Por Enrique Gandolfo*. La lucha de los docentes a lo largo del país se ha consolidado como la respuesta al ataque del gobierno y los grupos y mediáticos monopólicos. El costo de la educación pública.
El verano quedó lejos después de estas tres semanas de vivir el ajuste, con nombre de “paritaria a la baja” y de salir a la calle a defender el poder adquisitivo de los maestros y la educación pública provincial.
Es que en diciembre las empresas grandes formadoras de precios armaron su colchón remarcando a placer. El lanzamiento de los llamados Precios Cuidados vino a convalidar buena parte de esos aumentos y así se llevaron de un golpe gran parte de los planes cotidianos.
Esto sucedió porque el gobierno hizo lo que dijo que no iba a hacer: hizo suya las necesidades de los grandes grupos económicos con una devaluación del 25%, seguida por la segunda vuelta de las remarcaciones. A este ritmo todos los anuncios presidenciales por cadena nacional (plan Progresar, aumento a jubilados, ayuda escolar) son aspirinas para enfermos graves. La enfermedad tiene nombre y apellido: ajuste económico y tiene también, víctimas y beneficiarios. Hay una brutal transferencia de ingresos a los más ricos, una redistribución de la riqueza a lo Hood Robin. O sea, saqueo de los bolsillos de las clases populares hacia los grandes grupos económicos comerciales, exportadores y del sistema financiero.
Estas decisiones no se tomaron de un momento a otro si no que se fueron anticipadas por una serie de medidas, que estaban delineando un nuevo rumbo económico. Nos referimos a los pagos de sumas millonarias a multinacionales en “el tribunal del CIADI”, a la entrega del gas no convencional a Chevron, a las modificaciones en la ley de ART a la medida de la UIA, con los 5 mil millones de dólares de indemnización a REPSOL, con la voluntad de reabrir otra vez el canje de la deuda para pagar a los llamados fondos buitres.
Una consecuencia inmediata para educación y salud es que a las provincias endeudadas en dólares, la devaluación les aumenta su deuda y sus déficits y las lleva a un fuerte ajuste sobre sus cuentas públicas. En definitiva la lucha de los docentes es parte de una pelea más integral en la que se juega si son los docentes junto al pueblo trabajador quienes van a pagar los costos de la crisis que generan los de arriba.
La paritaria docente y la inversión educativa desigual
La escalada inflacionaria ya produjo una caída en picada de salarios y jubilaciones. Es el resultado buscado por este plan. El “aumento de la productividad” del que hablan gobierno y empresarios pasa por la rebaja del salario para aumentar sus ganancias. En ese caso, para que las cuentas públicas le permitan al Estado patrón, pagar subsidios a las empresas y pagar a los acreedores externos.
Por eso son inaceptables las propuestas salariales hechas a nivel nacional y provincial en las paritarias. Y también es inaceptable el pedido del 35% de aumento hecho por la dirección del Suteba. Esa cifra no responde a las necesidades reales que tienen los trabajadores de la educación. No sólo no corresponden a un “aumento” salarial, tampoco corresponden a una recomposición, porque queda por debajo de la inflación acumulada entre el año pasado y estos meses devaluados.
En este marco está claro para todos que la paritaria docente se transforma en un caso testigo. Los gobiernos nacional y provinciales desarrollan aquí una política rígida: que los aumentos no superen el 25%. El argumento es el de siempre, no hay plata. Sabemos que no es verdad, la realidad es que la paritaria docente tiene que ser testigo para todas las demás, la del resto de los trabajadores que pronto empezarán con las negociaciones.
Por eso el 30,9 anunciado por los ministros del gobierno de Daniel Scioli es una gran mentira. Ese porcentaje lo es sólo para una minoría de maestros que cobran el salario inicial (y encima será para setiembre). Para el resto el aumento promediaba el 22%. Todo dicho.
*Secretario General de SUTEBA Bahía Blanca
La marcha de las antorchas en defensa de la educación, la salud y la justicia, se realizó el 13 de marzo pasado en la ciudad de Bahía Blanca donde se movilizaron miles de trabajadores de dichos sectores.