Por Carlos Aznárez*. Un rumor circuló en días pasados. Nuevamente se anunciaba el fallecimiento de Fidel Castro. Como ocurrió en otras ocasiones, la operación mediática fue desmontada. Y se reafirmó la vigencia del líder revolucionario y del pueblo cubano.
Lo intentaron asesinar en 638 oportunidades. Utilizaron todos los métodos posibles, desde lapiceras explosivas hasta morteros que iban a ser disparados en la propia Plaza de la Revolución, durante la conmemoración de un 26 de julio, en La Habana. Pero Fidel, como los gatos, siguió viviendo.
Trataron, la CIA y sus prolíficos empleados, de destruir de mil maneras la imagen, el prestigio, el respeto, la moral, y sobre todo, la ética revolucionaria de quien en muy pocos años derrocó a una de las dictaduras más sanguinarias y mejor pertrechadas del continente. Pero tampoco pudieron, ya que Fidel siempre emergía intocable y más rebelde que nunca de cada una de esas campañas.
Desesperados, apelaron a personajes siniestros como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, quienes en su obsesión criminal no sólo gestaron decenas de atentados contra el jefe revolucionario cubano, sino que trataron de hacer todo el mal posible a la población cubana. Así, se enorgullecieron de haber volado el avión de Cubana frente a las costas de Barbados, donde murieron 73 personas. Sin embargo, a pesar de la atrocidad de sus actos, no pudieron cambiar el rumbo de la Revolución, que una y otra vez emergió triunfante.
Secuestraron al niño Elián González, y también a los 5 héroes cubanos, pero no doblegaron ni a Fidel ni a su pueblo. Al contrario, Elián volvió y hoy es un joven fidelista. Y qué decir de René y Fernando, comandantes de la solidaridad con sus otros tres hermanos en prisión.
Actualmente, cuando Cuba no sólo es admirada y defendida por los pueblos del mundo, sino que ha recuperado cada uno de los sitios del continente de donde sus enemigos intentaron hacerla desaparecer, los enemigos del proceso revolucionario no cejan en sus malas intenciones.
Lo nuevo desde el punto de vista del odio anticubano, puede ser visibilizado en las redes sociales. Desde innumerables foros se ocupan de tergiversar las conquistas revolucionarias, desvalorizando 55 años de construcción permanente de una sociedad totalmente distinta a aquellas que están instaladas en el capitalismo consumista, anulador de los emprendimientos colectivos y desestructurador de la conciencia humanista. Pero también desde las redes, ahora que el Comandante ya no gobierna pero cada tanto regala al mundo sus reflexiones atinadas y de alto contenido estratégico, los anhelos expresados por el Pentágono se siguen traduciendo en más amenazas de muerte. Por eso, es probable que a nadie le haya sorprendido que recientemente, cuando el mundo se conmovía por la partida de ese gran camarada de Fidel y la cultura con mayúsculas, que es Gabriel García Márquez, otra vez las redes estallaran con el repetido sonsonete: “Murió Fidel”, “La Habana está militarizada”, “De un momento a otro se dará la noticia”.
Los autores de la campaña, tres gusanos de poca monta, Yusnaby Pérez, Orlando Luis Pardo Lazo y Anyer Antonio Blanco, se dedicaron a inundar el mundo de los twitters vendiendo la falsa versión, logrando ubicar la “noticia” en lo más alto de la cima virtual. Pero la realidad, no es muy afín a las computadoras y Fidel, otra vez, se salió con la suya. Desde el corazón de un pueblo que lo ama y lo admira volvió a demostrarles que no pueden con él ni con la Revolución tan empeñosamente gestada en todos estos años.
Lo volverán a intentar una y mil veces. Sin dudas que lo harán. Pero aún en la peor de las circunstancias, no saben que Fidel seguirá viviendo, y ellos, con sus anuncios necrológicos, son los verdaderos cadáveres de esta historia. Sencillamente porque abrazan un sistema que como dijera Hugo Chávez, “huele a azufre”.
*Director de Resumen Latinoamericano