Ramón Cortéz, uno de los Petroleros de Las Heras, condenados a cadena perpetua por el crimen del oficial Jorge Sayago, ocurrido en febrero de 2006 habla sobre las inconsistencias del proceso, las torturas sufridas por sus compañeros y los exabruptos del fiscal Candía.
El 12 de diciembre pasado, la Cámara Oral Criminal de Caleta Olivia condenó a reclusión perpetua a los trabajadores Hugo González, Ramón Cortéz y José Rosales por el “homicidio” del policía Jorge Sayago. Mientras que otros cinco acusados recibieron la pena de cinco años de prisión por coacción agravada, y otros dos recibieron la misma pena como partícipes necesarios. Otros dos trabajadores fueron absueltos.
La abogada defensora Claudia Ferrero, declaró que “no hay ninguna prueba concreta, fueron armadas por la Brigada de Investigaciones de Santa Cruz en base a apremios y torturas, aterrorizando a toda la población en esa época y consiguiendo testimonios falsos a través de amenazas y persecuciones”.
En el Tribunal Superior de Río Gallegos, se asentaron denuncias sobre el procedimiento llevado a cabo en el juicio y la investigación. Esto fue acompañado por la presentación con 500 firmas de adhesión de referentes de derechos humanos como Pérez Esquivel, Mirta Baravalle, Nora Cortiñas y Osvaldo Bayer.
El oficial Jorge Sayago, muere el 7 de febrero de 2006, luego de recibir un disparo por la espalda, mientras estaba siendo parte de un cordón de policías, que impedía el acercamiento de 2 mil personas a la Alcaldía de Las Heras. Según los testigos Sayago estaba de espaldas a la Alcaldía, y de frente a la gente. Cortéz, uno de los condenados, denuncia que en el juicio no se realizaron pericias a las armas de los policías, ni a la bala que le causó la muerte a Sayago.
En su paso por Córdoba, Ramón Cortéz, ofreció una entrevista en el programa radial, “Un día más con vida”, en GEN FM.
– ¿Cómo comenzaron los hechos de febrero de 2006?
La historia es bastante compleja, bastante grande, nosotros estábamos peleando por la quita del impuesto a las ganancias. Después de casi un mes de lucha, el gobierno venía haciendo oídos sordos y no daba lugar al pedido, entonces nosotros decidimos cortar la ruta; la respuesta del gobierno fue mandar gendarmería para reprimir. En asamblea votamos a un vocero, el elegido fue el señor Mario Navarro. Cuando él se acerca a una radio local en Las Heras, anuncia que en cualquier momento iba a ser detenido por ser vocero de “los Petroleros”. Dicho y hecho, al ratito de decir eso lo detuvieron y se lo llevaron a la Alcaldía, para esto la gente se amontonó en las afueras de la Alcaldía.
La pueblada fue encabezada por dos concejales, que pertenecen al Frente Para la Victoria, uno de ellos era el Señor Teodoro “Lalo” Caminos. Cuando ellos se acercan a la Alcaldía a pedir por la libertad de Navarro, había un comisario o subcomisario un tal Iñigo, que les dijo que no iba a liberar a Navarro, y menos en esas condiciones, es decir con toda la gente afuera. Lo último que dijeron fue eso, que no lo iban a liberar, y hubo un policía que tiro un balazo de goma al aire, y se desmadró. Ahí comenzó todo.
La gente se encegueció, y comenzó a empujar hacía la Alcaldía. Yo me entero al otro día que había muerto un policía.
– ¿Vos nunca lo viste?
Yo nunca lo vi. Ni siquiera desde la posición en que yo estaba, a casi 250 metros. Estuve preso durante 3 años y fui torturado por un celular.
– ¿Cómo es eso?
A mí se me cayó el celular, lo rastrearon y me vinieron a buscar. Fui preso y torturado, me reventaron a palo, me ponían bolsas en la cabeza. Ahora justamente me venía quejando, porque la humedad me da dolores, tengo los pulmones hinchados, son las consecuencias de venir a provincias del norte con mucha humedad.
– Para ponerlo en contexto, vos estabas a 250 metros. La primera información que llega a los medios nacionales, era que en la pueblada había muerto un policía, ese agente se llamaba Jorge Sayago, y aparentemente habría muerto de un tiro de bala de plomo, por la espalda. Sayago estaba de frente a los manifestantes, de espalda a la Alcaldía, en un cordón de contención. Lo primero que se piensa, es que el balazo sale de la comisaría.
¿A vos se te cae el celular, cuándo?
Mi celular se me cae cuando la policía comienza a reprimir a los trabajadores, con los gases lacrimógenos salgo corriendo y ahí pierdo el teléfono. Tampoco me di cuenta que se me había caído ahí, yo pensé que lo había dejado en mi casa. Mi casa estaba a cuatro cuadras de la Alcaldía. Yo voy a mirar, cuando voy a mirar me encuentro con todo eso. Me ubicaron por el celular perdido, y a la semana me detienen.
En los primeros días fuimos cinco detenidos. Fuimos torturados desde Las Heras hasta Puerto Deseado, y no fueron dos o tres cachetazos como dijo el fiscal Candía, él reconoce que hubo torturas, pero él dice que “dos o tres cachetadas y una bolsita en la cabeza no es tortura”, eso dijo el fiscal Ariel Candía, este fue el fiscal que agarro la causa cuando el fiscal Rearte renuncia, porque no iba a tener o dejar gente inocente presa, nosotros ya hace tres años que estábamos presos y la causa no avanzaba.
– Estuviste tres años preso, ¿bajo qué cargos?
Coacción agravada, partícipe necesario y homicidio calificado, casi todo el Código Penal. Todos los detenidos estamos bajo los mismos cargos. Esto es algo de lo más curioso, estando todos con la misma carátula, a uno le bajaron la pena a 5 años, a tres meses del juicio, a pocos meses de la sentencia de diciembre pasado, y no sabemos por qué. A otros dos compañeros los sobreseyeron, no sabemos tampoco el fundamento, no se entiende, todos tenemos la misma carátula, pero estos compañeros uno quedo solamente con 5 años de prisión y otros dos fueron sobreseídos, y los demás nos tenemos que comer la cadena perpetua. Es una causa muy bien armada, y se fijaron bien hasta a quienes iban a meter presos.
– ¿Con qué objetivo vos pensas que pudieron armar la causa?
Yo creo que el objetivo es para que no se sepa quién mandó a matar a Sayago, ni quien lo hizo. Vos fijate que en el juicio no se realizó la prueba balística a los policías, no hubo peritajes. A nadie le mostraron el plomo que mato al policía, ni el arma.
En el juicio se resuelve que Sayago muere de un tiro en la espalda, pero no hubo peritajes de armas, ni balística. El perito dijo que venía de un lugar de altura considerable (en el peritaje sobre el cuerpo de Sayago). Nunca pudo haber salido el balazo de la manifestación porque él estaba de cara a la manifestación, y a espaldas de Sayago estaba la Alcaldía.
Eso lo que yo no entiendo, yo como condenado a cadena perpetua voy luchar por mi libertad hasta lo último, ya me comí tres años en cana, fui torturado, cagado a palos. No me voy a comer el garrón de 20 o 30 años más, yo tengo hijos, que no pude ver crecer, porque se les puso en la cabeza que nosotros somos asesinos.
Quedó demostrado en el juicio que nosotros no somos asesinos. Es más lo dice el mismo tío de Sayago, Víctor Álvarez, dijo que “los perejiles fueron condenados y encerrados”. En el 2006 ya fuimos condenados, yo quiero recordarles que en ese momento todos los medios nacionales estaban en Las Heras cubriendo el hecho, pero en el juicio del año pasado no había nadie. Las autoridades de la provincia de Santa Cruz no querían que nadie se entere.
Yo soy un preso político, fuimos y somos, todos los condenados, presos políticos, de este gobierno y del gobierno de la Provincia de Santa Cruz. Queda bien clarito, que somos rehenes, rehenes de los Kirchner, soy un ciudadano nacido y criado en Las Heras, de donde sale todo el petróleo, de donde sale toda la riqueza, ¿qué interés hay de tenerme preso a mí?. La verdad que es algo muy aberrante, yo digo, si de verdad quieren saber quién mató a Sayago, que abran la causa de nuevo, yo no tengo ningún problema, que vuelvan a investigar, es más si quieren empezar mañana que lo hagan, yo no me voy a comer 30 años en cana, por algo que no hice. Estuve tres años preso, conocí a mi hija estando preso, porque ella tenía un mes cuando a mí me metieron preso. Me perdí de verla caminar por primera vez, me perdí muchas cosas de mis hijos y no quiero seguir perdiéndome cosas de mi familia. Yo acá estoy defendiendo mis derechos como trabajador, y no voy a dar un paso atrás.
Si nosotros vamos presos, cumpliendo la cadena perpetua, no solo a nosotros nos condenan, sino a todos los trabajadores del país. Como que me llamo Ramón Cortez, argentino, ciudadano de Las Heras, de la provincia de Santa Cruz, soy una persona inocente, así que yo por mi libertad voy a pelear hasta lo último.
Consecuencias de la condena
Mucho se ha dicho sobre la muerte, el asesinato de Jorge Sayago. Sus familiares no creen que los condenados hayan sido los autores del hecho. Además agregaron que Sayago iba a hablar con la Justicia, sobre la relación de la Policía de la Provincia de Santa Cruz con el tráfico de droga y trata de personas, en la provincia. Esta es una de las causas de porque la familia de Sayago duda sobre el proceso llevado a cabo.
En todo el país se han realizado actividades para conseguir la absolución de los condenados. Pero es llamativo el silencio del gremio de los Petroleros. Parece no importarles la situación de sus agremiados.
La condena a estos trabajadores petroleros, si queda firme, se conseguirá el cometido de limitar la protesta social, en una provincia donde ya han pasado casos de judicialización y hasta de prisión. La única manera de entender, el por qué se sigue con el proceso judicial sobre los Petroleros de Las Heras, es el intento de la provincia de Santa Cruz, de aleccionar a los trabajadores, limitarlos en su derecho a huelga, y si esto se concreta, como dijo Cortez: “No es en contra mío solamente, es en contra de todos los trabajadores del país”