Por Mónica Villarreal y Daniel Del Pino*. Tras 17 días de paro, el conflicto docente en la provincia de Buenos Aires llegó a su fin. Un acuerdo que no representó a las bases. Los apuros de los gremios y los acuerdos con el gobierno provincial y nacional.
El pasado 31 de marzo, los cinco gremios docentes que participan de las negociaciones paritarias a nivel nacional (CTERA, CEA, AMET, UDA y SADOP) acordaron con el gobierno nacional el piso-techo de los aumentos salariales docentes este año.
El acuerdo implica un aumento en dos tramos de alrededor del 29%, con un sueldo inicial de 4400 pesos en agosto. Acuerdo que por otro lado sólo marca una pauta estimativa porque al estar descentralizado el presupuesto educativo queda a cargo de las arcas provinciales afrontar los aumentos salariales.
Previamente, tan sólo unos días antes, las conducciones gremiales docentes en la provincia de Buenos Aires, en especial la del sindicato mayoritario que es el SUTEBA, pusieron fin a un conflicto histórico. Tras la convocatoria, el día 28 de marzo, del Jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Alberto Pérez, los referentes gremiales, el Secretario General de SUTEBA y CTA Buenos Aires, Roberto Baradel y la titular de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), Mirta Petrocini, llevaron a considerar a las asambleas de sus respectivos sindicatos lo que ellos vieron como una propuesta “mejorada”. Un aumento cargado de cifras en negro, que implica solo 400 pesos al básico a cobrar en setiembre, con porcentajes “promediados”, achatamiento del escalafón, con datos que no se explicaron y que aún se desconocen, incluso a cobrar en cuotas y lejos de equipararse a la canasta familiar. Aumento que en pocos meses será licuado por la inflación.
El que avisa no traiciona
Desde el inicio del conflicto, tanto Baradel como Petrocini estuvieron a la espera de una oferta superadora. ¿Por qué pensar que, si durante años han acordado aumentos que han dejado al salario docente tan deteriorado, ahora iban a actuar diferente? ¿Qué diferencias hubo respecto de otros conflictos?
La diferencia es que después de muchos años los docentes volvieron a sentirse fuertes. A ser protagonistas y a participar, diciendo y haciendo. Fueron muchos y cada vez más. Se puso en debate la situación de deterioro de la escuela pública y las asambleas abiertas, autoconvocadas, permanentes y por escuelas, que se multiplicaron en los distritos de la provincia, pusieron en discusión el modelo de sindicato que propone la conducción de la Celeste. En ese debate estuvieron presentes tanto los afiliados a sindicatos, los no afiliados, los trabajadores de otros sectores, así como la comunidad.
Este escenario distinto al de los últimos años, fue cargando de fuerza y expectativas a los trabajadores de la educación, lo que sirvió además para imprimir perseverancia en continuar la lucha. Incluso ahora, con un final del conflicto que generó desilusión e indignación en muchos docentes al sentirse traicionados por conducciones sindicales que entregan la lucha.
Un repaso necesario
Hay que volver al principio para hacer la lectura completa. Reconocer que el conflicto cobró esta dimensión por la fuerza y firmeza que tuvieron los docentes, que fue impulsado desde abajo y que Baradel y su Lista Celeste hubieran acordado por mucho menos y hace largo rato, de no haberse encontrado con la base docente en la calle. La Celeste estuvo atrás de los acontecimientos hasta que no le quedó otra que asomar la cabeza e incluso retomar, en muchos discursos, lo que los docentes movilizados venían diciendo hace años. Es decir, no tomó la iniciativa para impulsarlo pero sí para cerrarlo y con una llamativa celeridad.
Es cierto que había cierta preocupación por el tiempo que llevaba el conflicto, sin embargo aún aquellos que al principio dudaron se iban sumando, incluso docentes de escuelas privadas. La comunidad apoyó notoriamente la lucha reconociendo que “si ganan los docentes, ganamos todos”. El lema contiene la defensa a la educación pública pero también el reconocimiento de que esta paritaria marcaba el rumbo del resto de las negociaciones salariales.
Mientras que con un cambio de figuritas se aceleró el cierre de la paritaria en la provincia bonaerense, paralelamente se informaba un avance en la paritaria nacional y también se confirmaba el acuerdo con metalúrgicos de Antonio Caló (en la CGT oficialista). Asimismo, aparecían anuncios de negociaciones avanzadas con sindicatos afines al gobierno nacional.
Tan sólo un día antes del desenlace, los docentes recibieron con entusiasmo el anuncio de un paro por 72 horas de SADOP (sindicato de escuelas privadas) y del paro que impulsa la CGT de Hugo Moyano, la CGT Azul y Blanca y la CTA de Pablo Micheli que pretende parar el país, y que más allá de sus conducciones burocráticas, comparten parcialmente un pliego de reivindicaciones sentidas por la clase trabajadora. ¿Alguien podría sospechar que el más apurado ahora era el gobierno y que ese apuro residía en descomprimir el nivel de conflictividad? ¿Los representantes sindicales oficialistas colaborando para descomprimir?
Este conflicto puso en evidencia la potencialidad de la organización y de la lucha de los trabajadores. Se quebraron años de paros domingueros que dirigentes gremiales informaban por televisión.
La organización del sector docente nucleó en espacios de base, en colectivos politizados y movilizados por la educación pública en cada rincón de la provincia bonaerense nuevos modos de representación reales de la clase trabajadora y los propios compañeros de trabajo, encontrándose en las aulas y en la calle. Es en ese sentido que una de las tareas que deja uno de los conflictos más extensos del último tiempo es la de la recuperación de los sindicatos, promover la afiliación y participación en la toma de decisiones.
El acuerdo paritario no es el final de esta historia. La lucha docente continúa ahora en las reivindicaciones que hicieron mella en el trabajo conjunto que se hizo junto a la comunidad en estos días históricos: la mejora en la infraestructura de las escuelas, las condiciones de enseñanza y aprendizaje, el cuestionamiento a los subsidios a las escuelas privadas, la discusión sobre el presupuesto educativo nacional, la equiparación de un cargo a la canasta familiar y el derecho a una educación pública de calidad.
*Integrantes del Colectivo UniTE de Lanús (Unidad de los Trabajadores de la Educación) parte del Encuentro Colectivo Docente de la Provincia de Buenos Aires.