La noticia del hallazgo del nuevo centro clandestino de detención ubicado en Floresta, y a metros del ya reconocido Ex CCDyT Automotores Orletti, suma una pieza más al rompecabezas para conocer la verdad sobre la maquinaria terrorista montada por el Estado argentino durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar. Marcha Noticias dialogó con el abogado y periodista Pablo Llonto, querellante en la causa, sobre la importancia de la reconstrucción colectiva a partir de los testimonios.
Por Luz Ailín Báez | Foto de Daniel Hermo
-¿Cómo se siente usted, como abogado y miembro activo en el esclarecimiento de distintas causas de lesa humanidad, con este suceso en medio de la cuarentena?
-Nos puso muy bien la noticia porque de alguna manera, si bien esta palabra nos cuesta pronunciarla… decir “nos alegró” o “nos da alegría” en el marco de situaciones de horror y de dolor para las familias es difícil pero bueno, es una alegría la búsqueda de justicia y poder ir encontrando nuevas piezas que permitan llegar a la verdad. Bacacay es una de ellas.
Rearmar el rompecabezas
Hace muchos años, el teniente coronel Juan Ramón Nieto Moreno, ex jefe de contrainteligencia de la SIDE, contó en un sumario interno que en marzo de 1976 constituyó la base OT 18 por orden de Otto Paladino. La base OT 18 era Bacacay. Asimismo, un documento desclasificado de los EE.UU. que había sido entregado a la Argentina en 2019 brindó la certeza de que en la calle Bacacay al 3500 (en el informe desclasificado hablaban de la calle Bacabay, acota Llonto) había una base operativa de la SIDE que formaba parte del aparato represivo de la dictadura. Un lugar al que seguramente llevaban personas para torturar y obtener información y matarlas o luego largarlas.
“De todas maneras, faltaba saber si había víctimas sobrevivientes que pudieran hablar de ese centro clandestino”, expresó Llonto. “Durante estas semanas en cuarentena, en conjunto con el juzgado federal que encabeza Daniel Rafecas, se ubicó a estos testigos sobrevivientes para tomarles declaración. Y se corroboró que ese era el lugar. La declaraciones coinciden con una serie de características de la casa y, además, pudieron ser corroboradas con las fotografías que se tomaron y con la descripción del lugar que hizo María Esther Poggi, quien compró esta casa en 1977 y le hizo reformas”.
Según declaraciones anteriores en la causa, Poggi y su esposo encontraron en el sótano zapatos que llamaron su atención. Los dos testimonios que terminaron de brindar la información necesaria para establecer definitivamente a Bacacay como centro clandestino fueron los de Ana Jaroslavsky -actualmente residiendo en París- y Ema Lobouzec, que vive en Buenos Aires. Ambas sobrevivientes declararon la semana pasada por videoconferencia y aportaron los datos para el reconocimiento del lugar.
“Ambas dijeron que precisamente era un lugar que estaba cerca de un tren que pasaba a cada rato, que ellas escuchaban. Que tenía cocina, baño, sótano, patio y que el baño había sido un lugar de tortura. La coincidencia en todo esto y la orientación de los testigos, sumado a la cercanía con el centro de exterminio Orletti le permitió al juez llegar a la conclusión de que ese era efectivamente el domicilio del centro clandestino y decidió tomar la medida de ‘no innovar’, es decir, prohibir que se realicen modificaciones en la arquitectura del predio y preservarlo”.
Repercusiones del hallazgo
Llonto contó que a partir del jueves 2 de julio -día en que la noticia empezó a circular- otros sobrevivientes empezaron a preguntar acerca de la posibilidad de que Bacacay fuera el lugar donde ellos podrían haber estado detenidos. “Hay una persona, una sobreviviente mujer, que ha manifestado que, por todo lo que se ha hablado y las fotos que ha visto, le parece que es el lugar a donde la llevaron”, subrayó. Esta persona con identidad reservada declarará en los próximos días.
-No se descarta que el lugar haya servido para las operaciones del Plan Cóndor…
-Ninguna de estas sobrevivientes podría encuadrar su caso en el Plan Cóndor porque eso se visualiza bien cuando hay secuestrados de otros países, sobre todo de países limítrofes como Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia. Pero el grupo operativo que estaba en este lugar pertenecía a la SIDE que actuó en Orletti, que estaba ahí a pocos metros. Orletti es un lugar que se especializó en la represión a los militantes políticos latinoamericanos en el marco del llamado Plan Cóndor. No sería para nada descartable la hipótesis de que también en Bacacay aparezcan sobrevivientes de otros países que puedan reconocer este lugar.
Por supuesto, no es nada fácil conseguir sobrevivientes. Ya a esta altura creemos que la mayoría de los sobrevivientes ha declarado. De todas maneras, todos los años se siguen presentando personas que dicen “yo nunca hablé”, “llevo cuarenta años guardándome este dolor pero estoy en la última etapa de mi vida”, “mis hijos y mis nietos me han convencido de que declare”. Y ocurre esto: sale la noticia y se prende la conciencia y por lo tanto esas personas finalmente aceptan venir a declarar.
Toda difusión que se haga de esto viene muy bien porque lo que necesitamos es que la gente hable. Y para que la gente hable, primero tiene que tener conocimiento de que su aporte sirve. Aunque sea pequeño, porque las testigos no te dicen “la casa era exactamente así”, sino los lugares que se acuerdan, si el piso era de madera o no porque lo escuchaban, estaban vendadas gran parte del día… si la puerta que sonaba era de metal, si tenía cadenas. Los sonidos y los sentidos que remueven los recuerdos para identificar un lugar.
-En el marco de los juicios de lesa humanidad que han proseguido durante este Aislamiento Social Preventivo Obligatorio, venimos de escuchar las declaraciones de Stella Segado en el juicio por la Contraofensiva montonera, historias que muestran la arquitectura de la inteligencia detrás del Terror planificado. Ahora tenemos este nuevo centro de detención clandestino por el cual posiblemente hayan pasado víctimas del primer año del Golpe de Estado. ¿Qué representa puntualmente este hallazgo para usted?
-La Secretaría de Inteligencia del Estado es uno de los sectores de la represión con el que hay mucho para trabajar todavía. Sabemos algo pero no todo. Es un punto que nos pone bien, es uno de los espacios oscuros. Todo lo que es inteligencia es siempre lo más difícil. Actuaban mucho más clandestinamente y con otra identidad durante años. Se trata de un aparato que hoy se llama Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y está en la boca de todos por las noticias que están saliendo. Antes, la SIDE era esto que vemos en los medios multiplicado por cien, secuestrando y matando. Se avanzó mucho con el Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea, las policías provinciales y la Federal. Con la SIDE queda mucho trabajo por hacer y ojalá en estos meses y años se pueda meter mano ahí.
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