Pasó la Pascua y mientras algunos hablaban de los huevos de chocolate Premium, Marcha entrevistó a Carlos Visuara, trabajador de la empresa recuperada Arrufat, a cinco años de la puesta en marcha de la fábrica por parte de sus trabajadores.
Arrufat es una marca histórica. Desde 1931, esta tradicional fábrica de chocolates fue recuperada por los obreros tras un vaciamiento de la empresa por parte de los dueños. Ubicada en Tres Arroyos al 700 del barrio de Paternal en Capital Federal, hoy el pequeño local de venta a la calle es visitado por vecinos de más acá y de más allá que eligen productos sin patrón para regalar chocolate. Marcha entrevistó a Carlos Visuara, uno de los trabajadores más antiguos de Arrufat.
– ¿Qué ha cambiado en estos cinco años?
La verdad es que cambió todo. Hoy tenemos una fábrica en marcha que trabaja al ciento por ciento. En aquel momento, cuando Arrufat quebró, nos quedamos en la empresa para ver si los patrones la iban a volver a poner en marcha o no. Era el 6 de enero y nosotros ya estábamos por empezar la Pascua. Acá empieza en enero el trabajo para esa fecha. El regalito de reyes fue que nos debían nueve meses de sueldo, antigüedad, vacaciones, aguinaldo: era mucha plata. Para nosotros fue muy duro, tuvimos que ponerle mucho coraje, muchas ganas. Teníamos la camiseta puesta. Yo tenía veinticinco años en la empresa y como era delegado de la comisión interna no podía abandonar a mis compañeros, tenía que estar al frente.
-¿Cómo fue el proceso de recuperar en manos de los trabajadores la fábrica?
Nos quedamos con todos los compañeros acá. Salimos a hacer una colecta salarial, salimos para todos lados, venía gente a ayudarnos, compañeros del gremio, de partidos políticos, organizaciones sociales. Ahí arrancamos con la cooperativa. Pero el problema era que teníamos que producir. Y ¿cómo hacemos -nos decíamos- para hacer chocolate si no tenemos ni un mango? Encima se nos venía la Pascua. Sabíamos que había que aprovechar la fecha, pero sin plata era difícil. ¿Sabés qué hicimos? Salimos a hacer una colecta y juntamos… ya ni me acuerdo, no era mucho, pero alcanzamos a comprar cinco potes de dulce de leche de medio kilo y con eso hicimos los primeros bombones. Después compramos un poco de chocolate y empezamos a vender.
-Los primeros tiempos deben haber sido complicados.
Era durísimo. Por ejemplo, organizamos un festival y vino muchísima gente. La verdad es que los vecinos nos acompañaron desde el primer momento. Pero, claro, llovía. Quisimos hacer el festival en la calle, la Policía no nos quería dejar cortar. Y para colmo, la lluvia. Pese a todo, salió muy bien, y eso nos sirvió para arrancar con la primera Pascua… Después teníamos otras dificultades. En un primer momento no teníamos luz, tuvimos que alquilar un generador que nos salía un montón de plata por día y no teníamos un mango…. Alquilamos el generador por una semana y nos quedamos día y noche preparando la producción de Pascua. Después una vecina nos tiró un cable y logramos tener luz… Así fuimos tirando. Los medios de comunicación vinieron a cubrir y eso permitió que se acercaran de todos los barrios a comprar. Más tarde empezamos con los alfajores y otras golosinas. Hoy, con esta pascua, cumplimos cinco años de trabajo autogestivo.
¿Qué balance hacen de la experiencia de trabajar sin patrón?
La verdad es que nos pusimos la tarea al hombro y hoy estamos orgullosos de nuestro trabajo. Fuimos aprendiendo sobre la marcha, pero logramos que la cooperativa sea un éxito. Además logramos que la propiedad fuera expropiada. Primero fue la tenencia por dos años, después salió por cinco años más y ahí estamos, la seguimos peleando. Ya son cinco años, logramos instalar los productos de Arrufat en el interior del país y seguir adelante. Muchos creían que los laburantes no íbamos a poder impulsar la producción por nuestros propios medios. Ya demostramos que se puede y vamos a seguir luchando.