Entre 1996 y el 2000, durante el gobierno de facto de Alberto Fujimori, más de 270 mil mujeres y 22 mil hombres fueron esterilizados. La mayoría de las víctimas fueron mujeres, campesinas, pobres e indígenas. Hoy, algunas de sus voces reclaman justicia.
Por Tadeo Bourbon
Escuché sobre las esterilizaciones forzadas por primera vez en Argentina, hace ya casi dos años. No sabía siquiera que iba a vivir en Perú, pero desde que escuché “esterilizaciones forzadas”, quedó siempre rondando en mi cabeza. ¿Cómo podía ser? ¿Quién podía proclamarse con el poder para decidir sobre el cuerpo de las mujeres? ¿Por qué alguien planificaría una campaña nacional para esterilizar a casi 300 mil personas a través de la fuerza estatal, desinformación, manipulaciones, amenazas y chantajes?
Entre 1996- 2000, durante el gobierno de facto de Fujimori, se realizó en Perú, el Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar, a través del cual 272.028 mujeres y 22.004 hombres fueron esterilizados. La mayoría de las víctimas fueron mujeres, campesinas, pobres, indígenas y en muchos casos analfabetas. Se pudo apreciar un ataque dirigido directamente contra la población más vulnerable.
A partir de mis viajes a la selva y sierra me propuse conocerlas y entrevistarlas para así recoger sus historias y testimonios que fueron silenciados por años. Desde el momento en que realicé mi primera entrevista, percibí que ansiaban ser escuchadas. Me convencí de que su voz debía ser central en el proyecto, que tenían que ser ellas las protagonistas hablando en primera persona, ya fuera a través de un audio o la transcripción de una entrevista. Los retratos en foto o video y las fotografías de sus lugares y comunidades pretender ser un puente que logre unir la fría pero necesaria estadística de los números con la identidad y realidad de las víctimas.
A través de la unión del material producido en estos viajes con la investigación y el archivo recolectado en diferentes fuentes, el proyecto pretende difundir y extender las denuncias de las víctimas a la población civil que desconoce el caso, a los medios que las ignoran y al Estado que las abandonó. Al día de hoy, hay varios grupos de mujeres que se animaron a denunciar que fueron esterilizadas forzosamente, de las cuales hay en proceso judicial 2074 denuncias, a las que están esperando sumarse cientos de denuncias más que están atoradas en la burocracia estatal y los pocos recursos.