Por S. Escobar, P. Vivanco y A. Villar desde Ecuador. Primera parte de la entrevista a Pablo Fajardo, el abogado que representa a 30 mil pobladores en la megacausa judicial contra la petrolera Chevron por causar destrucción medioambiental y graves problemas de salud durante tres décadas en la Amazonía ecuatoriana.
El caso comenzó en 1993 cuando un grupo de pobladores de la Amazonía interpuso una demanda contra la petrolera. Por pedido de la multinacional, en 2002 la causa fue trasladada a tribunales ecuatorianos. En 2011, la Corte de Justicia de la provincia de Sucumbíos condenó a Chevron a pagar 19 mil millones de dólares por daños a la salud de los pobladores y por la contaminación al medio ambiente. Los denunciantes y el gobierno ecuatoriano han calculado que, entre 1964 y 1992, la multinacional derramó más de seis mil millones (6.813.741.204) de litros de residuos y desechos tóxicos en un territorio de alrededor de cuatro mil kilómetros cuadrados. A esto se suma la contaminación provocada por la quema al aire libre de 235 mil millones de pies cúbicos de gas.
En esta primera parte de la entrevista concedida a Marcha, Fajardo hace un recuento detallado de los mecanismos utilizados por la petrolera para desligarse de sus responsabilidades. Además, explica la persecución desatada por Chevron contra el Estado ecuatoriano y los pobladores que llevan adelante la causa judicial.
-¿Cómo fue el proceso para llevar ante la Justicia la denuncia por los daños que hizo Chevron en Ecuador?
-El crimen cometido por Chevron es insoportable, innegable e insostenible. Ante un crimen tan grande, las víctimas pasamos muchos años buscando soluciones internas. En cifras, Chevron operó en una extensión territorial de más o menos 480 mil hectáreas hasta el final, pero inicialmente la cantidad era de más o menos un millón 500 mil hectáreas de territorio. Habitaban ahí seis pueblos indígenas originarios distintos entre sí, y dos de ellos se extinguieron por completo. La operación de Chevron estuvo siempre basada en obtener la mayor ganancia económica con la menor inversión posible. Eso complementa una actitud racista de la empresa. Para Chevron, los pueblos originarios no son seres humanos, o valen mucho menos que cualquier persona de otra parte del mundo.
-¿Qué daños puntuales cometió contra el medio ambiente?
-Chevron arrojó agua tóxica directamente al ambiente y a los ríos de la cuenca amazónica por más de 60 mil millones de litros. Construyó más de mil fosas o piscinas donde depositaba todos los tóxicos existentes en la zona, provenientes de la industria petrolera. También construyó más de 1500 kilómetros de carretera, de vía de acceso a cada pozo y a todas las carreteras las cubría con petróleo crudo. La idea era evitar que haya polvo y por eso mandaba a largar petróleo o camiones llenos de crudo en las vías. Ese desastre ambiental colocó al ecosistema y a la vida de los pueblos originarios en una crisis social y humana fuerte que, incluso hoy, cuarenta años después, vamos a la zona y encontramos grandes evidencias de hidrocarburos, básicamente en los ríos. Por ejemplo, las carreteras llenas de petróleo ya no se ven, porque tienen veinte años que no se bota crudo. Pero si se hace una excavación en el suelo se va encontrado todo lo sepultado y entonces la gente continúa muriendo por esa causa. Ese crimen tan espantoso fue causado de forma intencional y eso es importante que tengamos claro: hay desastres ambientales en el mundo, quizás los más significativos es el desastre de Exxon Valdez en Alaska (1989), o el de la British Petroleum (BP) en el Golfo de México (2010), pero el caso de Chevron Ecuador es treinta veces más grande que el de Exxon Valdez y ochenta veces más grande en cifras que el de BP. Con la gran diferencia que el de la BP y el de Alaska fueron accidentes, posiblemente accidentes que podrían haberse evitado, pero fueron accidentes al final. El caso de Chevron Ecuador no fue accidente, fue una operación diseñada por la empresa para obtener la mayor ganancia económica con la menor inversión posible. La empresa tuvo una actitud de ganancia económica ilícita y racista.
-¿Cuál era el poder real de Chevron dentro de Ecuador?
-En los primeros años, la empresa Texaco que operaba acá, y que hoy es Chevron, tenía el dominio absoluto del país. Al igual que ocurre en otras partes del mundo, las grandes corporaciones son quienes dominan a los Gobiernos. En los años 60, 70 y 80, Texaco imponía las reglas del juego en Ecuador. Yo vivo en la Amazonía, en la zona que destruyó Texaco por treinta años, y vi el crimen de Chevron. Me tocó caminar kilómetros en las vías llenas de petróleo. He visto cómo mucha gente ha muerto con cáncer, niños con leucemia. Entonces ese daño no podía quedar en impunidad. Siempre decíamos: hay que organizarse, hay que unirse y muchas veces a los pueblos los une la necesidad. Cuando la gente está bien, vive muy aislada, no le importa nada del vecino.
-¿Cómo fue avanzando el proceso judicial?
-El caso lo empezamos en Estados Unidos el 3 de noviembre de 1993, en Nueva York, donde fueron los primeros nueve años de batalla. Chevron, en ese tiempo Texaco, pedía, y pidió por nueve años consecutivos, a los jueces norteamericanos que envíen el caso a las cortes ecuatorianas. Chevron decía que Estados Unidos no era el foro conveniente para este juicio. Decía que las cortes de Ecuador eran las más sanas y las más prestigiosas, justas y probas del mundo, con los jueces honestos. Chevron presentó por lo menos catorce declaraciones juramentadas de juristas ecuatorianos prestigiosos que decían que las cortes de Ecuador eran las mejores del mundo. En el año 1999, Chevron suscribió un compromiso por escrito en el que afirmó someterse a la justicia ecuatoriana y respetar lo que esta resuelva. Con ese compromiso, más sus otras declaraciones, los jueces de Nueva York dispusieron que Chevron se someta a la justicia ecuatoriana. Entonces empezamos el caso en Ecuador como lo pidió Chevron, en el año 2003. Y el primer argumento que puso la empresa a Ecuador fue decir que las cortes del país no eran competentes para el juicio. ¿Cómo es que por nueve años la empresa dice “quiero ser juzgada en Ecuador”, gana esa batalla, viene donde está el juez que ellos pidieron y dice “no, no, este juez no es competente”? ¿Qué quiere Chevron? Quiere que el peor crimen de la humanidad quede en la completa impunidad y que las víctimas no tengan pleno acceso a la justicia.
-Frente a esta situación, ¿qué hizo la empresa?
-Hemos acumulado más de 250 mil hojas de juicio, por lo cual es el más grande del mundo. Se presentaron todas las pruebas científicas, técnicas, académicas, sociales, de salud, sobre el crimen cometido por Chevron y su responsabilidad. En la orden judicial del 14 de enero del 2011, los jueces dijeron que Chevron es culpable y debe pagar para reparar este daño. ¿Pero qué pasó? Chevron cambia su estrategia y ve que el Estado no iba a someterse a sus intereses. Lo que hace es empezar a atacar al Estado ecuatoriano y ha planteado tres arbitrajes internacionales contra el Estado. En otras palabras: quiere que las propias víctimas paguen el costo de reparación del crimen cometido por Chevron. Hace una campaña de lobby en Estados Unidos por siete años consecutivos para procurar que el Gobierno y el Senado norteamericanos no celebren acuerdos comerciales con Ecuador, como castigo por el juicio. Los abogados de Chevron lo han dicho: no pueden permitir que un país tan pequeño como Ecuador fastidie a una empresa grande como Chevron. Y luego empieza la campaña de desprestigio al Estado ecuatoriano, básicamente al sistema judicial, al sistema que ellos defendieron, que decían que era el mejor del mundo. Hoy dicen que la justicia de Ecuador no sirve para nada, es corrupta, politizada, no funciona. Pero lo más grave no son los ataques al Estado ecuatoriano, sino los ataques a las propias víctimas. Hay un real terrorismo judicial de Chevron en contra nuestra, una persecución física, informático-cibernética, y de comunicaciones. Hay una persecución del victimario en contra de quienes estamos batallando para que haya justicia. Una persecución en todos los niveles posibles, abusándose de su gigantesco poder económico. En este juicio, Chevron ha invertido más de 1300 millones de dólares en defenderse. Actualmente tiene más de dos mil abogados trabajando en contra nuestra y del Estado ecuatoriano. Financia a más de diez empresas de comunicación y firmas de lobby con ese objetivo. Y lo más preocupante, utiliza empresas de espionaje, persecución y terrorismo para que persiga a quienes estamos en esta batalla.