El pasado sábado 18 de febrero falleció Amalia Lacroze de Fortabat. Se fue una de las mujeres más ricas y poderosas de Argentina que supo acrecentar su fortuna cultivando una buena relación con diversos gobiernos, incluyendo la última dictadura militar.
Nacida el 15 de agosto de 1921 en una familia aristocrática de Buenos Aires, María Amalia Sara Lacroze Reyes Oribe (ese era su nombre completo de soltera) vivió sus primeros años en París ya que su familia se mudó allí al año de su nacimiento. A los 19 años volvió a la Argentina y a los 21 se casó con Hernán de Lafuente con quién tendría su única hija.
En 1947, luego de divorciarse de su primer esposo, se casa en Uruguay con el fundador y presidente de la empresa cementera Loma Negra, Alfredo Fortabat quién era 27 años mayor que ella. Luego de casi 30 años de matrimonio, Alfredo Fortabat fallece en 1976 y Amalita hereda toda la fortuna de su marido. Si bien existen algunas dudas sobre el testamento (que tardó varios días en aparecer) Amalia Lacroze no dio tiempo a disipar las sospechas y a los tres días de la desaparición física de Fortabat se hizo cargo de la principal empresa de su marido: Loma Negra. “Yo trabajé con mi marido, pero muy poco. Cuándo él se fue, a mí se me cayó todo encima. Así que me puse a trabajar como si entendiera de todo. Y al final entendí. Entendí muy bien.” declaró en una entrevista hace algunos años. A partir de entonces empezó la maratónica carrera empresarial que llevó a Amalita ha ser una de las mujeres más ricas de la Argentina y el mundo.
En los primeros años al frente de Loma Negra obtuvo la concesión para suministrar el cemento de las grandes obras que encaró la dictadura de Jorge Rafael Videla. La construcción de las autopistas de la ciudad de Buenos Aires y la remodelación de los estadios para el Mundial de fútbol de 1978. En 1980, el entonces ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz decretó un aumento del 20% en el precio del cemento favoreciendo a la empresa de Fortabat. Finalmente en 1982, cuando la dictadura decide a instancias de Domingo Cavallo estatizar la deuda privada, Loma Negra se ve nuevamente favorecida. Para cuando se recuperó la democracia en nuestro país, Amalita había triplicado la fortuna de su patrimonio en relación a 1975.
Sin embargo, el cambio de gobierno no significó un problema. Bajo el gobierno de Raúl Alfonsín durante la década del ’80 Loma Negra fue la proveedora exclusiva para la construcción de las represas de El Chocón, Dique Arroyito, Casa de Piedra, Yacyretá y Salto Grande. Hacía fines de la década y al acercarse las elecciones de 1989 Amalita decide apoyar económicamente la campaña de Carlos Menem. Esto le traería réditos en los años posteriores.
Durante el gobierno menemista Fortabat fue nombrada “embajadora itinerante” y presidenta de la Fundación Nacional de Artes en 1992. Sospechosamente no tuvo una participación destacada en las privatizaciones llevadas a cabo durante esa década. Solo obtuvo la concesión del ferrocarril de carga Ferrosur de la línea Roca y de EDEA, distribuidora de electricidad de la provincia de Buenos Aires.
Por esos años, dónde tuvo alguna disputa (más mediática que real) con Hernestina Herrera de Noble, decidió incursionar en el negocio de los medios de comunicación. Invirtió dinero en el diario La Prensa, Radio El Mundo y FM Horizonte. Sin embargo al poco tiempo abandonó todos estos proyectos.
Durante su vida también se dedicó a la filantropía, siendo la fundación que lleva su nombre (fundada en 1976) la más importante de sus iniciativas en este sentido. El fin principal de la fundación es “promulgar, incursionar y realizar todo tipo de iniciativas u obras de carácter educacional, cultural, artístico, benéfico, social, deportivo y filantrópico, y todo aquello que beneficie directamente al bien público y a la promoción de la investigación científica”. A su vez fue fundadora de la Fundación Teatro Colón, presidenta honoraria de la Fundación del Teatro Municipal General San Martín, miembro del Directorio del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, benefactora del Museo Nacional de Bellas Artes, del Museo Nacional de Arte Decorativo, del Mozarteum Argentino y del Museo de Arte Moderno. También presidió durante varios años la Fundación de la Policía Federal Argentina.
Para el cambio de siglo la situación de Amalita cambió. Aquejada por problemas de salud, principalmente en su cadera luego de golpearse en 1999, y a causa de varias deudas que tenían sus empresas, en 2000 delegó la mayoría de sus funciones en Alejandro Bengolea, su nieto. Sin embargo, incapaz de sanear las cuentas, este abandonó el cargo en 2002.
En 2005, mientras Loma Negra enfrentaba una sanción del Estado nacional por realizar acuerdos de precios y “cartelización” en la producción de cemento, Amalita decide vender la empresa. El grupo brasileño Camargo Correa fue el comprador “por 1025 millones de dólares, monto que incluía también la deuda del grupo y sus subsidiarias calculada en 200 millones de dólares. Así, el grupo brasileño pasó a controlar las nueve unidades fabriles que la empresa poseía en territorio argentino (Sierras Bayas, Olavarría, Backer, San Juan, Zapala, El Alto, Ramallo, LomaSer y L’Amali), además de seis plantas de hormigón y la filial de la compañía en Montevideo. Dentro del paquete de compra de Loma Negra, la compañía brasileña también obtuvo la concesión del ferrocarril de carga Ferrotur de la línea Roca” según afirmó Tomás Lukin en el diario Página 12.
Los últimos años de su vida Amalita Lacroze de Fortabat se dedicó a su fundación y a la creación del Museo Fortabat en Puerto Madero dónde expuso gran parte de su colección artística.
Reconocida en el ámbito empresarial argentino, su fortuna se apoyó en los negocios agropecuarios, ya que contó con al menos 200 mil hectáreas en cinco provincias argentinas y con negocios financieros en el exterior en base a los 1.000 millones de dólares que obtuvo de la venta de la cementera. Se calcula que su fortuna fue de 1.800 millones de dólares, lo cual la mantuvo largamente como la mujer más rica del país.
Para ver lo que representó Amalita alcanza con ver quiénes la despidieron. A su entierro fueron, entre otros, el jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el intendente de Vicente López, Jorge Macri; el empresario Carlos Bulgheroni; el presidente, empresarios y directivos del Museo Fortabat. Además distintas instituciones, como la Policía Federal, la Prefectura Naval, la Liga Naval, junto con la empresa Loma Negra y la señora Ernestina Herrera de Noble enviaron coronas de flores.
El pasado sábado se fue un ícono del empresariado argentino. Hizo grandes negocios con la dictadura y los gobiernos posteriores, cuándo le convino no tuvo problema en vender su empresa a una firma extranjera y murió cómodamente en su millonario piso de Avenida Libertador al 2900.