Como gran parte de la sociedad, las infancias en la Argentina se encuentran cumpliendo el aislamiento social, aunque de distintas maneras. Este escenario profundiza viejos problemas vinculados a las desigualdades y vulneraciones, mientras hace tambalear las certezas con que lxs adultxs intentamos proteger a lxs niñxs, y torna aún más inaudibles sus voces, sus ideas y emociones.
Por Niñez Plural (*) / Foto German Romeo Pena
La pandemia que estamos viviendo expone y recrudece serios problemas que afectan a lxs niñxs. Problemáticas que preexisten a esta situación y que difícilmente acabarán cuando la pandemia concluya. Una certeza colectiva para comenzar: lxs niñxs son parte inescindible de los procesos sociales y, por lo tanto, lxs afectan también la pandemia del Covid-19 con sus medidas como el aislamiento social preventivo y obligatorio y todo lo que implican.
Tiempos de incertidumbre para todxs
La actual situación deja en claro que no somos individuxs, únicxs, aisladxs, sino seres sociales entramados en procesos complejos que condicionan fuertemente nuestras experiencias, de distintas maneras según nuestras desiguales condiciones de vida. De esta manera, la pandemia pone en evidencia las profundas diferencias que afectan a las diversas y desiguales infancias; experiencias segmentadas según clase, género, pertenencia étnica, edad, orden de nacimiento, tipo de vivienda, barrio o comunidad, acceso a servicios, que recrudecen en este contexto.
Nos encontramos en un escenario plagado de incertidumbres. En este marco, nos inquieta la salud, la reproducción de la vida, las posibilidades de obtener lo necesario para la subsistencia; nos inquieta nuestra capacidad para seguir los protocolos de prevención o adaptarnos al cambiante contexto, de soportar las restricciones. Pero, fundamentalmente, nos inquieta el futuro, y eso pone en jaque nuestra ilusión de proteger a lxs niñxs dándoles certezas que asumimos tener en situaciones ordinarias. Así, lxs adultxs y las instituciones van oscilando entre armar para lxs niñxs una ficción para preservarlxs de lo que está ocurriendo o bien requerirles una actitud de completa comprensión y responsabilidad. Es decir, o los infantilizan tutelándolos –y contrariando sus sentires a expensas de otorgar validez a la palabra adulta– o los adultiza de golpe y desconoce sus subjetividades infantiles.
Sin menospreciar el esfuerzo y la creatividad para modificar la práctica cotidiana llevada a cabo por lxs docentes, las propuestas de educación escolar virtual operan, en muchos casos, como si nada significativo estuviera ocurriendo e incluso en ocasiones generan una demanda excesiva, tanto para lxs adultxs a cargo y lxs docentes, como para lxs niñxs. Así, se desaprovechan oportunidades de escucha y reflexión sobre sus expresiones e interpretaciones en torno a las múltiples experiencias que este desafiante contexto les presenta, como cambios en las rutinas, tiempos, espacios, interacciones e interlocutores. Oportunidades de preguntarles, escuchar, responder a sus inquietudes, todas atravesadas por sus diferentes humores y malestares. Entonces, se pierde una vez más la posibilidad de escucharlxs y conocer desde sus propias vivencias este transitar por la cuarentena. Además, estas propuestas de educación virtual no pueden llevarse a cabo cuando las familias y lxs docentes no cuentan con dispositivos electrónicos o conectividad, lo cual, sumado a los diferenciales capitales educativos de lxs padres y madres, profundiza las desigualdades ya existentes según clase social, pertenencia étnica y región del país (1).
Es importante también recordar que el lugar que lxs niñxs ocupan generalmente en nuestra sociedad es el de seres subordinados a lxs adultxs y, por lo tanto, silenciadxs y cosificados. Se trata de la persistente mirada adultocéntrica de la que siempre hablamos, y entonces no nos sorprende que en este contexto tampoco se escuchen sus voces. Por eso consideramos que deberían multiplicarse los esfuerzos para recuperarlas (2). A su vez, en este contexto pandémico, la convivencia permanente con personas adultas –atravesadas por los mandatos patriarcales y adultistas– agudiza la violencia producto de la angustia propia de la extrema incertidumbre en que se vive, que se descarga sobre mujeres, disidencias y niñxs.
En la actualidad, esto se agravó al no contar con la contención de las instituciones que lxs escuchaban y acompañaban en las condiciones de (a)normalidad anteriores al COVID-19. Es importante, entonces, señalar también la necesidad de que se difundan adecuadamente por las distintas vías de comunicación las líneas telefónicas o las formas de atención a las que les niñxs (o adultxs aliadxs) podrían acudir en auxilio, como la línea 102.
¿Qué implica cuidar?
Nos encontramos en un contexto en el que mucho se insiste en que nos cuidemos y cuidemos a lxs demás. Esto permite poner en relieve preguntas tales como quiénes son los encargados del cuidado, quiénes son los sujetos susceptibles de cuidados, cómo se configuran determinados cuidados como apropiados, qué espacios son propicios, qué políticas favorecen o efectivizan dichas acciones, es decir múltiples dimensiones que no se reducen a la incumbencia de una persona y un ámbito.
En el contexto actual, ya no podemos contar con estas redes institucionales de apoyo y el cuidado infantil queda concentrado por completo en las familias, más precisamente en las mujeres, lo cual genera tensiones cotidianas de distinto nivel de gravedad. Frente a esto, observamos a los medios de comunicación preocupados por lxs niñxs sólo en términos de su salud mental ante el encierro, tomando implícitamente como parámetro a las clases medias cuyas necesidades básicas están cubiertas y que están en condiciones de cumplir con las medidas de distanciamiento social.
Al mismo tiempo, nuestras investigaciones con sectores vulnerados vienen señalando cómo el “cuidado infantil” es muchas veces una vía para la sospecha y para (pre)juzgar a estas familias e intervenir sobre ellas. Así, la pandemia y el aislamiento social preventivo y obligatorio profundizan la discriminación hacia quienes, debido a sus dificultosas condiciones de vida, deterioradas aún más por la cuarentena, no pueden acatarla completamente. En particular quienes, como únicx referente adultx, salen a hacer compras imprescindibles y llevan a sus niñxs. Y quienes muchas veces no pueden cumplir con las recomendaciones de higiene y de aislamiento porque no acceden a viviendas adecuadas, agua potable, gas natural o leña, tanto en las villas y barrios populares de la ciudad más rica del país –que hoy aportan la mayoría de los contagios diarios– como en las comunidades originarias de diversas regiones.
Cuidarnos entre todxs implica también advertir cuándo y cómo la vulneración de derechos básicos aumenta significativamente el riesgo epidemiológico, teniendo claro que deben atenderse esos problemas de fondo más que actuar represivamente. Nos parece entonces importante advertir sobre el riesgo de que, con fines de prevención, los controles dispuestos para cumplir el aislamiento viren en violencias punitivas, dirigidas una vez más hacia los sectores ya socialmente vulnerados (3).
Un tema que nos preocupa y que debe ser resaltado es cómo, en el actual contexto de aislamiento, las organizaciones sociales que lxs acompañan en los diversos territorios no pueden sostener sus tareas cotidianas de contención, en detrimento de la garantía y cumplimiento de los derechos de cientos de miles de niñxs vulneradxs de nuestro país. Nos referimos a los distintos espacios de apoyo escolar, organizaciones sociales, comedores, centros comunitarios que con su presencia cotidiana fortalecen las trayectorias de muchxs niñxs del país.
Para terminar, consideramos crucial preguntarnos por las causas de este virus, para poder pensar en cómo cuidarnos en conjunto y evitar futuras pandemias. Hace tiempo que las organizaciones sociales indígenas y campesinas, junto con diversos especialistas, nos advierten sobre la necesidad de re-pensar el actual modelo de desarrollo económico mediante el cual, en los más variados rincones del mundo, se viene deforestando desenfrenadamente, expandiendo sin control la agricultura intensiva, la minería, el desarrollo de infraestructura y la explotación de especies silvestres.
Observamos con preocupación que algunos gobiernos estén “relajando” las medidas de protección ambiental con la excusa de superar la recesión económica generada por el COVID-19. Los desmontes que se multiplican a lo largo y ancho del país (4) evidencian la persistencia de lógicas económicas que entrañan graves “descuidos”. Distintos especialistas vienen señalando que esta pandemia, así como el SARS, la gripe aviar y la gripe porcina, se originaron en la destrucción de hábitats silvestres para plantar monocultivos a gran escala (5). El momento actual podría ser un punto de inflexión en el que aprendamos más profunda y ampliamente qué implica el cuidar. Si realmente estamos preocupadxs por la salud y por brindar un futuro digno a lxs niñxs y a todxs, es necesario poner en discusión las causas socioambientales de la pandemia y asumir los desafíos que ello implica en la agenda política.
(*) Niñez Plural es un equipo de investigación social sobre las infancias, la alteridad y la ciudadanía alojado en el Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Escribimos colectivamente estas reflexiones Andrea Szulc, Mariana García Palacios, Silvia Guemureman, Pía Leavy, Melina Varela, Santiago Morales, Laura Frasco Zuker, Paula Shabel y Camila Parodi.
- Respecto de la cuestión educativa recomendamos el comunicado “La pandemia de la educación virtual” del equipo Ubacyt dirigido por Ana Carolina Hecht, Noelia Enriz y Mariana García Palacios: https://www.facebook.com/168740503760463/posts/535431940424649/
- Ver una interesante propuesta para promover la expresión de las experiencias de lxs niñxs en https://www.facebook.com/ternurarevelde/photos/a.2287863274867321/2609780302675615/?type=3&theater
- Para ampliar sobre esta delgada línea entre cuidado y control puede consultarse http://revistaanfibia.com/ensayo/logica-policial-etica-del-cuidado/
- https://www.greenpeace.org/argentina/issues/bosques/4348/greenpeace-a-pesar-de-la-cuarentena-los-desmontes-no-se-detienen/
- https://www.theguardian.com/environment/2020/may/07/promiscuous-treatment-of-nature-will-lead-to-more-pandemics-scientists