, sabemos que nos jugamos todo en este plebiscito.
Si se gana, se mantiene abierto un proceso de transformaciones sociales que ha sido súper costoso al pueblo chileno. Lo sabemos, octubre del 2019 fue por una parte, una cosa luminosa tremenda, maravillosa, de mucha fuerza y que fue la razón por la que este proceso se abrió; porque logró romper los cerrojos contra los que todos los movimientos anteriores chocamos. Si ganamos, ese camino sigue abierto. Va a ser difícil, va a haber que pelear mucho y los poderes fácticos se van a reagrupar, reorganizar y poner todas las dificultades, pero el respaldo popular crea ciertas condiciones para seguir avanzando y también para seguir desde el punto de vista de la conformación de fuerza social. Es fundamental ganar.
Los feminismos. Una pedagogía de la rebeldía
En este despliegue territorial que mencionas vemos, otra vez, a los feminismos muy al frente y con esa particularidad de tener un pie en la calle y otro en las instituciones. Por destacar, sólo el capítulo de Derechos Fundamentales, encontramos muchos de los debates contemporáneos y, en buena medida están relacionados con las luchas feministas. ¿Cómo ves este proceso y el rol de los feminismos y de las disidencias?
El feminismo ha hecho una pedagogía de la rebeldía en este país en estos últimos años, y no lo digo como para que suene lindo. Si vemos las primeras manifestaciones multitudinarias de este ciclo encabezadas por el feminismo en el 2016 contra la violencia machista, fue la primera vez que los números superaron lo que estábamos acostumbradas a ver; 100.000 personas reunidas en Santiago protestando contra un femicidio. En mayo del 2018 fue impresionante por su reverberación, por lo que pasó allí pero también por lo que provocó. Eran estudiantes peleando contra el abuso sexual de profesores y probablemente, si es que no a todas la inmensa mayoría, eso nos movilizó internamente. Qué mujer no ha vivido en algún momento de su vida, una situación de acoso, de abuso, de violencia, entonces fue un movimiento que logró instalarse en el espacio público, hacer pública una realidad y que se hablara de una realidad tan dura que nadie lo podía negar. Esto provocó un remezón interno en muchas mujeres, y por qué no también en muchos hombres, fue una cuestión súper potente porque era un movimiento callejero, político, del espacio público y era también una cuestión que seguía trabajando en la conciencia y ayudaba a elaborar la experiencia de muchas mujeres y también a entender que había algo más que la posición de víctimas; era la posición de salir a protestar, salir a la calle y dar un paso más allá. Y esa cuestión yo la llamaría pedagogía de la rebeldía, una pedagogía de la rebelión, porque antecedió la revuelta popular inmediatamente. El 8 de marzo del 2019 fue, hasta ese momento, lo que conocíamos como la manifestación más grande de la era democrática; 500 mil mujeres en marzo del 2019. Marzo del 2020, antes de que nos encerráramos por la pandemia, 2 millones de mujeres solo en las calles de Santiago que es una ciudad que debe tener 6 millones de mujeres. Yo creo que en eso el feminismo ha crecido mucho, es un movimiento y son organizaciones pero también es como una corriente cultural que aúna, que condensa aspiraciones de amplia mayorías de mujeres en este país. Una vida sin violencia, que no te paguen menos en tu trabajo por ser mujer, que no tengas que asumir toda la carga de trabajo doméstico y de cuidado por ser mujer, que no tengas que interrumpir tu proyecto de vida por ser mujer y tener que cuidar a otros porque nadie más lo hace y te toca por ser mujer. Y eso lo representa el feminismo y eso es una potencia enorme porque es muy amplio.
Las mujeres y las feministas fuimos fundamentales en que no ganara José Antonio Kast, eso hay que decirlo, es matemático, ya tenemos los datos para afirmarlo matemáticamente. Las mujeres junto a la juventud popular. Más o menos en Colombia pasó lo mismo, de que ganara una alternativa de izquierda o progresista y que no avanzara la ultraderecha, que avanzó bastante, no hay que negarlo, o sea, un 45% para una alternativa como José Antonio Kast es brutal, pero la franja de contención de ese avance y, lo decimos como en chiste, pero las feministas y las mujeres salvamos al país de la ultraderecha. Ahora es lo mismo, el tema es mirar la cuestión en su complejidad. Los estudios que se han hecho digamos indican que una parte de la franja que está dudosa y que podría transitar al rechazo habiendo votado por Gabriel Boric, habiendo votado Apruebo en el primer plebiscito, son precisamente las mujeres. Y veo dos elementos: uno, que los temores que ha metido la derecha afectan muy directamente a las mujeres, el tema de la casa propia en un país que está conformado por muchas familias cuyas jefas de familia son mujeres y muchas veces son mujeres que crían solas y que tienen que sacar solas adelante a su familia. Entonces que te toquen esa fibra, te toca a las mujeres populares que son una mayoría de mujeres en el país.
Entonces sí, los feminismos han sido cruciales en este ciclo político, han despertado o han contribuido enormemente a despertar a la sociedad chilena en su conjunto, a las mujeres pero no solo las mujeres, ha sido una pedagogía de la rebeldía sin la cual no podemos explicarnos todo lo que ha ocurrido y fue fundamental y lo puedes ver en el texto (de la Constitución) el paso adelante que dio el movimiento feminista, sobre todos los sectores autónomos del movimiento feminista, de dar esta disputa. Cuando organizaciones de movimientos sociales y movimientos feministas toman la decisión de entrar a la disputada institucional y de ser parte de la Convención Constitucional, ahí hay una decisión y sus consecuencias y lo acertado que eso fue, lo vemos en este texto, es un texto que está atravesado por el feminismo y eso ocurre porque las compañeras estuvieron ahí, sentadas en esa sala peleando instalando estas demandas y ahí vemos lo que pasa cuando las feministas entran a las instituciones, con todas las contradicciones que eso tiene, con todos los problemas que eso genera, debates, etcétera, que vamos a tener siempre pero el resultado que tenemos es porque estuvimos ahí y se trabajó mucho.
Propuesta para la nueva Constitución Política de la República de Chile para descargar
Foto: Ailen Díaz Escobar @ailendiaze