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    Sin categoría

    El carnaval independiente

    23 febrero, 20126 Mins Read
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    murgas independientes

    Por Ulises Bosia. Sábado de carnaval. Bombos y platillos, voces de protesta y de reencuentro a la luz de las estrellas. El barrio respira en su ambiente natural: las veredas y las calles donde se comparte la vida. Marcha fue a Floresta a participar de un corso independiente.

    En el barrio porteño de Floresta, donde se encuentran las avenidas Gaona y Juan B. Justo, ya desde lejos se siente en el aire el olor a choripán y se escucha la música de fiesta. El corso organizado por Quiero vale murga, “la murga del Corralón”, nos permite conocer la experiencia de las murgas independientes, autogestivas y a pulmón.

    Marcha pudo conversar con Maribel, una de las fundadoras. “A mí me gusta todo el género de la murga, pero hay dos maneras de hacer murga diferentes en cuanto a lo social. Una es a través del circuito que existe en Capital. Las murgas se anotan en la Comisión de Carnaval, que depende del gobierno, donde participan de una competencia. Van a distintos corsos que les dan y en algunos tienen jurado. Al final de los carnavales sacan un puntaje final y con respecto a eso obtienen un subsidio que les da el gobierno para las cosas de la murga, en algunos casos, y en otros para el bolsillo del director. Hay algunas muy lindas en el circuito de todas maneras.” Según la página oficial del Gobierno de la Ciudad, cuyos datos curiosamente no están actualizados desde 2007, ese año participaron 107 agrupaciones culturales de más de 30 corsos. Todo un número. Saavedra, Mataderos, Villa Urquiza, Belgrano, Boedo, Almagro, Villa Crespo, Paternal, Lugano, Floresta y otros barrios organizan corsos que año tras año aumentan en cantidad y en calidad.

    “Después está la murga independiente, que no compite por nada, que es autogestiva, se banca sola haciendo movidas, festivales, fiestas, poniendo todo del bolsillo, todo a pulmón, luchando y laburando dentro del barrio, que es lo que nos gusta. Poder comprometernos con las necesidades del barrio”, comenta Maribel.

    Entre las murgas independientes se enrola Quiero vale murga, que ensaya en El Corralón de Floresta, un espacio gestionado por los vecinos con una larga historia que Maribel cuenta a Marcha. “En la época de la dictadura desaparecieron tres sindicalistas barrenderos de El Corralón, aunque en sí no era un centro de tortura. Más adelante lo usaba una empresa de residuos, pero en el 2001, tras muchas quejas los vecinos lograron que el Centro de Gestión y Participación (CGP) les cediera el uso del lugar por tiempo indefinido. Lo primero que hicieron fue un monumento en la plaza de la esquina a los tres pibes asesinados en la estación de servicio en diciembre de 2001 y más adelante la asamblea de vecinos abrió el lugar a actividades culturales. Dentro de los 14 talleres que se hacen está el de nuestra murga.”

    “Hacemos muchos festivales dentro del Corralón, pero nos parece que para el carnaval hay que recuperar lo que es la calle, la fiesta popular”, afirma orgullosa Maribel. Por eso organizan por segunda vez este corso, que por ahora es chico pero que ya cuenta con una participación mayor que la del año anterior.

    En la Ciudad de Buenos Aires son sólo cinco las murgas independientes, las demás pertenecen al circuito. Pero en provincia de Buenos Aires, donde no existe nada parecido a un circuito oficial, la gran mayoría son independientes, muy pocas dependen de algún municipio. “A las murgas independientes nos cuesta bastante porque no nos dan permiso de corte de calle ni tenemos recursos, pero a nosotros nos encanta. Aunque haya vuelto el feriado de carnaval no tenemos demasiadas facilidades. El feriado está bueno para que la gente tome conciencia del carnaval, para que salga de nuevo a la calle, para que lo disfrute, pero a las murgas no nos trajo mucho más que alegría. ”

    Cuando festejar el carnaval es un delito

    En el corso de Floresta conocimos a Los Firuletes de Pompeya, otra murga independiente del partido de Merlo. Ellos testimonian otra faceta del carnaval. “En provincia no hay una reglamentación para proteger lo que es el espectáculo de murga. El único municipio que declaró a la murga de interés cultural es el de Morón”, nos comenta Daniel, uno de los murgueros más antiguos del grupo. Rodrigo, con unas rastas que transmiten su juventud, relata a Marcha que “en Merlo lo que pasó es que desde el límite con el partido de Moreno que es Río Reconquista, adonde no van las ambulancias, hasta Mariano Acosta en la otra punta, fueron a cortar el corso, mandaron a desalojar incluso con gases lacrimógenos. El municipio tiene su propio corso y prohibió todos los otros corsos independientes”. “Tampoco nos permiten ensayar en las plazas. Nosotros somos artistas callejeros, no podemos no tener ensayos. Si no quieren que estemos en las plazas, por lo menos que nos brinden un espacio para ensayar”, agrega Alejandra.

    El caso de ella llega al paroxismo cuando nos cuenta que está procesada. “Me acusan de vender papas fritas y juguetes luminosos. Me llevaron a declarar, me quieren presionar para que me haga cargo. Pero yo sólo dije la verdad, que el corso lo organizaron las mamás con los chicos. Yo lo único que hice fue apoyar y de repente dar algún consejo con la poca experiencia que tengo”. Alejandra comenta a Marcha que “esta es una murga que funciona hace diez años pero sin director ni directora. Lo que decide la mayoría es lo que se hace”. Con total inocencia afirma que “si tuviera que pagar una multa dentro de mi alcance, si tengo que sacar de mi bolsillo, la pagaría, pero me están queriendo cobrar once mil pesos. Inclusive me dijeron que puedo ir presa”. Según Federico, es una locura: “Ellos tendrían que estar facilitando los corsos, sobre todo a alguien que está haciendo algo hace años. Estamos tratando de mejorar las cosas, porque estamos en carnaval y porque hay un gobierno que ha apoyado esta movida, pero parece que Merlo va a contramano”.

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