El domingo se realizarán las elecciones presidenciales en Chile y van algunas indicaciones para no quedar a medio camino. A qué responden las candidaturas y porqué es importante pensar estos comicios en clave constituyente, plurinacional, regional y feminista.
Por Redacción Marcha / Foto: @dezetag
El domingo volverá a ser un momento histórico para los pueblos de Abya Yala. A pesar de los sondeos y por encima del hecho eleccionario. La realidad política de Chile rumbo a las elecciones presidenciales de este domingo, 21 de noviembre de 2021, es un entramado de sucesos dignos de una teleserie en prime time. En una mixtura de protagonismos que reflexiona sobre los valores históricos pero también sobre el destino colectivo ineludible de esta época: la dignidad.
El terrorismo neoliberal post dictaduras tuvo a Chile como uno de los países vanguardia en la expropiación del trabajo para convertir en negocio -y riqueza para las élites- los derechos más básicos. Hasta que trabajadores organizados, estudiantes secundarias, movimiento feminista y pibes de las poblas consolidaron una alianza simbólica que estalló la normalidad del saqueo a escala estado para poner en agenda en los medios, en deslegitimadas instituciones y en las calles, la urgencia de transformarlo todo. También el protagonismo de la participación popular.
La elección presidencial estará acompañada de elecciones de senadores y senadoras, diputados y diputadas y de consejeros y consejeras regionales. Si al finalizar el conteo, ninguna candidatura obtuvo más de la mitad de los votos, habrá una segunda vuelta el próximo 19 de diciembre.
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Los índices de aprobación a la gestión de Sebastián Piñera son de las más bajas en la historia. El empresario dejará de ser presidente pero su mandato no será olvidado por les familiares y amigues de víctimas de la represión estatal, fundamentalmente de los abusos de parte de Carabineros tras el estallido de 2019. Por eso, lo que se juega en estas elecciones es claro: o se consolida una agenda de cambios en manos progresistas, postura que representa mayoritariamente Gabriel Boric y que permitirá continuar con el proces constituyente; o la fragmentación de la derecha y el consecuente ascenso del nazi José Antonio Kast atentarán contra la demanda refundacional.
Como sea, en estas elecciones no escapamos a una frenética polarización, que a esta altura deberíamos aprender a sobrellevar en la región, pero algunos elementos históricos nos permiten una causa; la radicalización es producto del desgaste de los partidos de centro -tanto izquierda como derecha- de la antigua Concertación y la Alianza por Chile, que fueron las dos grandes coaliciones de la transición democrática y que gobernaron durante casi tres décadas Chile pero que en este momento son los más cuestionados en su legitimidad y crisis del sistema de partidos.
A otros dos elementos comunes en la región no escapa Chile y la cita de elecciones para el domingo: uno de los datos a observar será el porcentaje de participación/ voto; el otro, qué definirán las juventudes, no solo de Santiago sino también en las regiones.
¿Quién es la candidata y quiénes son los candidatos presidenciales?
– Gabriel Boric (Frente Amplio por el pacto Apruebo Dignidad) – El candidato más jóven y que lleva un programa de gobierno feminista, ecologista y colectivo. Es el candidato que lidera las encuestas y que mayor número de votos recibió en las primarias de la izquierda (1.058.389).
– Yasna Provoste (DC por Nuevo Pacto Social) – La candidata de la Concertación y de la ex presidenta Bachellet. Actual senadora, propone una agenda progresista aunque carga con el desgaste de formar parte de los partidos tradicionales que tan deslegitimados se encuentran.
– Marco Enríquez-Ominami (PRO) – Cuarta vez candidato presidencial, es socialista y representa al Partido Progresista. Se educó en el exilio en Francia y fue cineasta antes de político. Su programa está volcado hacia transformaciones tributarias y de apoyo al proceso constituyente.
– Sebastián Sichel (Independiente por el pacto Vamos por Chile) – Ex presidente del Banco Central, candidato de Piñera caído en desgracia tras un debate televisivo en que fue interpelado por la candidata Yasna Provoste por ser “lobbysta” empresarial, del gas y de las AFP.
– Eduardo Artés (Unión Patriótica) – “El profe” de Chile. Trabajador de la educación, ha ganado la simpatía de los sectores populares en los últimos debates desde la izquierda. Será su segunda elección presidencial.
– Franco Parisi (Partido de la Gente) – El candidato prófugo. Dirige su campaña desde EE.UU ya que está acusado de cometer delitos de estafa y lavado de dinero. Su “Partido de la Gente” es el segundo más grande de Chile. Un ingeniero que lleva un programa neoliberal.
– José Antonio Kast (Republicanos por el Frente Social Cristiano) – El nazi que se vio beneficiado por la caída de las intenciones de voto hacia Sichel. Agente del odio y negacionista de los crímenes de lesa humanidad que cometió la dictadura, propone derogar el aborto en tres causales vigentes.
Destituyentes- constituyentes: ¡que sea plurinacional y feminista!
Los acontecimientos recientes de Chile están cargados de historia. Por primera vez, una Convención Constitucional surgida de un plebiscito en el que las y los electores eligieron “apruebo” y tras unas complejas elecciones que duraron dos jornadas, redactará la Carta Magna que reemplazará los marcos de la dictadura. Un órgano paritario y plurinacional que lleva como presidenta a Elisa Loncón, constituyente y autoridad mapuche, activista por los derechos educativos y lingüísticos de los pueblos indígenas; y que contiene las propuestas para el Buen Vivir de convencionales feministas, ambientales, independientes y populares.
La Convención realizó el pasado 4 de julio de 2021, su sesión inaugural. Fue a 15 días de la realización de las elecciones primarias que definieron lxs candidatxs presidenciales, y a un año y 9 meses del estallido popular del 19 de octubre de 2019 que evidenció la agresión contra la vida del capitalismo neoliberal. Los y las constituyentes fueron electas mediante el voto popular el 15 y el 16 de mayo pasados y asumieron 155 representantes, 17 de ellxs integrantes de naciones originarias. Una Constituyente paritaria que ya elegió Mesa Directiva, calendario y recorridas territoriales, que ya redactó su reglamento -que incluye mecanismos de participación ciudadana-, definió la división del trabajo en comisiones temáticas y que está pronta a comenzar la redacción.
“¡Es posible refundar este Chile!”, declaró Loncón en su discurso inaugural y agregó: “Estamos instalando una manera de ser plural, democráticos y participativos, esta Convención transformará a Chile en plurinacional, un sueño de nuestros antepasados que se hace realidad”. El hito también llevó a la Convención a la Machi Francisca Linconao, la primera mujer mapuche en ganar un juicio por el Convenio 169 de la OIT que obliga al Estado chileno a respetar su rewe. Una mujer que fue perseguida judicial y políticamente, acusada de “terrorismo”, que resistió a una huelga de hambre en la cárcel que generó la solidaridad sin fronteras y que fue absuelta de todo delito.
Leé también:
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https://www.marcha.org.ar/a-dos-anos-de-la-revuelta-popular-la-lucha-sigue/
La Convención tiene el desafío de trabajar mientras sigue vigente la impunidad -y la provocación- del gobierno de Sebastián Piñera. La semana pasada, y con la atención de toda la región, el legislativo trasandino discutió y rechazó el juicio político contra el presidente. No sin la épica del momento: la propuesta de destitución fue largamente explicada por las 15 horas y las más de mil fojas de argumentación del diputado socialista Jaime Naranjo, y aprobada en Diputados, pero no así en el Senado. Piñera había sido acusado de beneficiarse por la venta de la minera “Dominga” a través de un paraíso fiscal, información relevada en los “Pandora Papers”.
Es que en el Chile plurinacional que llega a elecciones presidenciales el próximo domingo, conviven pulsiones constituyentes- destituyentes entre los poderes deslegitimados y el poder que se construye desde la Convención Constitucional de mandato popular. Parte de “lo viejo” es el Senado que salvó a Piñera; sin embargo, en ocasión de la acusación se pudieron escuchar argumentos como “crimen político” o “abuso de poder en detrimento de la sociedad”. Una institución que podría desaparecer si así lo define un nuevo sistema político -porque en Chile se está discutiendo todo- pero que en estas elecciones también postula a políticas del pueblo, como Fabiola Campillai, víctima de trauma ocular y candidata a senadora que afirma: “necesitamos que las personas sencillas, humildes y trabajadoras lleguemos a los espacios de poder”.
Resistir ante la polarización: el programa de Boric
El programa de Gabriel Boric es abierto a la comunidad y colaborativo. Significó la participación de más de 33 mil personas que llevaron 13.250 propuestas a 603 mesas ciudadanas. En sus más de 200 páginas enumera las propuestas consensuadas de la coalición “Apruebo Dignidad”, una cohesión en el programa político para “ser un gobierno que brinde certeza de cambios” y que cuenta con el apoyo del candidato de izquierdas que superó en las primarias, Daniel Jadue (PC).
La propuesta de Boric se basa en cuatro reformas estructurales: el acceso garantizado universal a la salud, la garantía de pensiones dignas sin AFP, un sistema educativo público, gratuito y de calidad, y la conformación del primer gobierno ecologista de la historia de Chile. Propone que todas las áreas de política pública sean llevadas adelante desde una lógica de descentralización e incorporando una mirada feminista. Lleva el reconocimiento también de las naciones originarias.
Más detalladamente, propone terminar con el sistema de AFP y crear una pensión mínima universal; crear una Comisión de Diálogo Social para enfrentar las consecuencias de la pandemia; la recuperación de 500 mil empleos femeninos; un plan comunitario de activación educativa; aumento del salario mínimo; reducción de la jornada laboral; condonación de la deuda educativa de más de 1 millón de estudiantes; reforma tributaria para la contribución de quienes más tienen; una ley de salud mental y otra integral contra la violencia por razones de género; aborto legal y ley de identidad de género; firmar el Acuerdo de Escazú; garantizar el derecho humano al agua; reparar a quienes fueron vulneradas por el Estado desde el 18 de octubre de 2019; refundar Carabineros; un Sistema Nacional de Cuidados y diálogo plurinacional para la restitución de tierras.