Después del triunfo ante Bolivia en la tan temida “altura”, el cronista se anima a una propuesta osada: que Messi deje de ser el protagonista de la película llamada “Selección Argentina”. Equipo hay, y muchos pibes que la están rompiendo. Atrévase a soñar.
Por Gabriel Casas
Hay una idea nueva que puede sonar descabellada, pero quizás sea el momento de probarla en la Selección Argentina. Un equipo con Messi como actor de reparto, pero como si siguiera siendo el principal de la película. ¿Cuántos actores y actrices en la historia del cine superaron con su actuación de reparto al protagonista? Muchas y muchos. Ya perdí la cuenta. Incluso, en Hollywood, al/la co-protagonista suelen nominarlo/a al Oscar como mejor actor o actriz a ambos/as.
Bueno, entonces, la idea sería que Messi apareciera menos en acción, pero en los momentos claves de los partidos. Total, se llevará siempre todas las miradas y las preocupaciones de los rivales o espectadores. Que el guión sea diferente al de los últimos años de la Selección, donde desfilaron entrenadores que no le pudieron encontrar la vuelta a la comunicación entre Messi y sus compañeros de reparto. Se refería, la crítica especializada (es una forma de decir), a “los amigos de Messi”. Como el scketh de Capussotto llamado “cuatro gordos hablando de fútbol”.
Así que Messi no debería ser Al Pacino, Robert De Niro o Jack Nicholson. Digamos que puede ser un Joe Pesci en las películas sobre la mafia. O sea, armar un equipo que intente jugar bien al fútbol, sin tener a Messi siempre como la opción del primer pase si hay un compañero mejor ubicado. Que sus compañeros no tengan un ojo sobre él y el otro en el resto. Que sean inteligentes y que no le rindan pleitesía en forma de pases. Que aprovechen la doble o hasta a veces triple marca que genera Messi para los rivales y sus entrenadores. Y que se lancen al vacío a darles ellos opciones de pases. Que jueguen con el engaño, algo fundamental en el fútbol. Que se piense que Paredes (por ser el que suele iniciar el circuito de juego ofensivo desde su puesto de volante central) lo va asistir a Messi, pero que haga la gran Ronaldinho. La mirada para un lado, el pase para el opuesto. Paredes tiene las condiciones para ese pase profundo que rompe defensas como un cuchillo. También lo posee Lo Celso. Entonces, en el casting de la película juntemos a los mejores que puedan acompañarlo, pero también hacerse cargo de finalizar escenas. Como el pibe Palacios. Que volvió a ser ante Bolivia ese proyecto de cosa seria que ya le veíamos en River. Se lanza al espacio vacío, es el compañero de todos a la hora de asociarse en los pases, sabe con la pelota y no sufre de miedo escénico. Y calmar, en el mismo casting, las revoluciones de Ocampos y Lautaro Martínez. Son fundamentales para que Messi pueda dejarlos de cara al gol. Tienen que bajar un cambio. Sus juventudes y sus potencias los traicionan un poco. No son como esos caballos que se vuelven potros sin galopar. Ellos galopean, a veces sin elegir el momento exacto y por eso mismo se desgastan más que los demás.
Esta película tiene un actor secundario clave: Martínez Quartas. Como diría Menotti, un pichón de crack o de Passarella. Juega con la camiseta de la Selección como con la de su barrio. Tiene una categoría bárbara. Tiene juego aéreo. Sabe achicar y anticipar o esperar al rival y es muy difícil pasarlo en el mano a mano. Desde él, tiene que formarse una defensa sólida. Que se asiente Montiel y Tagliafico vuelva a ser el del Mundial de Rusia. En este filme no hay lugar en el rodaje para el actual Otamendi. Si bien mantiene su personalidad, perdió timming, confianza, seguridad en los pases y ya no es un pibe. En el cast para ese lugar debería ser elegido Foyth. Y también dejar al arquero Armani para otra película. Los otros dos arqueros del plantel, Andrada y Damián Martínez, tienen un presente muy superior al lungo de River.
Bueno, volvamos al engaño. Messi de actor de reparto, pero protagonista. Como esas series de Netflix que empiezan para un lado y terminan totalmente para otro. Y porque es sabido que en los últimos veinte metros del rodaje, Messi se va a “comer” la película. Y agradecerá al director Scaloni, a los productores Aimar, Ayala y Samuel, a sus compañeros a que no lo endiosen más. Es un mortal. O un mortal kombat. Siempre será el as de espadas. Pero como en el truco, hay que saber usarlo en el momento adecuado. Y quizás este nuevo filme tenga una gran proyección en el festival de Qatar 2022.