Por Santiago Mayor. Segunda entrega del análisis sobre Los Simpson y el lugar de resistencia cultural que ocuparon durante la década del ’90. Un repaso por el papel que cumplió en este sentido el lenguaje, las palabras y conceptos utilizados en la serie, así como la caracterización y el rol de los personajes que componen la familia Simpson.
“Existe la verdad 🙂 y la verdad 🙁”
A principios de los noventa Los Simpson mantuvieron, en el plano discursivo, ciertas palabras y conceptos que intentaron ser borrados de la historia por el triunfo del capitalismo a nivel mundial que buscaba reforzar su hegemonía y eliminar del imaginario colectivo cualquier horizonte alternativo. La serie va a romper con este esquema de manera sutil, pero permanente (en el prime time de la FOX, no lo olvidemos en ningún momento).
Algunos ejemplos: En un capítulo Otto, el chofer del autobús escolar, llega a recoger a los chicos y los llama “burguesitos” (Homer’s Odyssey – 1º temporada). En otro episodio cuando el Señor Burns ve entrar a sus obreros, todos en camisa blanca y Homero con camisa rosa pregunta “¿Quién es ese anarquista?” (Stark Raving Dad – 3º temporada). Todavía en la Temporada Once (Last Tap Dance in Springfield) la maestra de tap de Lisa le explica que ella no puede participar de la función porque no es buena bailando y para justificarse pregunta a los presentes cómo se llama dar a todos el mismo papel cuando no son iguales y los niños responden a coro “¡Comunismo!”. Finalmente en el capítulo 6 de la primera temporada (Moaning Lisa) Bart escribe en el pizarrón durante la presentación del programa “No instigaré a la revolución”.
Esto será sistemático en la serie a lo largo de todos los años ’90. Sobre todo las palabras y referencias al “comunismo” serán repetidas y utilizadas como recurso en el guión varias veces.
En un capítulo de la sexta temporada (Homer The Great) homero quiere entrar a la secta Los Magios. Una de las formas de hacerlo es siendo hijo de un miembro. Es así como el abuelo informa que el es Magio y busca su carnet en la billetera, entre ellos encuentra también el de miembro del Partido Comunista. Homero toma el de Los Magios y velozmente regresa para decir “me llevo el de comunista también”. En la novena temporada (Simpson Tide) Homero por error conduce un submarino nuclear a aguas rusas y es acusado de comunista. Ante esto el abuelo Simpson dice: “Mi hijo no es un comunista. Puede que sea un mentiroso, un cerdo, un idiota, un comunista; ¡pero nunca una estrella de porno!”. En ese mismo episodio la Unión Soviética reaparece y se observan escenas dónde por ejemplo hay un desfile de carrozas en Moscú que se detienen y de adentro salen tanques de guerra, en Berlín vuelve a aparecer el muro y Lenin se levanta de su mausoleo diciendo “muera el capitalismo”.
Este tipo de ejemplos, de los cuales se pueden dar muchos más, muestran que Los Simpson mantuvieron presente, con la ironía que los caracteriza, términos y conceptos supuestamente anquilosados, fuera de época, que no volvieron a tomar relevancia mundial hasta la irrupción de la revolución bolivariana y el planteo del “Socialismo del siglo XXI”.
“Oh Marge, mi fiel esposa; y Lisa, mi pequeña princesa; y como olvidarme del niño rata”
Es obvio pero necesario decir que en Los Simpson podemos ver el estereotipo de la familia media norteamericana: patriarcal, creyente y que busca ser funcional. Sin embargo, lejos está de ser el tipo ideal de familia de los suburbios.
Homero, el padre y sostén de la familia (y figura principal de la serie) es un ser desconsiderado e irresponsable. Sin embargo esas falencias lo convierten en un ganador que provoca odio en otros personajes. En el capítulo 23 de la octava temporada (Homer’s Enemy) se ejemplifica perfectamente este punto. Vemos como Frank Grimes, un hombre que trabajó desde joven y enfrentó una dura vida personal llega a tener un empleo digno en la planta nuclear. Sin embargo Grimes ve que Homero, su opuesto, tiene una bella familia, una linda casa y que a pesar de su torpeza triunfa en la vida. El desenlace del capítulo concluye con la muerte de Grimes al entrar en un ataque de locura y electrocutarse intentando “ser como Homero”. Desmitificando por completo la visión del “self made man” norteamericano, Homero es el anti-héroe de este modelo.
Marge es la madre sumisa y que busca conservar la estabilidad y tradición familiar. Sin embargo en el capítulo 10 de la quinta temporada ($pringfield, Or How I Learned to Stop Worrying and Love Legalized Gambling) en el que se construye un casino en Springfield demuestra ser adicta al juego generando muchos problemas familiares. También ha intentado conseguir diversos trabajos como vendedora de casas (Realty Bites – 9º temporada), de pretzels (The Twisted World of Marge Simpson – 8º temporada) o policía (The Springfield Connection – 6º temporada) pero siempre pierde el trabajo por su honestidad. Una vez más Los Simpson nos demuestran que “las buenas costumbres” de la casa llevadas al mundo real, violento, competitivo y corrupto, no sirven.
Lisa es quizás el personaje en el que con mayor facilidad se encuentra una postura crítica. Liberal, artista, inteligente, incomprendida. Sus intervenciones son siempre las más “políticamente correctas”. En el capítulo 13 de la séptima temporada (Two Bad Neighbors) en el que George Bush padre se muda frente a la casa de Los Simpson, Lisa aclara que ella nunca hubiera votado por él. En el capítulo mencionado más arriba en el que Marge es policía, Lisa le dice: “Mamá se que tu intención es buena pero la policía es una fuerza que mantiene el status quo de la elite acomodada, ¿No deberíamos atacar las raíces de los problemas sociales en vez de atestar las prisiones del país?”.
Pequeñas frases y acciones ubican a este personaje en el rol del intelectual crítico del que, a su vez, también se burla la serie. El ejemplo más claro de esto se da en el capítulo 22 de la décima temporada (They Saved Lisa’s Brain) donde Lisa pasa a formar parte de la sede de Mensa -una asociación de superdotados- en Springfield. Por una denuncia de corrupción el Alcalde abandona su cargo y este grupo pasa a gobernar la ciudad. Los egos y las disputas internas hacen fracasar el proyecto y una rebelión de los “tontos” ciudadanos de Springfield, enojados con las nuevas leyes, acaba con la utopía intelectual.
Finalmente llegamos a Bart, el hijo varón rebelde y travieso. Con algunas similitudes con su padre (Bart era originalmente la figura central de la serie y luego fue siendo desplazado) también es ese inadaptado social que se sale con la suya. Tiene un permanente desprecio y enfrentamiento con la autoridad. Desobedeciendo sistemáticamente a sus padres como se puede ver en varios capítulos. También muestra su rebeldía en la escuela siendo el peor estudiante y enfrentado a su maestra y al director. Por último, en dos capítulos en particular, Bart, el niño problemático, se muestra como un líder que se rebela y lucha contra la injusticia: Cuando organiza un ejército para enfrentar a Nelson, el matón de la escuela (Bart The General – 1º temporada) y cuando lidera una rebelión para tomar el poder del Campamento Krusty ante el maltrato que sufrían él y sus compañeros (Kamp Krusty – 4º temporada).
Hasta acá algunos puntos importantes de porque Los Simpson desestructuraron un modo (único) de ver el mundo. En el próximo artículo se verá el papel de otros personajes y las historias que los rodean. Como algunos fragmentos y capítulos de la serie se dedicaron a la parodia de la política, el trabajo y el lugar que cumplieron en esta resistencia al neoliberalismo.
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