No todo es amarillo en la provincia de Córdoba. Ante la ausencia del Estado, la violencia policial y las carencias que se evidencian amplificadas durante la pandemia, los y las vecinas y militantes del este de la provincia se organizan. Hoy, desde el pie, una crónica cordobesa.
Por Rosa Lobo y Fernando Vanoli* / Foto portada La Tinta
Somos compañeras del Frente Popular Darío Santillán organizadas en la zona este de la ciudad de Córdoba. En estos días estamos transitando una crisis general que agrava, aún más, las condiciones precarias de nuestros barrios populares.
Desde que comenzó la cuarentena se incrementó el control y el hostigamiento de las fuerzas de seguridad que siempre existió en nuestros territorios. No solo la presencia policial sino también la persecución. La sensación en el barrio, como en tanto otros, es como si estuvieran “liberados” y hasta con más poder sobre nosotres como vecines, llevándose la peor parte la juventud de nuestros barrios.
También, desde siempre, padecemos la falta de atención médica. Algunos barrios no tienen dispensarios cerca; la falta de personal o también de medicamentos hasta de los métodos anticonceptivos es una falencia que en cuarentena se percibe más. Somos conscientes que es una responsabilidad del gobierno municipal y provincial que accedamos a la salud pública. Además, se abandonaron por completo los cuidados por el dengue, nuestros barrios están rodeados por basurales y tenemos compañeres infectades, es un problema sanitario que se agrava y nos preocupa.
Desde que comenzó la cuarentena no hubo ninguna campaña en el barrio sobre el COVID-19, sobre los cuidados a tener, los síntomas, que hacer, ni siquiera carteles. El dispensario de salud dejó de atender, tampoco brindaron insumos como alcohol en gel o barbijos, agravando las situaciones ya existentes. Sin duda la situación es muy crítica.
La cuestión alimentaria para nuestras familias se complicó bastante, ya que se decidió suspender el funcionamiento del P.A.I.Cor (Programa de Asistencia Integral de Córdoba que se encarga de asegurar una ración de comida diaria en los comedores de las escuelas), que fue reemplazada con una caja que contiene 6 alimentos con los cuales pretenden cubrir estos 15 días de aislamiento. Teniendo en cuenta nuestra composición familiar y ante el aislamiento obligatorio, es imposible garantizar todas las comidas diarias. Muches hijes sostenían su comida con este programa.
Ahora se está viendo el incremento de compañeres que se acercan a los comedores del barrio a buscar comida, la mayoría son trabajadores que se ganan la plata con el día a día y hoy, la policía, no les dejan salir. Además el dispensario también dejó de entregar las tandas de leche que normalmente otorgaban.
Preocupa mucho la situación que se viene los próximos días, sabiendo que nos estamos quedando sin plata y sin las asistencias básicas. La medida de la cuarentena profundizó las desigualdades. Queda visible que les de arriba tienen los recursos para afrontarla y les de abajo quedamos en una situación de mayor marginalidad que la ya teníamos.
Por eso, desde el Frente Popular Darío Santillán llevamos adelante la campaña Cuarentena Digna porque el abandono histórico de nuestras barriadas populares se encrudece frente a las medidas de encierro.
A partir de esta crisis unificamos dos merenderos que funcionan en la misma zona, tomando todas las medidas de precaución y de cuidados con respecto al virus. Comenzamos un lunes con 30 niñes y a los dos días siguientes ya eran 100 madres o padres que venían a buscar una ración para llevar a sus casas. Día a día sigue incrementándose la cantidad. Con nuestras compañeras trabajamos algunas cuestiones de cuidados para compartir e hicimos barbijos para repartir y racionamos alcohol en gel.
El día sábado, con las madres que se acercaban decidimos organizar una olla popular porque la necesidad alimentaria es la más urgente. La situación nos indigna y entristece, sobre todo por no poder hacer más.
Sabemos que quienes estamos organizades somos quienes estamos pudiendo resolver un poco esta crisis, nos estamos ayudando a conseguir alimentos, cocinar, coser, repartir, etc. Sabemos que por precaución no podemos ser muches, así que nos rotamos.
Está siendo muy duro, sobre todo emocionalmente, pensamos que no íbamos a poder, pero sabemos que colectivamente se puede. En plena crisis general, la solidaridad y el compromiso de nuestres compañeres es un ejemplo que avanza para reconstruir nuestro proyecto de poder popular.
Asimismo, creemos que el Estado nacional accionó a tiempo con la cuarentena en relación a lo que se pudo en otros países, pero las asistencias que está otorgando son insuficientes y por única vez. Como decíamos, la mayoría vive del día a día y nada de esto alcanza, además son cuestiones que deberían estar garantizadas desde siempre. Las deficiencias del sistema de salud público, la precarización de les trabajadores de la salud, entre otras cosas, son condiciones que se encontraban previas a la pandemia y esperamos que cuando esto termine, el coronavirus no se transforme en una excusa para justificar las deficiencias estructurales.
*Militantes del Frente Popular Darío Santillán (FPDS)
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