Durante estos días históricos, una delegación no oficial y feminista viajó desde Argentina a abrazar al pueblo chileno. Allí, fuimos recibidas con fervor y honestidad. Y volvimos esperanzadas.
Por Jenny Durán* / Fotos: Gabriela Franchini
Durante estos días históricos, estuvimos presentes en Chile para dar apoyo al movimiento feminista, a todo el pueblo, al nuevo gabinete y al presidente Gabriel Boric. Vinimos como delegación no oficial, como articulación federal, agrupadas en Incidencia Feminista para acompañar el cambio de mando presidencial.
Somos militantes y activistas feministas que nos unimos en la experiencia de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que logró, a fuerza de convicción y organización, la Ley 27.610 de Acceso a la Interrupción Voluntaria de Embarazo en diciembre de 2020.
Sabemos de las luchas de los pueblos. De lo hermoso y lo siniestro que hemos vivido, de lo que nos pasa en Latinoamérica porque estamos hermandes en dolores y luchas. Por eso, nuestra misión desde ahora es articular con distintas organizaciones políticas y sociales, apoyar los cambios por más derechos, por la distribución de las riquezas, por la justicia social; y en esta ocasión, por la vida digna que chilenxs se merecen, por la educación libre y gratuita y por el derecho a decidir.
Tuvimos la oportunidad de participar de instancias de intercambio junto a delegaciones internacionales, de distintos movimientos políticos y sociales y partidos políticos de la región, España, Alemania y Estados Unidos junto a futuras ministras y ministros y también a representantes legislativos de distintas regiones que forman parte de la alianza de gobierno.
El Museo de la Memoria y Derechos Humanos que funciona desde 2010, fue el sitio donde nos recibieron por primera vez. En el salón auditorio unas cien personas, sillón por medio nos sentimos abrazadas. Escuchamos las palabras de apertura de la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, quien expresó su ganas de continuar la articulación Latinoaméricana, pero “ya no desde lo defensivo. Sino para consolidar los avances”. También el Ministro de Educación Marco Antonio Ávila, con la metáfora “descreer para volver a creer”, ilustró la batalla cultural que se tiene por delante, tras décadas de neoliberalismo.
La primera diputada trans, Emilia Schneider celebró que “Chile se haya despertado de la borrachera autoritaria de la derecha”. También afirmó que “el desdén de las grandes potencias nos ha llevado a la crisis climática y a situaciones que hace peligrar la paz de los pueblos”. Mientras que bregó por una “Latinoamerica más unida”.
Las jóvenes diputadas Consuelo Veloso y Érica “Coca” Ñanco relataron su devenir militante y participativo para lograr un escaño legislativo. Teniendo en cuenta que la representatividad política siempre estuvo a cargo de una élite económica. Consuelo dijo que “este triunfo fue muy inesperado. Soy hija de una mujer trabajadora. Soy la primera mujer legisladora de mi región. Vinimos a dar vuelta la tortilla. Represento una clase que viene a tomar decisiones, algo que nunca pasó en Chile”. Recordó que “hay muy pocos que tienen derechos y la mayoría nos quedamos debajo de la fila”. Una frase que representa a los últimos de la mesa “Tenemos derecho a la dignidad”, agitó.
Erika “Coca” Ñanco nos conmovió contando que cuando ella era chica las niñas de 10 o 12 años quedaban embarazadas y ese era su único destino. Después de la rebelión, reconoce que las niñas pueden tener y desear otros proyectos de vida. “Si quieren pueden elegir ser madres pero también diputadas o presidentas”. También recordó la lucha por aborto legal en nuestro país y que la “marea verde” fue uno de los ingredientes que motivó a las feministas a organizarse en la revuelta de 2019.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, fue la elegida por las organizadoras para dar la palabra del lado de quienes fuimos invitades. Cada frase nos generó aprobación y aplauso: “Es admirable lo que ha logrado Chile. En el pleno Constituyente se ve la diversidad representada. El cambio de gobierno está cargada de esperanza, junto con Brasil y Colombia se unen a la trasformación democrática, ante una Europa envejecida y arrogante que tiene mucho que aprender.” Y cuestionó las estrategias de la derecha de negación de derechos y el lawfare al que los gobiernos progresistas son sujeto.
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La cercanía y las similitudes en nuestra historia, los caminos y lazos que nos unen con este Chile, sin dudas emergen en pérdidas y derrotas. Sabemos que la agenda por los derechos humanos y el que toda la región se vuelva feminista es un desafío para los gobiernos, pero principalmente para las redes y las articulaciones a otros niveles organizativos.
Este es un momento clave en la historia del progresismo mundial. Tenemos en nuestros cuerpos los hábitos de cuidado del fin de la pandemia pero los abrazos estuvieron a la orden del día.
También estuvimos en la Asamblea Constituyente, donde se votó en general a favor de los derechos sexuales y reproductivos, incluido el aborto libre. El texto del artículo 16 indica que “todas las personas son titulares de los derechos sexuales y reproductivos de manera libre autónoma e informada del propio cuerpo”. Allí estuvieron los gritos y abrazos en la explanada del edificio; con música electrónica y junto a los discursos de nuestras compañeras feministas chilenas de la Asamblea Permanente por la Legalización del Aborto, festejamos este paso tan esperado con pañuelazo y el “alerta” que llama a hacer a Latinoamérica toda feminista.
Con esperanza, encorazonadas y enamoradas de un Chile con perspectiva feminista y plurinacional, con la mixtura generacional que dibuja un futuro distinto para las izquierdas. Este presente nos provoca y nos impone nuevas batallas: cambiar la vida de cada une con igualdad real, que la institucionalidad de una Nueva Constitución, las expresiones de nuestras fuerzas políticas en tanto ecologistas, feministas, progresistas se concreten con más distribución e inclusión y no se transforme en incertidumbre en un corto o mediano plazo. Sino que este proyecto progresista en Latinoamérica traiga consigo un horizonte transformador y emancipador de largo aliento.
Nuestras anfitrionas nos recibieron con honestidad y fervor. Hay una renovación de esperanza pero son cautelosas en cuanto a los desafíos y a los poderes que enfrentan.
Durante el Encuentro Internacional Feminista “Macarena Valdés” que se realizó el sábado por la tarde, tuvimos la posibilidad de escuchar a Irene Montero, ministra de Igualdad de España; Minou Tavárez Mirabal, activista de República Domicana; a la ministra de la Mujer y Equidad de Género de Chile, Antonia Orellana; a la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler. Todas concluyeron en la necesidad de internacionalizar las luchas feministas y del movimiento de mujeres y diversidades. Visibilizar los apoyos y crear políticas de mayor reconocimiento, reparación e inclusión junto a la comunidad LGBTT.
También trazamos estrategias para avanzar en lo coyuntural como la posibilidad promover la trasversalidad -en lo táctico-, pero teniendo el horizonte de erradicar las desigualdades estructurales y materiales. Este encuentro en el cual confluimos activistas, militantes y personas personas en cargos de gestión demostró el carácter popular y participativo. Nuestro deseo es que sea el reflejo de la construcción del modelo de sociedad que pretendemos construir.
Lo dijo Boric en la asunción: “El pueblo de Chile es protagónico en este proceso. No estaríamos aquí sin las movilizaciones de ustedes y quiero que sepan que no llegamos aquí para llenar cargos, solazarnos entre nosotros y para generar distancias inalcanzables”. Paso a paso en la Alameda se abren los caminos de un futuro con más dignidad. Para todas, todos, todes.
En Chile, una alianza de izquierdas con una nueva generación gobernante venció en las urnas y en las calles a la derecha. A pesar de las balas y del empecinamiento de los fascistas de dejar ciego a un pueblo entero. La esperanza venció al miedo, escribimos y repetimos emocionadas, parafraseando un discurso de Boric. Las calles torcieron y transformaron la idea de un Chile como el mejor alumno del neoliberalismo que hoy es un faro abriendo caminos para el mundo en la construcción de sociedades más justas y democráticas.
*Integrante de Incidencia Feminista