Lautaro Torres fue asesinado a balazos por la espalda por una agente policial en la madrugada del domingo 13 de abril, a una cuadra de su casa en barrio Las Palmas, de la ciudad de Córdoba. La versión policial dice que se trató de un intento de robo.
A simple vista podríamos pensar que es un nuevo caso de gatillo fácil que tiñe de oscuro la madrugada del domingo. Y no es incorrecto pensarlo, ya que Lautaro Torres recibió 4 balazos, por la espalda, uno en la nuca, dos en sus pulmones, y uno en el hombro. Según fuentes policiales, el hecho se dio en el marco de un supuesto intercambio de disparos e intento de “sustracción del celular de la uniformada”, sin embargo, la efectiva policial resultó ilesa y no se hayo ningún arma junto al adolescente, ni casquillos de bala. En cambio la historia de Lautaro demuestra que este caso es mucho más que eso.
Los sicarios de la red de trata
Natalia Suarez, la madre del joven, fue secuestrada por redes de trata en enero pasado en la localidad de Alta Gracia, en Córdoba. Una semana después, cuando el reclamo de sus compañeras trabajadoras sexuales y de AMMAR Córdoba se hizo visible en todos los medios de comunicación locales y ante la inacción policial -que se negó a tomar la denuncia- fue liberada. Estaba golpeada, deshidratada, y era evidente que la situación había sido más que traumática. Días después cuando logró recuperarse de los golpes, incriminó a la policía en una conferencia de prensa. La denuncia de Natalia también se dirigió hacia la justicia del lugar y a la inacción de la flamante Secretaria de Lucha Contra la Trata de la que hace campaña el gobernador José Manuel De La Sota. Desde ese día, se produjeron distintas amenazas contra ella y su familia.
Así es como con el asesinato de Lautaro surge otro caso donde se ven involucradas las mafias policiales. A tan sólo días de que el gobernador De la Sota anunciara la creación de la nueva policía antinarcóticos que será -por ahora- manejada por la propia policía del narcoescándalo.
Cuando la impunidad no tiene límites
Lautaro solo tenía 16 años. Aparentemente intentó, a unas cuadras de su casa en barrio Las Palmas, sustraer el celular de una mujer policía uniformada. En el episodio, que aún no se logra dilucidar certeramente, el joven recibió 4 disparos por la espalda. Pocas horas después fallecería en el hospital de Urgencias de la ciudad cordobesa.
A dos meses de que Natalia viviera el calvario de su secuestro, recibía la terrible noticia de la muerte de su hijo en el hall del hospital y como una maniobra cínica y perversa de lo que la institución policial es capaz: Natalia fue detenida, luego de arremeter contra un vidrio en una crisis de nervios. El abogado Sergio Job representante legal de AMMAR Córdoba, logró la liberación de la joven madre a las 14 hs del día domingo.
Sin embargo en el día de hoy se pudo conocer por varios medios el relato de un testigo ocular de identidad reservada, un joven vecino de la familia Suárez: “Yo venía en moto con un amigo, y escuche dos disparos, me detuve, y vi correr a Lautaro, luego vi la ráfaga de dos disparos más, a corta distancia y Lautaro que caía al suelo. Al instante llego un policía y el grito del chico de avísenle a mi mamá que me dispararon”, inmediatamente el muchacho aviso a la familia y volvió a la escena, y la imagen fue escalofriante: “Lautaro estaba en el piso, boca abajo, esposado, bañado en sangre, y un policía le pisaba la cabeza con su bota”. Esa misma escena presenció la abuela del joven. La ambulancia nunca llegó.
Sin escrúpulos
Tras las denuncias realizadas por la familia y por organismos de DDHH de Córdoba, la policía salió a respaldar el accionar de la uniformada, y fue el jefe de policía de la provincia quien declaró: “Ha sido un procedimiento legítimo de defensa propia, en un intercambio de disparos”, definió Julio Cesar Suarez y agregó que “todo delincuente que delinque, que sale con un arma de fuego, tiene que saber que puede morir”.
La fiscal Dolores Romero Díaz resolvió imputar de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” a la agente policial. “Momentáneamente no tiene riesgo procesal, y estamos en plena investigación. La agente se encuentra en libertad y estamos en trámite de recepción de pruebas”, dijo la funcionaria judicial.
En Córdoba así como en otros puntos del país la red de trata se establece en connivencia con las fuerzas locales. Así lo demuestra el grado de impunidad con el que se manejó la policía, la nefasta actuación de la Secretaría de Lucha Contra la Trata, que en un caso de estas características, no brindó ayuda, ni seguridad a la secuestrada y su familia. Una vez más las fuerzas represivas son cómplices de las redes de trata y narcotráfico.