La falta de comprensión de una situación histórica y de encontrar una solución desde la política, tiene consecuencias que no entran en los titulares. Alrededor de la Franja de Gaza hay vidas que se sostienen en constante peligro. Las voces desde el territorio para que cese la masacre.
Por Sonia Izquierdo | Foto: internet
Las mexicanas Priscila Naftali y Laura Chezes residen en Israel. En entrevista con Marcha Noticias, narraron cómo viven los lanzamientos de cohetes en el conflicto que escaló drásticamente, provocando casi 200 muertes y centenares de heridos en la última semana.
Laura Chezes, quien está a dos kilómetros de la Franja de Gaza, narra los momentos de angustia que ha vivido con su familia, pues está en una zona de riesgo por la cercanía con el epicentro, desde donde salen los misiles y cohetes. “Desafortunadamente, estamos viviendo una situación muy tensa. Imagínate, cada 10 minutos, no sabes si meterte a bañar o no, porque suena la sirena a mitad del baño y tienes que salir y correr, está difícil”, apuntó.
Para Priscila Naftali fue muy raro el escuchar las sirenas, al principio, no entendía lo que pasaba ya que ella vive en Herzliya (en la zona centro). “Aquí donde yo vivo no se escuchan sirenas normalmente, es muy difícil que lleguen los cohetes hasta acá; cuando tiran misiles es en la frontera, cerca de Gaza; ellos están muy acostumbrados”.
“Todo fue el 11 de mayo, como a las 8:45 horas. Estaba regresando del trabajo, venía manejando y la gente me empezó a gritar: ‘¡salte!, salte!’. Y yo no entendía lo que me estaban diciendo. Abro la ventana y me dijeron ‘¡salte de tu auto!, ¡corre!’. Medio estacioné mi coche, levanté la cabeza y había cohetes frente a nosotros”, narró la joven, quien desde hace casi siete años reside en Israel.
Laura Chezes vive en un kibutz, que es una colonia agrícola en Nir Itzjak, cerca de la Franja de Gaza, donde el sonido de la alarma es constante y por ello deben de resguardarse.
Al momento de hablar con Marcha Noticias, sonó la alarma. Laura Chezes aseguró que era la cuarta del día y que solo cuenta con quince segundos para moverse dentro de su misma casa, al “cuarto de seguridad”. Para ella y su familia el sonido de sirenas ya es común y ésta puede llegar a sonar hasta 10 veces. “Es una experiencia muy difícil y dura, tanto para un lado como para otro. Lo que estamos viviendo es la realidad de un grupo de terroristas que no tiene escrúpulos y que agarran a la gente civil y, sobre todo a los niños, a quienes usan de escudos a cambio de comida”.
Priscila, a diferencia de Laura, tiene que bajar varios pisos para resguardarse en la “habitación antibombas” o “domo de hierro”, ya que vive en un edificio y, al escuchar las sirenas –relata– solo tiene un minuto o dos para refugiarse. Priscila describe que, el pasado 11 de mayo, cuando escuchó la alarma y no estaba en casa, se ocultó en uno de los refugios conocidos como “sinagogas”, donde la gente se protege de los cohetes que en su mayoría son interceptados en el aire.
A diferencia de la guerra de 2014, el sonido de las sirenas antiaéreas y las explosiones llegó hasta Tel Aviv y a otras ciudades, como Herzliya, en donde vive Priscila.
En 2018, la Organización de las Naciones Unidas aprobó, por amplia mayoría, un documento en el que reconoce el exceso de fuerza por parte del Estado israelí, y le exige que “se abstenga de esas acciones”, una resolución que condena las acciones de Israel en la Franja de Gaza. El documento había sido votado por 120 países, mientras que ocho se pronunciaron en contra y 45 Estados se abstuvieron.
Laura Chezes, quien lleva más de 40 años viviendo en Israel, considera que este conflicto “está igual de tenso que en el 2014”. “En las ciudades que son mixtas, es decir, donde viven árabes y judíos en las mismas calles, han quemado, amenazado, han destruido. Es como si estuvieras en la jungla, espantoso”, explicó.
La inestabilidad en Jerusalén se extendió a todo Israel, con un auge de violencia entre las comunidades. Para ambas mexicanas, su vida laboral, por ahora, está frenada debido a los ataques, ya que deben de resguardarse de los cohetes y misiles que no cesan.
Sobre el conflicto, Priscila Naftali aclara que “Lo único que queremos es paz, entiendo el dolor de la gente de Palestina”, asegura. Por su parte, Laura Chezes considera que este conflicto tendrá un fin, aunque, por ahora, no se ve una solución.